No disminuye la cifra de personas que duermen en las calles porteñas
El número se mantiene en los mismos niveles que en 2011; por el frío, refuerzan la ayuda oficial
La llegada del invierno trae con ella el escenario más hostil para las alrededor de 850 personas que duermen en las calles de Buenos Aires. Aunque el número varía a diario, no disminuye con respecto a los últimos cinco años, según las estimaciones del Ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño.
Muchos de los sin techo llevan en esa situación incluso décadas, como Nicolás, que desde hace 25 años vive a la intemperie y LA NACION conoció en una recorrida nocturna por el microcentro junto a voluntarios de la Fundación SI. Para esta organización sin fines de lucro, la cantidad de gente en las calles porteñas oscila entre 900 y 1000.
El caso de Nicolás, como el de otros con los que dialogó este cronista, refleja la compleja realidad que hay detrás del hecho de dormir en la vía pública, que va más allá de no tener un lugar donde quedarse.
"La problemática que lleva a una persona a vivir en la calle no es exclusiva ni primordialmente económica. Tiene más que ver con caerse de la red vincular o social", dijo a LA NACION Cristina Lucione, psicóloga y coordinadora en la Fundación SI. "Vivir en la calle implica no tener más a nadie, aunque tengas una familia, no tener quien te cobije o a quien vos quieras pedirle ayuda", agregó.
Entran en juego otros factores, que, en algunos casos, "están relacionados con patologías mentales, adicciones o conflictos familiares que le impidieron a la persona generar nuevos vínculos", aclaró la especialista. En esas condiciones, ayudar no siempre es una tarea fácil.
"Seamos respetuosos que estamos entrando en sus hogares", pidió una de las coordinadoras de la Fundación SI a los nuevos voluntarios que se sumaron a las recorridas. Para algunos sin techo, el escalón de la entrada a un edificio funciona como la pared que los separa del mundo exterior. Y no todos dan permiso para atravesarla.
Lo saben en la Fundación SI y en otras entidades que trabajan con gente en situación de calle.
Del estudio cualitativo realizado por el Ministerio de Desarrollo Humano se desprende que el 60% de los sin techo vive en "ranchadas": así se denomina la forma de convivencia grupal. Además, casi todos son hombres y el 75% nació fuera de la ciudad. La mayoría llegó a Buenos Aires en busca de empleo y el 64% vive de changas o recicla cartón.
Según la Fundación SI, las zonas más pobladas son el microcentro, los alrededores del Congreso y los grandes centros comerciales donde hay negocios gastronómicos y actividad nocturna. "Belgrano ahora tiene más gente que antes porque se consigue comida. También circula gente que va al cine de noche y si alguien pide dinero es probable que le den", dijo Lucione.
Ante la permanencia de un problema que conserva la misma magnitud que en 2011, cuando se contabilizaron 876 personas instaladas en la vía pública, el gobierno porteño lanzó ayer una nueva edición del Operativo Frío, que se extenderá hasta el 1° de agosto. Consiste en un refuerzo del programa Buenos Aires Presente, que asiste a diario a los sin techo. La ayuda se requiere permanentemente, si bien en la época invernal la necesidad se vuelve más visible.
"Es un gran esfuerzo de muchas áreas de gobierno que muestra el compromiso y la solidaridad que se ponen para ayudar a la gente que más lo necesita", destacó ayer el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. La Ciudad cuenta con casi 1700 plazas disponibles en distintos paradores, donde las personas reciben atención social y acompañamiento profesional, elementos de higiene personal, ropa, comida caliente y cama.
Los vecinos pueden solicitar ayuda oficial para las personas en situación de calle por medio de la línea 108. La Fundación SI suma, sólo en la Capital, 600 voluntarios que a diario realizan recorridas divididos en 21 zonas.
También hay experiencias de grupos de vecinos que se organizan espontáneamente para servir alimentos calientes a los sin techo de su barrio. Todos los esfuerzos son pocos: la población en situación de calle no disminuye.