Los porteños originales: vivían a orillas del Riachuelo en el siglo XIII
Investigadores argentinos y vascos determinaron que se trata de una aldea indígena del siglo XIII; los restos analizados fueron encontrados en el parque Ribera Sur y detrás del autódromo Gálvez
Los primeros porteños eran cazadores y recolectores, creaban sus propias armas y elaboraban vasijas de cerámica en las que cocinaban. Vivían en chozas rodeados por una fauna que hoy no se encuentra en la zona: ñandúes, venados de las pampas y guanacos. Son hombres que vivieron en el Holoceno tardío, en el siglo XIII, unos 300 años antes de que los españoles llegaran a estas costas. Éstas son algunas de las conclusiones a las que llegó un grupo de expertos de la Universidad del País Vasco (UPV), de la Universidad del Museo Social y de la UBA, que encontró los restos hace un año, detrás del Autódromo de Buenos Aires y en el parque Ribera Sur.
Los investigadores excavaron en ese lugar en busca de restos de la primera expedición española, la de Pedro de Mendoza, y hallaron a los primeros habitantes.
Lo consiguieron gracias al aporte y al análisis que se hizo en Europa con una técnica que se denomina termoluminiscencia (ver aparte). "Hablamos de un sitio que tiene unos 700 años de antigüedad y muestra un paisaje similar al que describen los primeros castellanos que llegaron a estas costas", explica Daniel Loponte, arqueólogo del Conicet encargado de recopilar e interpretar la información de los hallazgos.
"Son grupos móviles que desarrollaron unas estructuras habitacionales con postes bastante gruesos", agrega el experto, que cuenta que el sitio de exploración era la parte alta de un bañado del Riachuelo antes de ser rectificado.
Daniel Schávelzon es el director del Centro de Arqueología Urbana (CAU) y a partir un trabajo de otro arqueólogo urbano, Ulises Camino, propuso buscar entre los lugares que exploró Carlos Rusconi a principios del siglo XX.
"Rusconi anunció un descubrimiento, en 1926, de dos paraderos indígenas que denominó A y B, sobre las barrancas del río Matanza, en Villa Riachuelo, en la Capital. Nos indicó el lugar, pero no pudo avanzar más. Lo que pudimos hacer ahora es excavar en, tal vez, uno de los últimos lugares con estas características de la ciudad", indica Schávelzon.
"Tenemos que imaginarnos que la entrada del Riachuelo era un delta, era un conjunto de islas con sauces; hay crónicas y fotos hasta de 1900 en las que describen paradores y paseos en bote", agrega el experto.
Miedo a los "tigres"
El diario de Ulrico Schmidl, un expedicionario famoso por haber descripto la zona del Río de la Plata en el siglo XVI, es lo más cercano al hábitat y a las costumbres que este descubrimiento permite mostrar.
"El español hablaba del miedo que les tenía a los tigres y menciona un grupo al que denomina querandíes, pero no dice dónde los encuentra, si cerca o lejos de la costa", relata Loponte.
Los investigadores explican que el avance español que diezmó las poblaciones se produjo al borde del Río de la Plata. Ésta es una población de la llanura, de lo que se denomina pampa ondulada.
"Eran grupos que iban y volvían, entonces tal vez armaban una estructura de vivienda que luego era usada en otra temporada. Por ejemplo, los morteros para moler la comida o las parrillas en las que secaban las carnes las enterraban en lugares determinados para volver a ser utilizados", dice Loponte.
La ubicación temporal del asentamiento también permite analizar que el clima no era muy diferente al de la actualidad. "El Holoceno tardío se ubica entre 3500 y 500 años atrás. Eso significa que estos pobladores no pueden haber vivido antes de esa fecha", sostiene Camino.
Si bien el desarrollo y el modo de vida son una hipótesis, este asentamiento permitió detectar el contacto con otros grupos.
"Por primera vez en la zona existe la hipótesis de que fabricaban sus propias armas", sostiene Camino. El equipo llega a esa conclusión tras el hallazgo de puntas de flechas en distintas etapas de confección.
Armas
Loponte indica: "En la zona del Delta se han encontrado restos, pero siempre prefabricados. Aquí vemos distintos grados de avance en la confección de esas puntas de lanza". La hipótesis indica que esas piedras provenían de la zona de Tandil y que los grupos tenían contacto con otros, de Entre Ríos y de Uruguay. "Se trata de pueblos interconectados que intercambiaban bienes y materiales", aporta Camino.
El hallazgo arqueológico más antiguo en el área metropolitana hasta ahora era del siglo XVII, en San Telmo. Y una de los grandes desafíos era conseguir vestigios de la primera fundación de Buenos Aires, en 1536.
"El asentamiento fue destruido por los españoles en 1541 para dirigirse mucho más al Norte, a Asunción, por órdenes llegadas de Madrid", indica el informe preparado para explicar la excavación que llevan adelante en la zona sur de la ciudad la Universidad del País Vasco (UPV), la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA) y la UBA.
Parque Lezama
"En 1989 se hicieron excavaciones en el parque Lezama, sitio que durante mucho tiempo se consideró -sin prueba alguna, por cierto- el verdadero lugar de esa primera población, pero nada se encontró para demostrarlo. En 2005 se llevó adelante un relevamiento de arqueología de superficie de plazas y parques, incluyendo áreas abiertas sobre la vieja barranca del río, en el sur de la ciudad, hasta Parque Patricios, sin material de esa cronología (siglo XVII)", detalla el informe.
En 2012, en la plaza San Martín se hizo un nuevo trabajo, luego de que, en 1999, se registró un hallazgo casual de material. Allí aparecieron objetos de la vida cotidiana, como la cabeza de una muñeca de porcelana peinada con rodete, posiblemente de origen inglés o francés. O una ficha de dominó hecha en hueso, que dataría del siglo XIX. También hay fragmentos de vajilla y trozos de un porrón de cerveza marca Glasgow-Kennedy, que se fabricó entre los siglos XIX y XX. Pero, como se dijo, nada que datara del siglo XVI.
Este nuevo descubrimiento obliga a reescribir la historia de estas pampas. Los paisajes descriptos, ya en el siglo XIX, hablan del caballo y de la vaca. "Claramente son los animales y las prácticas introducidas. Charles Darwin, en 1833, sostiene en sus observaciones que es impresionante cómo ha cambiado el paisaje. No se mencionan los guanacos", apunta Loponte, y destaca que este tipo de mamífero era común encontrarlo mucho más en el sur de nuestro país.