Paseo del Bajo: debuta la conexión norte-sur esperada por más de 50 años
El corredor que unirá las autopistas Buenos Aires-La Plata, 25 de Mayo e Illia se inaugura hoy; dividirá el tránsito pesado del liviano; reducirá el tiempo de viaje de 50 a 12 minutos
Por algunas horas, la trinchera del Paseo del Bajo se convirtió ayer en un túnel del tiempo. El desfile de 250 vehículos de distintas épocas fue la antesala de lo que será hoy la inauguración oficial de la obra que conectará las autopistas Illia, 25 de Mayo y Buenos Aires-La Plata. Después de más cinco décadas de proyectos que tuvieron marchas y contramarchas, finalmente el norte y el sur del conurbano quedarán unidos mediante este corredor vial de un modo más ágil. Los camiones y ómnibus de larga distancia dejarán de circular junto a los automovilistas, una convivencia que generaba graves problemas de tránsito y para la seguridad vial.
"Me gustan los autos antiguos, pero más me interesa esta obra. Ya no se podía andar por la zona porque los camiones obstruían el tránsito", reflexionaba Mario Casero, mientras sus ojos recorrían un tramo del techo de la trinchera, a la altura de Viamonte. Faltaban pocas horas para que la nueva vía dejara lugar a sus futuros usuarios y las expectativas crecían entre las personas. "El congestionamiento que había era un caos. Esto es magnífico", decía Hugo. A su lado, Justina recordaba que siempre eludían la zona; en algunas oportunidades, la mujer había llegado tarde al trabajo por las demoras en la circulación.
Casi como una excusa para conocer por dentro el túnel, cientos de familias se acercaron a disfrutar de un desfile con mucha historia. Pudieron caminar por el mismo lugar por donde desde hoy, a las 10.30 y de manera progresiva, empezará a rodar el tránsito pesado. "Es impresionante", opinaba un hombre mientras no dejaba de tomar fotos a un viejo colectivo de la línea 45. Cerca de él, Alejandro Piñero, dueño de un Falcon "angostado" de carrera (un vehículo de ese modelo que en su época fue recortado para mejorar su competitividad), contemplaba el viaducto junto a su vehículo de exposición. "Es muy importante el tema de la seguridad vial y creo que esta obra reducirá los accidentes", opinó.
Cuando restaban cinco minutos para las 14, vehículos oficiales de la Policía de la Ciudad y de emergencias dieron el puntapié inicial para el desfile "bajo tierra", por los dos carriles con sentido al sur. Detrás de ellos se abría paso la historia del automovilismo. Osvaldo Pungitore tomó el volante de su Ford A modelo 1928 e inició su marcha. Desde el lado derecho del rodado el hombre saludaba a su paso a los curiosos que lo aplaudían. Susana, su mujer, viajaba en la parte trasera y, entre carcajadas, ostentaba orgullosa su vestido de época. Fueron unos 500 metros por el túnel.
Quince vecinos, de unos 5000 que se postularon, ganaron el sorteo para subir a esos tradicionales rodados. Juan Carrizo, uno de los beneficiados, quería "conocer la obra por su importancia".
También estuvo presente en la fiesta el presidente Mauricio Macri, que, casi sorpresivamente, compartió algunos minutos junto a los espectadores que disfrutaron del desfile histórico (más información en la página 13). Hoy, volverá para la inauguración oficial.
Los festejos por la inminente habilitación de la vía rápida se extendieron en el paseo gastronómico Buenos Aires Celebra las Regiones, que se desarrolló en las nuevas escalinatas que unen el Parque del Bajo (detrás de la Casa Rosada) con Puerto Madero. Los visitantes degustaron sabores típicos de las distintas zonas de la Argentina. Como cierre, hubo un recital de Los Pericos. Según la Ciudad, 80.000 personas se acercaron a disfrutar de las distintas actividades.
Esta mañana será el esperado debut del Paseo del Bajo. El proyecto tuvo algunas modificaciones en su nombre y, principalmente, distintas alternativas para su traza a lo largo de más de 50 años.
Antecedentes
Desde la década de 1960, la idea de crear una autopista ribereña empezó a tomar forma. El objetivo era siempre el mismo: agilizar la unión del norte y el sur del conurbano por el Bajo porteño. En 1996, el entonces intendente municipal Jorge Domínguez anunciaba que se construiría una avenida parquizada en Puerto Madero en lugar de un viaducto elevado, una propuesta que había circulado en los 80 entre funcionarios nacionales, pero que no fue bien vista por los vecinos de Puerto Madero por considerar que el barrio quedaba aislado del resto de la ciudad.
Al poco tiempo se conoció otra idea: la nueva vía podría ser subfluvial. El arquitecto que proponía tal obra explicaba los beneficios que las estructuras de los diques otorgaban al trabajo.
En 1997, se retomó la idea de que la autopista fuera elevada. Volvió a cobrar fuerza el proyecto de una vía aérea que correría sobre las líneas ferroviarias de carga. La Ciudad hacía caso omiso de las quejas de los habitantes de Puerto Madero y, a su vez, proponía la explotación comercial del espacio bajo autopista.
En tanto, otro proyecto se evaluaba. ¿Sería posible que la ribereña pasara por detrás de Puerto Madero, entre la Laguna de los Coipos y la Reserva Ecológica? Mientras esta idea se mantenía en stand-by, aparecía una nueva que proponía la construcción de un semiviaducto. Los cruces fueron constantes entre el gobierno nacional y el porteño.
Finalmente, en 2016, la Ciudad anunció la construcción del Paseo del Bajo, una idea que, si bien también busca agilizar el tránsito entre las autopistas Illia y Buenos Aires-La Plata, dividió los flujos de tránsito: el pesado irá en desnivel y el liviano, sobre la superficie. Los trabajos empezaron en enero de 2017 y buscan ordenar los más de 15.000 camiones, 800 ómnibus y 76.000 autos que cruzan por día la zona.
Según se prevé, camiones y ómnibus recorrerán los 7,1 kilómetros que conectan ambos extremos en solo 12 minutos, a una máxima permitida de 60 km/h.
Desde la calle Brasil hasta el peaje Retiro de la Illia, el corredor vial cuenta con 12 carriles. Cuatro (dos en cada sentido) son de uso exclusivo para el transporte pesado y están ubicados en la trinchera central. Tienen accesos directos a la terminal de Retiro y al puerto.
Las ocho vías restantes -sobre las avenidas Moreau de Justo, Madero y Huergo- son para automóviles, rodados livianos y colectivos urbanos, que deberán detenerse en los denominados "cajones amarillos" para permitir el ascenso de los pasajeros.
Ayer, a lo largo del eje Madero-Huergo se visibilizaban los últimos camiones que transitaban por esa vía. "Es un gran cambio", opinaba Carlos Aguirre tras cruzar a pie, junto a su nieto de cinco años, la avenida. Se percató de que había algo nuevo: la arteria, que ahora tiene un único sentido hacia la autopista Buenos Aires-La Plata, está dividida por un cantero central. En dos de los carriles la circulación es más rápida; los otros dos se usan para hacer maniobras de giro en una única dirección. El mismo diseño tiene Alicia Moreau de Justo, pero la circulación será en sentido al norte.
Para reordenar el tránsito en las primeras horas, la Ciudad estableció un cronograma progresivo de apertura. Con un despliegue de 400 agentes, los conductores recibirán asistencia para circular.
La obra incluye nueve pasos vehiculares habilitados por encima de la trinchera para conectar el centro con Puerto Madero y una décima vinculación por debajo de la autopista en la calle Cochabamba. Todos tendrán sentido único, excepto el de Perón-Macacha Güemes.