Un dúplex en el barrio de Palermo fue elegido por una familia para vivir en la ciudad, pero sentirse en las afueras. Recorremos todos sus metros cuadrados llenos de sobria calidez.
Guiados por la decoradora Melisa Ruiz, de Libria Interiores, y con el arquitecto Fernando Inglada a cargo del proyecto de reforma y terminación, una pareja con dos chicos y otro en camino compró un departamento de esta torre cuando aún estaba en obra. En medio de ese proceso, surgió la oportunidad de adquirir el piso de arriba con acceso a una gran terraza, lo que les dio otro panorama y planteó un giro en su estilo de vida: de urbano clásico a días casi silvestres, entre la pileta y un gran espacio para hacer asados y recibir. ¡Y muchas plantas! Tan importante fue para los dueños de casa el factor verde que buscaron la ayuda del Estudio Bulla para la delicada tarea de lograr un paisajismo alegre que soportara soles a veces furiosos.
Si hay algo que destacan todos los profesionales que intervinieron fue el trabajo en equipo y la receptividad de los clientes, siempre abiertos a escuchar propuestas, pero sin alejarse del plan maestro: generar lugares amplios para estar cómodos en familia y darles la bienvenida a los invitados de chicos y grandes manteniendo remansos de privacidad.
“Nuestra idea fue crear un espacio verde envolvente, con especies altas y bajas que dieran privacidad sin perder por completo el perfil de la ciudad”, explica el equipo de Estudio Bulla, y destaca dos objetivos: que el sector para comer tuviera sombra generosa, y que el de la pileta y el central fueran más despejados, para que los chicos pudieran jugar.
Algo para destacar es que, para no cargar tanto el peso de la terraza, se pusieron livianas macetas de plástico rotomoldeado (ver la foto de arriba).
“La pileta tenía que estar bien integrada, por eso generamos una vista en escalones, con un cantero para disimular la pared saliente y un borde infinito que sumara el atractivo del espejo de agua”, detalla el arquitecto Fernando Inglada.
“La estructura de la pérgola se hizo con perfiles galvanizados, reforzados y pintados, y durmientes de lapacho sin tratamiento”, describe Inglada. Además, se tuvo en cuenta la orientación del sol y se le incluyó rieles por donde corre un toldo mecánico. Debajo, los portones corredizos esconden parrilla, pileta de lavar y área de guardado.
Piso 27: Un departamento con la gracia de los jardines verticales
Un departamento en Palermo con trama de fondo
Puertas adentro
Ingresando al primer piso del espectacular departamento, encontramos el cuarto de estar, donde se colocó una amplia mesa extensible (Bacano) para comidas informales o días de juegos en familia y con amigos. El sector fue suficiente como para instalar una segunda cocina (De Otro Tiempo) pensada para hacer todo más fácil cuando las comidas se llevan a esta planta o como soporte de la parrilla.
Aquí, los tirantes de madera hasta el cielo raso cumplen una doble función: separación visual entre la cocina y el estar, y una necesaria protección para los niños.
Además de ser preciosa, la alfombra de lana tejida en telar (desde $3.674 el m2, Elementos Argentinos) del playroom es un placer para pies descalzos.Sobre ella, hay un sillón en “L” con fundas de tusor lavables (y que no hace falta planchar, porque se usa arrugado), que divide visualmente el lugar de juegos del de la televisión.
Para los pisos de este ambiente se eligió porcelanato símil madera, decisión acertada dado que es mucho más fácil de mantener e ideal para soportar manchas de marcadores y témperas.
Dulces sueños
“Buscamos seguir la misma línea en el mobiliario y las texturas en todos los cuartos. El resultado es una sensación general de armonía”, apunta la decoradora Melisa Ruiz.
Un departamento funcional y despojado
Un depto con base clara y notas de color
El dormitorio del más chiquito fue previsto para acompañar su crecimiento sin tener que hacer cambios demasiado drásticos. De claro estilo nórdico, todos los muebles son de Krethaus.
Al tener un espacio amplio de juegos arriba, los cuartos se pensaron principalmente para el descanso y el estudio de los chicos. En el cuarto de la hija mayor se repite el mismo estilo del de su hermano, pero con un escritorio cómodo para hacer la tarea (Krethaus).
“La suite principal no es tan grande, y para acomodar la cama, que sí lo es, la mandamos a hacer sobre cajones [Mesopotamia] y apoyamos el respaldo por arriba del colchón, en lugar de por detrás”, recuerda Melisa.
La calidez por delante
“Como el living tiene más ventanales que paredes, en lugar de cortinas roller sugerí colocar unas de lino con cantoniers en gris, que dan movimiento, mejoran la acústica y dan mayor calidez”.
En el living, mesas circulares en madera y mármol (Estudio Marini) y cortinas de lino (Gunter Dillenberger).
“El punto de partida para decidir el color del sofá y los almohadones fue la obra de Verónica Pellegrini”, dice Melisa. Para el resto, buscaron tonos neutros, como el de la alfombra (Live In), la madera y los cortinados en color natural.
“Para privilegiar la circulación, en la cocina diseñamos una isla central bien amplia unida directamente con una mesa más baja para desayunar”.
Las alacenas enchapadas en madera fueron un recurso ideal para sumar lugar de guardado, además de esconder el filtro del extractor.
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Un PH reformado con el foco en el patio
Los cuadros le dan ritmo a la pared. Diseñados por Melisa en superficies hexagonales con láminas botánicas de aromáticas, “cortan un poco con tanta simetría y juegan con la idea de movimiento en patrones geométricos”.
El plano
Vemos en detalle la disposición de cada espacio:
¿Qué les pareció este dúplex?
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