Quejas por la acción de las cuadrillas que recuperan fachadas
La Ciudad trabaja en la pintura de frentes vandalizados; se denunciaron casos en los que, sin previo aviso, taparon piezas de arte callejero o actuaron con desprolijidad
Cuando Gabriel Caravario salió a la calle quedó pasmado: en el curso de la noche, el color de la fachada de su casa, en Iberá al 4800, Villa Urquiza, había cambiado de gris a arena. La hipótesis de una ilusión óptica fue desbaratada por el inequívoco olor a pintura fresca. Alguien, durante la madrugada del martes 5 de este mes, había pintado todo el frente de la planta baja, las rejas de las ventanas y el número de bronce con la altura. Una vecina develó una parte del misterio: había visto a dos hombres bajar de una camioneta y ejecutar el trabajo en apenas media hora. El resto del enigma se resolvió cuando Caravario publicó el episodio en las redes sociales. Entonces comprobó que había muchos casos como el suyo. Y que los pintores son enviados por el gobierno porteño para remozar las fachadas afectadas por grafitis.
En efecto, desde 2016 la Ciudad impulsa un programa para recuperar áreas vandalizadas. Y aunque el gobierno porteño afirma que antes de pintar el frente de una casa lo acuerda con el dueño, muchos vecinos reclaman que sus viviendas fueron pintadas sin consultarlos. En algunos casos, hasta cambiando el color original de las fachadas o tapando dibujos artísticos valorados por los propietarios. Además, coinciden en que los trabajos suelen ejecutarse de un modo rápido y desprolijo, dejando salpicaduras y chorreaduras.
"Lo que hace el gobierno de la ciudad es autoritario y vandálico", protestó Caravario, y se quejó de no haber sido consultado antes de pintar su frente, que exhibía un pequeño grafiti. "Sin tocar el timbre siquiera, deciden arrasar con el frente de tu casa a brochazos brutales, de madrugada, con la excusa de que allí hay un grafiti. Como si se tratara de una peste", agregó. Además, dijo que le parece más urgente pintar las escuelas y dejar que cada vecino decida qué hacer con la fachada de su casa.
Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público explicaron que si bien el mantenimiento de los frentes y persianas le corresponde al propietario, la Ciudad realiza estas acciones con el objetivo de "preservar el entorno" y lograr que la ciudad "luzca limpia". Precisaron que el procedimiento de trabajo incluye un pedido de autorización al vecino. "Si existiera algún caso en que no se haya respetado este procedimiento, se avanza con el reclamo y su restauración", afirmaron.
El abogado Daniel Butlow, del estudio Arquitectura Legal, recordó que el frente de los inmuebles es propiedad privada y que una intervención inconsulta del gobierno constituye un mecanismo abusivo y una violación que permite iniciar un reclamo judicial.
Mientras algunos vecinos consideran los grafitis como un censurable acto de vandalismo, otros los aprecian como una forma de arte callejero. De hecho, la Ciudad desató una fuerte polémica con la provocativa intervención de la centenaria fachada del Centro Cultural Recoleta, a cargo del diseñador Yaia, resuelta con la estética estridente del street art.
El frente de la casa de Christian Colonna, en Céspedes 3892, Chacarita, estaba abarrotado con todo tipo de grafitis: una calavera negra, un ojo, el símbolo de la paz, el anarquista y dos enormes e ininteligibles palabras trazadas con los crípticos signos distintivos de la caligrafía grafitera. Esta heterogénea composición había sido elaborada entre distintos vecinos con la autorización del dueño de la casa. "Un día estaba trabajando en el living y oí afuera unos ruidos raros. Salí y me encontré con dos operarios del gobierno armados de rodillos que estaban tapando los grafitis", recordó Colonna, que les pidió suspender la tarea de inmediato. "Era arte", se lamentó. Solo la puerta conservó los grafitis.
Sesenta equipos del gobierno porteño se encargan de relevar el estado de los frentes y las persianas de toda la Capital. Los procedimientos de intervención incluyen hidrolavado, pintado y pulido. "En todos los casos se trata de respetar el color original de la superficie a pintar. Y cada superficie recibe un tratamiento diferente según sea cemento, granito, mármol, metal, etcétera", precisaron fuentes oficiales. Los barrios en los que se registra mayor vandalismo son Palermo, Agronomía, Chacarita, La Paternal, Villa Crespo, Coghlan, Saavedra, Villa Urquiza y Villa Pueyrredón. Durante 2018, la Ciudad limpió 63.686 frentes y mobiliario urbano, y en lo que va de 2019 alrededor de 15.000.
Entre los casos del año pasado, figura el de la casa situada en Salguero 852, Almagro; estaba vandalizada con grafitis. Pero además ostentaba un colorido mural compuesto por una amiga de la dueña de la vivienda, Noemí. Hasta qué pasó una cuadrilla oficial y, sin consultarla, pintó todo el frente de gris. "Me habría gustado conservar el dibujo", se lamentó Noemí, aunque reconoció que, aun así, la fachada quedó más prolija sin los grafitis.
Los que sí
A otros vecinos, en cambio, les pidieron el visto bueno antes de remozar sus frentes. Desde hace 25 años Ignacio Mayol atiende en Palestina y Rocamora, en Almagro, un taller mecánico con un frente de unos 30 metros de largo que siempre estuvo repleto de grafitis. Y cuando el gobierno le propuso pintar esa pared y la persiana metálica, accedió. "Quedé muy conforme", dijo. También fue consultada Lorena Sánchez antes de que pintaran la fachada de su casa, en avenida Córdoba al 3000, en Palermo, aunque el color original no fue del todo respetado.
Hay ejemplos paradigmáticos. Los grafitis que acribillan el frente de los Estudios Abbey Road, en Londres, donde grababan los Beatles, son borrados periódicamente por el Consejo de Westminster aunque de común acuerdo con el propio estudio. Todo lo contrario ocurrió en agosto pasado en Buenos Aires, cuando fueron eliminados de forma inconsulta los grafitis que homenajean a Luca Prodan en la fachada de la casa donde murió, en Alsina 451, San Telmo, declarada sitio de interés cultural y hoy sede del club nocturno La Casa de Luca Prodan.
"Abrimos la puerta de la casa y nos encontramos con dos chicos que trabajan para el gobierno de la ciudad, que terminaban de pintar las puertas y las paredes de la entrada", publicó escandalizada la administración del club en Facebook. "No está para nada bien que te pinten las puertas y las paredes de tu casa sin siquiera avisar o preguntar", dijeron, y lamentaron que "30 años de historia" fueran borrados en unos minutos. Finalmente, con una hidrolavadora fue posible eliminar la capa de pintura marrón que había cubierto los grafitis.