Plagas porteñas: una escuela sin clases por invasión de roedores
Los padres hicieron un abrazo simbólico y decidieron no mandar a sus hijos hasta que les garanticen la limpieza de las aulas; iniciaron los trabajos de desratización
Lo habitual era que los alumnos "se hicieran la rata", pero las cosas parecen haber cambiado: la moda es que las ratas se conviertan en estudiantes y pasen sus días entre pizarrones, polvo de tiza, libros y problemas de matemática.
Más allá de la ironía, algo de esto ocurrió ayer en la escuela número 19 Florencio Balcarce, situada en el barrio porteño de Almagro, en donde cansados de la presencia de roedores y la falta de higiene, los padres de los alumnos decidieron no enviarlos a clases hasta que se resuelva la situación. Y reclamaron a las autoridades que nombren auxiliares de limpieza.
"Las ratas andan por las aulas, por el patio, en los baños, en las escaleras y hoy encontraron una que está por parir en la biblioteca, por eso decidimos que los chicos no entren a clase", contó indignada Ana Dzierzecki, mamá de dos alumnos de segundo y tercer grado y vicepresidenta de la Cooperadora.
A partir de esta problemática, que los padres aseguran que comenzó a principios de año y nunca fue resulta, realizaron un abrazo masivo y simbólico en la mañana de ayer al rededor del establecimiento. Y aseguraron que los chicos estaban aterrorizados. También señalaron el peligro que significa para los niños que las ratas anden entre los juguetes del jardín, las aulas, los pupitres, entre los libros y en el comedor.
"Hace unos días un par de alumnos encontraron dos ratas correteando por el lugar y se asustaron mucho. No se puede enseñar en estas condiciones. Hace rato que le pedimos al gobierno que se ocupe del tema, pero nadie hizo nada", manifestó personal del colegio que prefirió mantenerse en el anonimato, ya que la directora se negó a hablar con LA NACION.
Luego de las quejas y los reclamos frente a la institución -a la que asisten alrededor de 705 alumnos entre jardín, primaria y adultos durante el turno noche-, Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, presenció los trabajos de desratización.
Desde el Ministerio porteño informaron que se realizó un trabajo intensivo con tres unidades de control de plagas y el servicio especial de perros adiestrados para rastrear roedores y aseguraron que no se detectaron cuevas de roedores.
También explicaron que se inspeccionó el supermercado chino que se encuentra lindante al establecimiento y se detectaron roedores en el lugar; además, no contaba con la habilitación, por lo que se le solicitó a la Agencia Gubernamental de Control que lo clausure.
Las autoridades porteñas aseguraron que los trabajos continuarán durante 15 días para realizar un seguimiento adecuado y verificar que se revierta la situación en el edificio centenario.
"Nos dijeron que pusieron un veneno que tarda 24 horas en hacer efecto", señaló una mujer, al tiempo que un grupo de madres aseguró: "Hasta que no haya una solución definitiva nuestros hijos no van a volver a clase, porque aunque desraticen los roedores siguen igual".
Mientras un pequeño cartel en la puerta de entrada anunciaba la suspensión de clases, los padres se mostraron inquietos y preocupados por la falta de personal para ocuparse de la limpieza. En medio de la manifestación, aseguraron que debería haber ocho auxiliares trabajando y que sólo son dos los que lo hacen diariamente, mientras el resto se encuentra en tareas pasivas.
"Pedimos que se realice una limpieza a fondo porque hay demasiada suciedad, sillas y mesas amontonadas que no sirven, y en un patio que está clausurado desde febrero, donde está el mástil, hay dos árboles donde las ratas ponen los nidos", relató otra madre.
Según pudo saber LA NACION, hasta mañana no habrá clases, se espera que pronto tampoco queden roedores y que los alumnos regresen a las aulas, aquellas donde alguna vez más de uno planeó "hacerse la rata".
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