Perros asistentes: más gente recibe su ayuda y contención
Los animales, entrenados especialmente por una ONG, facilitan ciertas tareas cotidianas y brindan compañía a personas con discapacidad física o mental; una oportunidad esperada
Juan Ignacio ya no estará solo cuando sus familiares tengan que salir a trabajar. Dante podrá caminar más seguro en la calle. Jeremías descansará mejor por las noches. Y Francesco tendrá una compañía más. La cotidianeidad de todos ellos, algunos con problemas físicos y otros con diagnóstico de autismo, dará un giro en los próximos días: una perra labradora llegará a cada uno de sus hogares para asistirlos hacia una vida más cómoda e independiente, rodeada de fidelidad y cariño.
Hernán Falbo, papá de Dante, que tiene 8 años, casi no tenía palabras. Le acababan de anunciar que Milka será la nueva compañera de su hijo. El can, de un color chocolate brillante, impedirá que el niño -que padece autismo- corra por la calle sin sentido alguno (comportamiento que se denomina fuga), con el consecuente peligro. "Le va a mejorar la vida social. A él y a nosotros como familia", afirmó el hombre ante LA NACION, entusiasmado. Dante se acercó a su nueva "amiga" y la acarició con amor.
Milka es una de las cuatro perras que durante el último año fueron entrenadas por la asociación civil Bocalán Argentina (www.bocalanargentina.com) para ayudar a integrar a personas que tienen alguna discapacidad física o mental. Dante, por ejemplo, raras veces puede salir a pasear con sus papás y hermanito porque, debido a su diagnóstico, puede tener alguna reacción inesperada y empezar a correr. Con Milka al lado de él, será distinto. "Mi hijo caminará sujeto al chalequito de la perra. Si tiene una fuga, Milka se va a sentar en el piso y no se moverá. De paso, le transmitirá su tranquilidad", detalló Hernán.
Entre Juan Ignacio Rago y Óreo hubo conexión apenas se miraron por primera vez a los ojos. Así lo sintió el joven de 23 años. Estaba claro que el muchacho y la labradora de color negro azabache serían familia. "Vení a buscar a tu perra", le dijo la entrenadora Victoria Cisneros a Juan Ignacio, que se moviliza en silla de ruedas. Y allí estaba el can, esperándolo para completar la llamada etapa de acoplamiento y mudarse luego a su vivienda.
Este joven estudiante de Psicología suele estar con su familia, pero a veces tiene que quedarse solo y Óreo lo asistirá cada vez que lo necesite. Le abrirá puertas, encenderá y apagará luces, y si a él se le cae algo, la perra lo tomará delicadamente con la boca y se lo alcanzará. "Es una enorme compañía", reflexionó Juan Ignacio en diálogo con LA NACION minutos después de que su mamá, María Laura, lo fotografió con la nueva integrante de la familia.
Los perros no sólo son parte de un plan de asistencia física, sino que conforman un lazo emocional con sus "usuarios". Con el transcurso del tiempo, ambas partes conviven unidas por el cariño. Hace dos años que Águeda Fernández, quien padece atrofia muscular espinal, comparte sus días con Delfi. Ante las familias citadas que acudieron a reunirse con sus perras a la Jefatura de Gobierno porteña, que auspicia el programa, la mujer sostuvo: "Les puedo asegurar que es la mejor decisión que pudieron tomar". A ella ya no le importan las barreras con las que se topa cotidianamente. A cambio de amor y de comida, Delfi le hace más fácil la vida.
Eso es lo que buscan los papás y la hermanita de Jeremías. Que el niño de 9 años, también autista, pueda dormir mejor. Contaron a LA NACION que la labradora China -que, según su entrenadora, les regalará "locura, diversión y mucho amor"- podrá recostarse con el pequeño para que el contacto físico lo relaje durante su etapa de descanso. La cuarta perra de asistencia asignada fue Tita y vivirá con Francesco y su familia. "Gracias a todos por hacer esto posible", apenas alcanzó a decir el padre del niño y la emoción alcanzó su voz.
El programa
Bocalán Argentina (filial de una organización española) trabaja en el país desde 2011; desde entonces, entregó 18 perros de asistencia (16 labradores y dos golden retriever). "Estos compañeros son de gran ayuda para resolver problemas cotidianos y cambian de manera significativa la vida de los usuarios", resaltó la directora de la asociación, la psicomotricista Margarita Ziade. Las familias interesadas en sumar un animal asistente se anotan y luego son entrevistadas. Finalmente, son elegidas aquellas en las que la llegada de un perro de estas características signifique un importante cambio para su calidad de vida y para la autonomía de los beneficiarios.
Que los canes pertenezcan a esas razas no es casualidad. Victoria Cisneros, una de las entrenadoras, explicó a LA NACION que su boca se caracteriza por ser blanda. De esta manera, no hay posibilidades de que rompan aquello que levantan con la boca ni de que lastimen. Los perros son entrenados desde los 45 días de vida. Parte de esa "formación", basada en juegos, consiste en que esos animales convivan alrededor de un año con una familia provisoria que colaborará en la sociabilización del can. Luego se profundiza el entrenamiento de acuerdo con los gustos del perro y las necesidades de los futuros beneficiarios del programa.
Como se trata de una asociación sin fines de lucro, Bocalán recibe el apoyo de la empresa de alimentos para perros Mars, que suministra de manera gratuita la comida para los canes a lo largo de toda su vida.