El proyecto se construye en el espacio que antes ocupaban viviendas que colgaban sobre un canal del Río de la Plata; la relocalización de las familias posibilitó la transformación
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Las viviendas que colgaban sobre un canal que desemboca en el Río de la Plata desaparecieron, fueron demolidas, y las más de 150 familias que vivían allí están relocalizadas en las nuevas construcciones que le dieron forma a la urbanización del barrio Rodrigo Bueno. La traza ribereña va cambiando, al igual que el proyecto para reconvertir una zona olvidada y marginal en un paseo que combinará gastronomía regional, cultura y turismo ecológico con las ventajas que ofrece una zona verde que sumará más superficie de espacio público.
En las tierras más caras de la ciudad nace el Nuevo Caminito, un paseo peatonal y vehicular con rasgos similares al de La Boca, aunque con sus características particulares por la influencia de muchos de los habitantes de Rodrigo Bueno provenientes de Paraguay, Bolivia, Perú y otros países de la región. El proyecto se enlaza con otros ejes de la intervención, como la apertura de calles, el tendido de infraestructura para los servicios públicos, la instalación de un polo gastronómico y el desarrollo comercial a escala barrial.
El paseo del borde costero se ubica donde antes vivían familias en condiciones de insalubridad por la exposición constante a la humedad, los desechos cloacales de casi todo el barrio que desembocaban en ese canal natural y el peligro de derrumbe. La relocalización de las familias y la demolición de las viviendas permitió una transformación que avanza a paso firme y fija como meta los primeros meses del año próximo para mostrar los primeros resultados.
Para ver al Nuevo Caminito finalizado faltan algunos meses, pero hoy ya se puede verificar la flamante conectividad dentro del barrio con acceso por la calle España; en las próximas semanas, se unirá con el borde ribereño para dar toda la vuelta al barrio. Allí habrá, una vez concluido el proceso, propuestas de gastronomía regional a cargo de los vecinos y una oferta privada que se sumará.
“Para la primera parte del año próximo estará terminada toda la infraestructura y después vendrán los intereses comerciales de vecinos y de privados. Habrá un proceso de captación de emprendedores y empresas para que se instalen allí, que se llevará a cabo en 2024, cuando se termine todo”, explicó el ministro de Desarrollo Humano y Hábitat de la ciudad, Gabriel Mraida.
Para poder concretar el proceso fueron necesarios distintos tipos de intervención. Se demolieron 155 viviendas que se encontraban sobre el canal y otras 79 para la apertura de calles. Todas las familias se mudaron a las viviendas nuevas construidas en el mismo barrio.
El resto de las 580 familias relocalizadas hasta hoy en las construcciones nuevas siguieron un orden fijado por el Instituto de la Vivienda (IVC). Tuvieron prioridad aquellas que vivían en casas que interferían la apertura de calles y el tendido de servicios, donde habitaban personas con discapacidad, y donde se registraron casos de violencia de género y hacinamiento. Además, las que fueron reubicadas desde la franja costera.
La obra
La ejecución de la obra del borde ribereño comenzó el año pasado en simultáneo con la finalización de las viviendas nuevas para las mudanzas. “Consistió en el movimiento de suelos y los rellenos necesarios para poder ejecutar redes formales de agua, cloaca, pluviales, pavimentos, alumbrado público y redes de comunicación. También la consolidación de un borde costero que contiene el canal de manera estructural e incorpora un espacio de calidad urbana al barrio”, explicaron desde el ministerio.
El proceso abarca hoy cuatro frentes de trabajo en simultáneo y con distintos grados de avance en las cuatro manzanas que posee el macizo histórico. En la manzana 1, ya está terminada la infraestructura y se realizan tareas de pavimento y veredas; en la manzana 2, se efectuó una apertura de manzana, al igual que la manzana 3; mientras que en la manzana cuatro se pone a punto la infraestructura de servicios, veredas y calzadas.
“Hablamos de un Nuevo Caminito porque el paseo tendrá una impronta artística, cultural y gastronómica. Tiene algunos factores importantes. Rodrigo Bueno, al contar con habitantes de comunidades de la Argentina y del extranjero, como Perú, Bolivia o Paraguay, nos da un valor agregado para la oferta gourmet”, enumeró Mraida.
De hecho, en el patio gastronómico que se instaló en el ingreso al barrio hay varias propuestas regionales. Y también funciona Peruvian Nikkei, un espacio de cocina fusión que tiene clientes de Puerto Madero y de otros barrios más alejados, atraídos por la calidad de sus platos. En el Nuevo Caminito se prevé instalar hasta 30 locales comerciales y gastronómicos.
La similitud con el paseo de La Boca tendrá que ver, además, con los colores de las viviendas que aún permanecerán en pie allí. Cuando termine la restauración de las casas, se realizará el acabado final con colores diversos. Será otro de los atractivos para las 30.000 personas que llegan hasta la Reserva Ecológica cada fin de semana o los 3000 visitantes de promedio diario.
El paseo costero tendrá, además, otras atracciones. “Estar junto al río y la reserva le aporta un interés turístico y ecológico para las personas que se arriman a la zona. Se piensa integrar la visita de la reserva al barrio y al paseo costero para potenciar el sector. Además, frente al barrio se construirá uno de los parques públicos más grandes de la ciudad, otro valor agregado”, sostuvo el funcionario en referencia al espacio verde pensado en la ex-Ciudad Deportiva de Boca Juniors.
Rodrigo Bueno comenzó siendo un asentamiento con los efectos de la crisis económica y social de 2001. La Justicia fue protagonista en la historia a partir de 2005, cuando comenzaba a hablarse de erradicación y el hacinamiento ya era una problemática creciente.
Frustrado el plan de relocalización de las familias a un nuevo complejo habitacional que se pensaba construir en Puerto Madero, la amenaza de desalojo volvió a sacudir a los vecinos, que promovieron un recurso de amparo para evitar la expulsión. Luego, en 2011, la jueza Elena Liberatori, del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario Nº 4, avaló el planteo formulado por los vecinos y ordenó al gobierno porteño que presente un plan de integración social y urbana.
En 2016, la Ciudad –a través del IVC– anunció los planes de urbanización que transformaron al barrio, si bien la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario dejó sin efecto la sentencia de Liberatori. La construcción del nuevo barrio comenzó en 2018, cuando se inició la preparación del predio. En ese momento, según las estimaciones, vivían 2665 habitantes agrupados en 996 familias y distribuidos en 563 viviendas, es decir, a razón de dos familias por vivienda.