Presidente alcanzó el puesto 21° en el ranking del The World’s 50 Best y se destacó por su adaptación durante la pandemia
- 5 minutos de lectura'
Una burbuja de felicidad en la que no pasa el tiempo. Eso es lo que buscan crear en Presidente, uno de los mejores bares del mundo y acaso la barra más linda de la Ciudad. En sus banquetas y bajo enormes candelabros se puede beber un cóctel servido en una calavera y ver de reojo como tal vez pasan los Red Hot Chili Peppers camino al saloncito privado de la biblioteca. Al que, cabe decirlo, también puede acceder cualquier mortal. La vara con la que los empleados miden que los clientes lo están pasando realmente bien: se dan cuenta cuando no miran el teléfono por un largo rato.
Ubicado en Quintana 188, el inmueble es un bello petit hotel cubierto de enredadera que ofrece una particularidad: es un bar que también se ve lindo de día. De noche son todas luces tenues, glamour y una pizca de magia.
Mariano Maciel, uno de sus cinco socios, buscó mucho hasta dar con la locación perfecta. Su experiencia previa como creador de Frank’s y Nicky Harrison —otros dos imprescindibles de la coctelería porteña— le dieron ventaja para buscar con precisión: quería algo más sofisticado y lejos del ruido de Palermo.
También pretendía un inmueble que permitiera generar distintos espacios y climas, que hoy se traduce en sectores bien diferenciados: la barra que levanta suspiros apenas se entra al edificio, su posterior espacio para quienes quieren estar parados cerca de la música y un rincón con asientos más cómodos decorado por una gigantesca araña estilo imperio de cristal. Un poco más hacia atrás, el jardín cerrado lleno de plantas y la biblioteca “escondida”, a la que un mago invita a pasar a través de una puerta secreta.
Ahí adentro la música cambia y se prefieren los ritmos algo más latinos. La biblioteca es un guiño a Adolfo Bioy Casares, que vivió en esa misma calle.
“Buscamos generar un espacio sofisticado y clásico, pero también divertido. En esos peros se generó la identidad”, dice Maciel.
La casa aportó de entrada bellas molderías y bousserie. La idea estilística que se sumó con el concepto de Presidente: guiños al art. decó de la película El Gran Gatsby, referencias a la elite porteña de la década del 30 y cierta influencia hípica, también muy rioplatense.
Un bar de lujo, para cualquier persona
Sebastián García es el alma de Presidente: aclamado bartender, participa como socio y como gran anfitrión que se encarga de que todos la pasen bien ahí dentro. Eso puede llegar a incluir hasta mandarle unos tragos de cortesía a una mesa en donde ve que una cita no marcha espectacular. “Yo soy del oeste de Buenos Aires y de chico odiaba ir a lugares careta y que me rebotara el de seguridad. Entonces, en Presidente quise armar un bar que sea reconocido internacionalmente pero al que pueda ir cualquier persona. Hay un concepto de igualdad: no nos interesa si el que viene es millonario o alguien que cuenta las monedas para venir a beber, lo importante es que todos la pasen muy bien”.
García habla desde Madrid, donde acaba de recibir un premio que lo tiene orgulloso: por tercer año consecutivo Presidente Bar entró a la lista de 50 mejores bares del mundo que organiza, valga la redundancia, “The World’s 50 Best”.
En la edición 2020 habían ingresado al ranking en el puesto 50: ahora escalaron al 21. ¿Qué hicieron mejor desde entonces? En buena parte, adaptarse velozmente a la pandemia. En cuanto se habilitó la posibilidad de la gastronomía al aire libre en la ciudad de Buenos Aires, Presidente habló con sus vecinos y sacó todo su mobiliario a la calle. De la noche a la mañana un bar 100% nocturno empezó a servir café de calidad. “Los clientes no se querían ir a las 19, los teníamos que echar”, recuerda risueño Maciel. Fue un éxito.
De regreso a los horarios más habituales —abre de martes a domingos, desde las 18 horas— la carta ofrece una variedad de opciones de entradas, platos principales y ensaladas, aunque la gran mayoría de los clientes pide la degustación de 30 piezas de sushi. Los platos son abundantes y acompañan la ingesta de alcohol: si cuando abrieron los dueños apuntaron a servir tapas, hoy el menú incluye empanadas de osobuco, milanesas de peceto con spaguetti y hamburguesa de ojo de bife, además de otras opciones veggies.
La barra ofrece unas 270 etiquetas y ciertos tragos que ya son insignia de la casa —y que no podrían sacar de la carta aunque que quisieran—. Algunos de ellos son el Buenos Aires Zombie, que lleva blend de rones Bacardí, frutas tropicales, cítricos, Absenta, Amargo Obrero y Hesperidina y que se sirve en un Obelisco con estética zombie. También es best seller el Amore Milano, con Johnnie Walker Red Label, bitter rojo, pomelo rosado, limón, bitter de Angostura, y el Patagonia Fix, que lleva Vodka Sernova, limonada de flores de sauco de la Patagonia, menta y berries.
Hay esmero en la elección de la vajilla y hasta obsesión por el detalle que se ve en el hielo: lleva un “sello” de Presidente.
¿Qué pasa si un cliente quiere simplemente beber un fernet con cola?
“Para nosotros es muy importante seguir educando al consumidor. Aunque también nos gusta que el cliente beba lo que tiene ganas de beber”, dice García. “Si venís a Presidente y pedís una caipirinha, tal vez no la preparamos pero te vamos a dar muchas opciones para que pruebes algo similar. Lo mismo con el fernet, que yo amo y tomo mucho en asados. Tratamos de no hacerlo en Presidente, pero si el cliente se pone muy insistente se lo damos. O lo que es mejor, le ofrecemos distintas opciones y al final de la noche le regalamos el fernet. Pero antes lo hacemos probar otra cosa”.