Matanza-Riachuelo, un caso muy complejo
La fitorremediación es una tecnología orientada a la recuperación de ambientes contaminados utilizando plantas. Debe considerarse que el éxito del proceso de fitorremediación depende en gran medida del íntimo contacto de las raíces de las plantas con el sustrato a remediar, en el que proliferan complejas microflora y microfauna.
En función del tipo y de la concentración de los contaminantes a remediar y de su asociación preferencial con alguno de los compartimentos ambientales (aire, agua, suelo/sedimento) pueden elegirse las plantas más apropiadas para el proceso y, según las tasas y la eficiencia de remoción de contaminantes, estimar los tiempos necesarios para completar el tratamiento. Este tipo de tecnologías permite degradar, remover o inmovilizar contaminantes, según su naturaleza, valiéndose de procesos naturales y minimizando el impacto ambiental.
Si bien las plantas acuáticas pueden tolerar una amplia variedad de condiciones ambientales, suelen seleccionarse especies nativas que exhiban tolerancia a los contaminantes, evitando además el riesgo de introducción de especies exóticas. La remediación se realiza mediante distintos procesos que pueden ser desarrollados por las mismas plantas o en combinación con la acción de los organismos asociados a su sistema radicular. De ahí que pueda producirse la degradación de compuestos orgánicos, la remoción de nutrientes o la inmovilización de metales en los suelos o sedimentos por medio de la formación de compuestos de baja movilidad ambiental, entre otros.
Los ambientes que presentan una elevada y compleja carga de contaminantes, como los de la cuenca Matanza-Riachuelo, son difíciles de remediar, ya que pocas especies vegetales pueden tolerar las elevadas condiciones de estrés y solamente algunas son capaces de afectar las concentraciones de los contaminantes elegidos. Por eso, una estrategia de manejo de cuenca siempre debe incluir el objetivo de minimizar la carga contaminante que ingresa a los cuerpos de agua mediante un tratamiento previo.
El caso Matanza-Riachuelo suele presentarse como un paradigma de la inadecuada gestión de los bienes públicos. No obstante, un análisis profundo debe tener presente la dificultad de armonizar las opciones ambientales óptimas con las sociales y económicas, en particular en la región más densamente poblada del país.
Los autores son biólogos de la cátedra de Química Analítica de la Facultad de Agronomía de la UBA
Roberto Serafini y Silvana Arreghini