Murió el último bombero voluntario herido en Barracas
Facundo Ambrosi tenía 25 años y tres hijos; es velado en el cuartel de la Boca, donde trabajaba; son diez las víctimas del incendio en Iron Mountain
"Hoy dejo de ser bombero. Estaba preparada para mil cosas, menos para algo así. Fue una puñalada al corazón. Con esto se fue todo a la mierda", le dijo Jennifer Maceiro, de 24 años, madre del hijo mayor de Facundo Ambrosi, a un grupo de amigas que esperaban en la puerta del cuartel de bomberos voluntarios de Vuelta de Rocha, en la Boca. "¿Vas a dejar todo?", le preguntó una de ellas. "Sí, ya lo tengo decidido", respondió.
Facundo fue el primer novio de Jennifer. Ellos se conocían desde hace 13 años y se convirtieron en los padres de Abel, que tiene 6. Aunque su relación amorosa había terminado y Facundo formó una nueva pareja con la que tuvo dos hijos más -Tiana, de tres, y Gael, de casi tres meses-, mantenían algo más que una gran amistad: "Éramos compañeros y confiaba plenamente en él. Donde Facundo me decía que atacara el fuego, yo iba".
La joven, como compañera de la lanza del bombero que falleció ayer, a las 15, producto de una muerte encéfalo craneana -cese de las funciones cerebrales-, era la encargada de aumentar o disminuir la presión del agua de la manguera en la parte trasera, cerca de la autobomba. "El día del incendio él me dijo que me quedara, por eso salió con Sebastián", explicó Maceiro, en referencia a Campos, el primer bombero voluntario que murió el día del incendio. "Si no caía Seba, caía yo. Tal vez Dios quiso que fuera uno solo, para que nuestro hijo no perdiera a sus dos padres", reflexionó.
Facundo, en realidad, tampoco debía ir, explicó Antonio Sette, director del cuartel de Vuelta de Rocha: "Él se subió al techo del cuartel y como vio que había mucho fuego se fue caminando hasta el depósito de Iron Mountain y se puso a trabajar para ayudar al resto."
"La vocación solidaria de este chico, que la peleó hasta último momento, se puede ver en todo: Facundo era donante de órganos", recordó Sette , que conocía al joven "desde que estaba en la panza de su madre".
Esa vocación de servicio que resaltan todos los que lo conocieron a Ambrosi se manifestó en él desde pequeño. Su padre fue el director anterior del cuartel de Vuelta de Rocha y llevaba siempre a sus hijos a su lugar de trabajo. Cuando crecieron, Facundo -que era el menor de los tres- y su hermano Rodrigo se convirtieron en bomberos.
"Un día estábamos los dos sentados ahí -cuenta Rodrigo Ambrosi, mientras señala uno de los escalones clásicos y elevados de La Boca- y le dije: «Che, nosotros nos tenemos que anotar en el Incucai, porque el día que estemos muertos no vamos a servir para una mierda»".
Facundo consideró esas palabras. "¿Sabés que tenés razón? Nos tenemos que anotar para ser donantes", le dijo a Rodrigo, y se registraron.
"Mi hermano venía mal. Del sábado para el domingo se complicó mucho su estado de salud. Cuando falleció le dije a mamá que no se olvidara del compromiso que Facu había firmado. Él quería dar vida", aseguró.
Dolor en el velatorio
El clima y la imagen del 5 de febrero, cuando ocurrió el incendio, se repitió ayer en el cuartel de Vuelta de Rocha: amigos de la familia Ambrosi y vecinos de la zona aguardaban anoche en la puerta de la calle Garibaldi 2042 a que iniciara el velatorio. El cuerpo de Facundo, tal como sucedió con el cuerpo de Sebastián Campos, también es velado allí.
Los gestos de apoyo entre los compañeros del joven se multiplicaban dentro y fuera del lugar de trabajo de Ambrosi. Además de su madre y sus hermanos, estaba el pequeño Abel, con una remera roja de los bomberos voluntarios. Los colegas de Ambrosi que lograban contener las lágrimas, se dedicaban a jugar con el nene para distraerlo. Jennifer, la madre del chico, llevaba una remera con la foto del padre de su hijo y la inscripción "Fuerza Facu". La joven no paraba de llorar. La noticia la hirió de tal forma que fue incapaz de decirle a su hijo que su padre había fallecido, por eso lo hizo su novio.
"A mi nene lo voy a sacar de acá. Él quiere ser bombero como su papá y su mamá, pero ya no quiero saber nada. Por eso abandono yo también y hoy es mi último día como bombero. No me puedo arriesgar, no me quiero arriesgar a que Abel también pierda a su madre."
El duelo de los familiares de Facundo Ambrosi no tiene fin. Nora, su madre, deberá velar a su hijo menor al mismo tiempo que se cumple un año de la muerte de su esposo.