La Ciudad anunció la compra de 500 pistolas que disparan gas pimienta y ya puso fecha para el uso de las Taser
El anuncio lo dio hoy el Jefe de Gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel, durante el primer informe de gestión del año en la Legislatura porteña
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Superado el debate instalado durante años por el uso de las armas de baja letalidad, la ciudad de Buenos Aires decidió ampliar su dotación de estos dispositivos. Mientras ajusta la capacitación de oficiales que comenzarán a usar las primeras 60 Taser en las próximas semanas, hoy se anunció la compra de 500 unidades que disparan proyectiles cinéticos o químicos.
Las nuevas armas de baja letalidad que sumará el gobierno porteño son dispositivos de seguridad personal compactos, calibre .68, no letales, alimentados por gas y rellenos de una mezcla de polvos irritantes en dos cargadores. Además de gas pimienta, estas armas pueden disparar municiones de goma o de pintura.
El rango de eficacia es de hasta 20 metros y el mecanismo se acciona por dióxido de carbono (CO2). “El tamaño aproximado será de entre 143mm y 185mm, con un peso aproximado de 596 gramos al estar cargada. Deben contar con impacto directo o indirecto; al impactar el proyectil deberá abrirse y el polvo irritante deberá saturar el aire rápidamente”, se especifica.
La compra de estas 500 pistolas de baja letalidad fue anunciada por el Jefe de Gabinete de la Ciudad, Felipe Miguel, en el primer informe de gestión del año en la Legislatura porteña. Esta semana se publicará el llamado a licitación en el Boletín Oficial y se espera que el proceso sea ágil y rápido para que pueden estar a disposición de la Policía de la Ciudad. También anticipó la adquisición de otras 30 Taser para la Policía de la Ciudad.
“El uso de armas no letales no se discute en ningún país comprometido con la seguridad de sus ciudadanos, solo se discute en la Argentina absurda. Nosotros vamos a seguir incorporando tecnología para complementar el trabajo de nuestras fuerzas y vamos a impulsar que estas mismas incorporaciones se hagan a nivel nacional para todas las fuerzas federales”, enfatizó Miguel al hablar sobre seguridad, tema que matizó con otro un pedido hacia el Gobierno de la Nación sobre el traslado de presos a las cárceles federales.
Taser en acción
En marzo la Agencia Nacional de Materiales Controlados (Anmac) había autorizado a la ciudad de Buenos Aires la importación de las Taser, que estaba trabada hace dos años. La mitad de esas armas fueron destinadas a agentes entrenados para actuar en eventos con gran cantidad de público, en terminales, estaciones de subte y paradas de transporte público. La otra parte se distribuyó entre las 15 comunas.
Según pudo saber LA NACION, las primeras Taser comenzarían a ser usadas la semana próxima. Con la incorporación de las primeras pistolas se capacitaron diez oficiales de la Policía de la Ciudad que luego se convirtieron en instructores de 240 agentes que actuarán en binomios. En caso de ser necesario, uno de los integrantes de la pareja usará el dispositivo no letal y, el otro, su arma reglamentaria.
Todos los efectivos que integran la nómina de cuerpos habilitados para emplear las Taser están siendo capacitados en el Instituto Superior de Seguridad Pública (ISSP) de la Ciudad. En detalle, la capacitación será de dos tipos: para instructor, destinado a 10 efectivos (instructores de la escuela de tiro), con una duración de una semana y mediante el cual obtendrán certificación Taser, válida por dos años; y de operador, una instancia teórica y otra práctica, de una semana, con el cual los operadores deberán revalidar anualmente su condición.
La polémica por la autorización de las Taser se reactivó tras el crimen de la oficial de la Policía porteña, Maribel Zalazar, asesinada luego de forcejear y ser baleada por un delincuente en la estación del subte C en Retiro. En ese contexto Felipe Miguel acusó al Gobierno de la Nación de apelar un amparo judicial y frenar al proceso de licitación y adjudicación para la compra de las pistolas que la Ciudad inició hace dos años.
Una semana antes del homicidio de la uniformada, el juez federal Walter Correa había intimado al Gobierno nacional a resolver el pedido de la administración porteña para avanzar con el proceso de importación de las pistolas. En el cruce de acusaciones, el ministro de Seguridad de la Nación, Aníbal Fernández, había adelantado que la Ciudad iba a poder utilizarlas, lo que ocurrió meses después.
Las Taser disparan dardos guiados por cable que durante cinco segundos generan una descarga eléctrica de 400 volts y bajo amperaje con la capacidad de inmovilizar durante uno o dos minutos el cuerpo del potencial agresor. Por dicha característica son pensadas para utilizarse en espacios reducidos, con alta concentración de público, para reducir a personas que cursen un brote psicótico o que estén fuera de sí.
Cada pistola cuenta con cinco cartuchos. Los agentes que la utilicen tendrán incorporado un sistema de cámara corporal con su correspondiente montaje que servirá para tomar imágenes del uso de las Taser. Este sistema se enciende cuando se desenfunda el arma y permite un seguimiento de cada utilización. Las imágenes son posteriormente descargadas por medio de un software que asegura la custodia de las imágenes que registran las cámaras corporales.
“Esta pistola dispara dardos que al tomar contacto con el cuerpo del delincuente lo inmoviliza y lo paraliza. En ese momento el policía que va en binomio, reduce a la amenaza y la esposa, sin utilizar un arma de fuego que muchas veces es letal para la víctima o cualquier persona que esté cerca. La descarga de la Taser produce la contracción de los músculos del cuerpo de quien recibe el contacto de los dardos de manera que la persona no puede moverse y, por ende, no puede atacar”, había detallado el ministro de Justicia y Seguridad, Eugenio Burzaco, cuando llegaron las primeras Taser a la ciudad.
Las armas de baja letalidad ya son utilizadas en más de 100 países, incluidos los Estados Unidos, Alemania, Italia, España, Australia, Brasil, Canadá, Colombia, Corea del Sur, Francia, Nueva Zelanda, el Reino Unido y Singapur. Son consideradas un medio adecuado para una intervención cuando el agresor no tiene un arma de fuego, sino, un cuchillo, un palo o una botella de vidrio cortada. También, para desactivar a potenciales suicidas.