Punto final judicial a una megaobra prevista junto a un histórico convento
El Tribunal Superior de Justicia confirmó la nulidad del permiso para construir una torre de 60 metros junto al monasterio de Santa Catalina de Siena
Durante años, el historiador Félix Luna se ilusionó con que frente a su domicilio de Reconquista 754, en el microcentro, se creara un amplio espacio verde donde pudiera "fumarse un puchito, tomar un café y leer un rato bajo los árboles", según recordó su hija Felicitas. Ese espacio nunca se creó: al contrario, en marzo de 2011 el gobierno porteño autorizó la construcción de un edificio de 60 metros, con seis subsuelos de cocheras, que abarcaría todo el frente de Reconquista, desde la avenida Córdoba hasta Viamonte, y que lindaría en su fondo con la iglesia y el monasterio de Santa Catalina de Siena, fundados en 1745 y declarados monumento histórico nacional.
Pero esta semana, el Tribunal Superior de Justicia porteño puso un freno definitivo al emprendimiento inmobiliario al confirmar la nulidad de la resolución que lo había habilitado. Según argumentó, por "no habérsele dado intervención" en el caso a la Secretaría de Planeamiento Urbano, un paso ineludible de acuerdo con la normativa vigente, lo que tornó vicioso el procedimiento administrativo.
El caso había llegado a la Justicia en mayo de 2011 cuando Felicitas Luna, la ONG Basta de Demoler y Lucas Terra, vecino del barrio y arquitecto, iniciaron una acción de amparo con el fin de revocar el permiso de la descomunal obra: consideraban que su ejecución le produciría al monasterio y la iglesia un "daño irreparable" debido a los inevitables movimientos a los que serían sometidos.
"Las excavaciones que debían efectuarse para construir las cocheras del proyecto inmobiliario vulneraban la base estructural del monasterio. Además, el monumento necesita recibir la luz directa del sol para contrarrestar las humedades propias de un edificio tan antiguo, pero iba a quedar en el cono de sombras de la torre", explicó Santiago Pusso, integrante de Basta de Demoler. Y agregó que, además, las torres iban a "encerrar" al monumento, "con lo cual se perdía su dimensión, algo esencial para que se aprecie".
La Justicia se pronunció a favor de los amparistas en primera instancia. Inversora Santa Catalina de Siena SA (Isanca), desarrolladora del proyecto, y la Ciudad apelaron la decisión. Pero la Cámara de Apelaciones también falló en su contra. Ahora, el Tribunal Superior de Justicia -con el voto de los jueces Luis Francisco Lozano, Ana María Conde y José Osvaldo Casas- le puso punto final a la disputa al confirmar la nulidad de la autorización.
En la manzana delimitada por las calles San Martín, Viamonte, Reconquista y la avenida Córdoba, el monasterio y la iglesia de Santa Catalina de Siena fueron diseñados por los arquitectos jesuitas Juan Bautista Prímoli y Andrés Bianchi. Este último es considerado uno de los proyectistas más importantes del siglo XVIII en Buenos Aires: participó de la construcción del Cabildo, de la iglesia de San Ignacio y de la iglesia del Pilar, entre otros proyectos.
A la opinión del máximo tribunal, el vecino y amparista Terra sumó que se registraron otras "irregularidades" durante el trámite.
El 15 de febrero de 2011, en la Legislatura se votó en primera lectura la ley que creaba el Área de Protección Histórica Catedral al Norte, que incluía la manzana del monasterio, la iglesia y el frustrado emprendimiento inmobiliario. Sin embargo, el 2 de marzo la Dirección General de Interpretación Urbana (Dgiur) dio luz verde a la megaobra.
La Cámara de Apelaciones consideró que la Dgiur estaba impedida de "resolver acerca de la factibilidad del proyecto presentado por Isanca mientras se encuentre en trámite parlamentario un proyecto de ley, luego sancionado por la Legislatura (ley 3943), que tenía por objeto, entre otros, acordar una protección especial" al área en cuestión.
"El arquitecto Antonio Ledesma, que firmó la autorización, y Roberto Parysow, arquitecto a cargo del desarrollo inmobiliario, fueron socios hasta seis meses antes de que el primero fuera designado en su cargo", señaló con suspicacia Terra.
Según explicó María Carmen Usandivaras, presidenta de Basta de Demoler, el monasterio y la iglesia "conforman algunos de los últimos vestigios de arquitectura colonial en Buenos Aires".
Santa Catalina fue el primer convento de monjas de clausura de Buenos Aires. En 1942 se declaró monumento histórico nacional a la iglesia y en 1975, al monasterio.
La voz de los que impulsaron el amparo
Santiago Pusso
Basta de demoler
"Al construir las cocheras, las excavaciones iban a vulnerar la base estructural del monasterio"
Lucas Terra
Vecino del barrio
"Se registraron irregularidades durante el proceso de aprobación de la obra"