Patrimonio barrial: cambian las reglas de construcción y las actividades permitidas en Lomas de Núñez y Nuevo Belgrano
Por reclamos vecinales, La Legislatura porteña reformó artículos del Código Urbanístico aprobado hace apenas cuatro años
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A cuatro años de la sanción del nuevo Código Urbanístico y para proteger la identidad de los barrios, la Legislatura de la ciudad aprobó –en primera lectura– un proyecto de ley que introduce una serie de modificaciones a la norma: el objetivo es la preservación “del estilo arquitectónico y paisajístico” de dos sectores tradicionales de la comuna 13, Lomas de Núñez y Nuevo Belgrano.
El primero es el polígono comprendido entre Vedia, las vías del ferrocarril Mitre, Vilela y Cuba; el segundo, el delimitado por Migueletes, Monroe, Ramsay, Blanco Encalada, Cazadores, Mendoza, Dragones, Juramento, Husares, Echeverría, Castañeda y Sucre.
Daniel del Sol (Vamos Juntos), presidente de la Comisión de Planeamiento Urbano, que había emitido dictamen favorable sobre el proyecto, explicó que en el caso de Núñez la protección se centra en 36 manzanas en las que se busca terminar con el avance de las torres: solo se habilitará la construcción de edificios con una altura máxima de nueve metros, sin retiros sobre esa altura máxima.
Además, se conserva la cota de barranca y un retiro de frente de tres metros para mantener el entorno y la identidad barrial. También se preserva el centro libre de manzana, pudiendo llegar con la pisada solamente hasta la línea de frente interno. A su vez, se brindará a los vecinos asesoramiento para garantizar la protección de las especies arbóreas y se prohíbe la publicidad en la vía pública. La reforma contempla asimismo el amparo de inmuebles de valor histórico y patrimonial, entre otros puntos.
En el caso de Nuevo Belgrano se establece una zona de uso residencial exclusivo, aunque se respetarán las actividades comerciales ya existentes y se tendrán en cuenta para habilitaciones y autorizaciones aquellos locales en edificaciones con planos de registro en etapa de proyecto, plano de permiso de ejecución, habilitación o autorización, no admitiéndose la construcción de nuevos ni la ampliación de los existentes.
También se incluye la prohibición de englobar tanto para obtener parcelas superiores como para ampliar sus dimensiones, tanto de superficie como de frente. Se permite el uso de garajes comerciales solamente bajo cota cero (subterráneos); no podrán exceder la línea de frente interno, preservando el espacio y el centro libre de manzana.
Diego García Vilas, el jefe del bloque Vamos Juntos y uno de los autores del texto, afirmó en diálogo con LA NACION: “Antes de esta modificación, en los terrenos que llamamos ‘mayores’ –los que miden entre 400 y 1500 metros cuadrados– se permitía la construcción de viviendas multifamiliares, es decir, edificios. A partir de esta reforma que votamos, esto queda vedado. En los lotes ‘mayores’ solo se podrá construir viviendas unifamiliares, o sea casas. Solo se permiten viviendas multifamiliares en los terrenos que miden desde 1500 metros cuadrados en adelante”.
Al mismo tiempo que recordó que “esta modificación surge de una mesa de trabajo abierta con vecinos de la zona, que plantearon que era una cambio importante para mantener la identidad del barrio”. Y precisó: “El nuevo código tiene como uno de sus ejes principales reforzar la identidad barrial, y entendemos que con esto lo estamos logrando”.
“Estos ajustes no hacen más que avanzar en el fortalecimiento del Código Urbanístico y su implementación como herramienta para darles un mejor servicio y una mejor calidad de vida a los porteños. Además permiten disminuir interpretaciones, resguardar el interés público y contribuir con el respeto de las pautas ambientales, paisajísticas, culturales, fiscales, de desarrollo económico y social”, coincidió Del Sol.
Barranca natural
Por su parte, la radical y también autora del proyecto, Manuela Thourte (UCR-Evolución), indicó: “La modificación nace a partir de una iniciativa vecinal para preservar las características arquitectónicas y ambientales de las Lomas de Núñez. La barranca natural de ese área de la ciudad no está contemplada por la normativa vigente. A partir del trabajo con el Poder Ejecutivo se relevó en qué parcelas deberá haber mayores consideraciones, con el fin de protegerla. Además, para preservar la identidad del barrio se retrotraen las alturas máximas a los niveles vigentes hasta la sanción del actual Código Urbanístico, entre otras modificaciones”.
En contraposición, el legislador del Frente de Todos y miembro de la Comisión de Planeamiento Urbano, Matías Barroetaveña, advirtió: “El proyecto urbano del Larreta y el lobby inmobiliario les complica la vida a los vecinos de la ciudad. Tenemos que hacernos cargo de que el Código Urbanístico que votaron en este recinto fracasó, y tenemos la obligación de volver a discutirlo convocando a la ciudadanía para enmendar los problemas que generó”.
“Los reclamos de los vecinos y las vecinas contra la especulación inmobiliaria sin ningún tipo de control no pueden ser un obstáculo, porque se supone que esta Legislatura trabaja para velar por esos intereses”, completó.
Consultada, la presidenta de la Asociación de Fomento Vecinal Barrio Parque General Belgrano y Nuevo Belgrano, fundada en 1945, Silvia Najul, consideró que “este tipo de proyectos, en términos generales, sirven para proteger las identidades de cada barrio y pueden llegar a ser beneficiosos. ¿De qué depende? Depende de que se cumpla con la normativa. Es decir, si no hay convenios urbanísticos –que no son otra cosa que excepciones– se va a poder garantizar y preservar el patrimonio barrial y sus características sociales y culturales”.
“A partir del Código Urbanístico sancionado en 2018 y la modificación posterior, hubo un incremento de las alturas y eso permitió construcciones más altas; ya se están emplazando este tipo de construcciones. Cada barrio tiene una morfología diferenciada, entonces no se puede tomar solo en cuenta la altura, pero a veces también es necesario controlar la capacidad constructiva hacia el fondo de los terrenos”, sostuvo.
Tras la aprobación en primera lectura del proyecto, la Legislatura porteña convocará en los próximos días a una audiencia pública en la que todos los interesados podrán expresar sus opiniones y, una vez finalizado ese proceso, el texto regresará al recinto para obtener sanción definitiva.