Coronavirus. Porteños: las quejas más llamativas y algunas sorpresas que trajo el aislamiento en la Ciudad
La vida en pausa, uno de los efectos más directos que trajo el ingreso del coronavirus a las calles de la Ciudad -especialmente al principio de la pandemia-, empujó a miles de porteños a prestar más atención a su entorno inmediato y reparar en situaciones que hasta entonces parecían menos cotidianas.
Ligadas a la convivencia con otros vecinos, las condiciones actuales del espacio público y el cuidado del medio ambiente, muchas de estas demandas tomaron forma y se tradujeron en reclamos a la administración porteña a través del Sistema Único de Atención Ciudadana (Suaci), es decir, uno de los espacios diarios que habilita el gobierno para canalizar las inquietudes de sus residentes.
El listado oficial, cuya última actualización abarcó desde enero a julio inclusive y al que tuvo acceso LA NACION, registró un total de 340.645 quejas, solicitudes y denuncias (un 56% menos que el año pasado para esta época) en torno a las postales urbanas que dejó el aislamiento aún vigente en Buenos Aires.
Desde situaciones complejas hasta otras más llamativas y curiosas, y también algunas sorpresas, el ranking permitió, en paralelo, trazar una radiografía alternativa de las preocupaciones habituales que suelen exponer los porteños cada vez que reclaman.
Un contexto inédito
Los inconvenientes vinculados con la inscripción de defunciones en los hospitales, una problemática recurrente dentro del contexto de la pandemia, ya sea por errores humanos o demoras en la carga de los datos, lideraron el podio de las demandas más llamativas durante la cuarentena. Le siguieron los pedidos para retirar animales muertos en la vía pública y reubicar los cestos papeleros, dos inquietudes frecuentes en los registros generales, aunque no con esta magnitud.
Permanecer en los barrios y recorrer con asiduidad sus mismas calles incrementó el deseo de que las cercanías lucieran lo mejor posible. Resulta curioso observar cómo el retiro de afiches y pasacalles, el mantenimiento del césped y riego en las plazas, el deterioro de las fuentes, y el cuidado de monumentos y obras de arte en los espacios públicos hayan cobrado un valor singular dentro del conjunto de reclamos.
El medio ambiente, un ítem siempre presente entre quienes viven en Buenos Aires, también exigió protagonismo en situaciones dispares. Los puntos verdes cerrados en horario de atención, que en el inicio del aislamiento estuvieron inactivos y luego reabrieron, el uso indebido de plástico, como bolsas reutilizables o sorbetes, o las irregularidades en el régimen de aceites vegetales usados causaron diversas molestias y animaron a más de un vecino a contactarse al 147 para revertirlas.
En menor escala, los inconvenientes con el pago de premios en agencias de loterías o el pedido de reparación de relojes públicos se colaron en el ranking de los motivos más curiosos, y pusieron de manifiesto de qué manera el confinamiento por el virus renovó las exigencias más comunes de los habitantes de la Ciudad.