Los manteros pagan $ 300 por semana para "alquilar" una baldosa en Floresta
Los comerciantes instalados en calles y veredas de esa zona se duplicaron en un año; denuncian que pagan protección a bandas cómplices de la policía
Una baldosa de 90 cm2 en la avenida Avellaneda, en Floresta, cuesta $ 300 por semana o hasta $ 3000 por mes. Es lo que dicen los manteros que pagan para usar la vía pública como vidriera. ¿A quiénes? A organizaciones que, supuestamente, trabajan en complicidad con la Policía Federal y en algunos casos a los mismos comerciantes de los locales, según contaron los manteros.
El comercio ilegal crece a pasos agigantados en la avenida Avellaneda y sus alrededores. Los manteros, que inundan las veredas y las calles de la zona cada día, ya son 1146, según un informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y de la Federación de Comercio e Industria de la Ciudad de Buenos Aires (Fecoba). Casi el doble de los 626 contabilizados por los mismos organismos en marzo de 2014. Además, aseguran que en el barrio de Floresta funcionan 3661 locales ilegales en diferentes "Saladitas".
En el Ministerio de Seguridad dijeron a LA NACION que la Policía Federal no puede intervenir en la venta de productos en la vía pública y menos secuestrarla, si es que no hay una orden judicial, pues esos controles callejeros les corresponden al gobierno porteño. En el caso de que los comerciantes quieran denunciar alguna irregularidad, pueden hacerlo a través del 0800-555-5065.
En tanto, en el gobierno de la ciudad indicaron que en los sitios donde contaron con el apoyo de la Policía Federal pudieron sacar a lo manteros, como ocurrió en Retiro, Constitución y la peatonal Florida. También aseguraron que la policía sí tiene jurisdicción sobre las irregularidades que ocurren en la vía pública.
El barrio es un hervidero donde la venta ilegal florece cada día. El grueso de los manteros se ubica sobre la avenida Avellaneda, desde Nazca hasta Campana. Cuatro cuadras fuera de control, donde es una odisea circular y la impunidad es total.
En las esquinas de Argerich, Helguera y Cuenca, los lienzos, bolsas de nylon y tablas con caballetes que hacen las veces de puestos ocupan hasta cuatro metros de la calle. Por allí, con suerte, puede circular sólo un auto. Esquivando cajas de zapatos, prendas y percheros, claro.
Calzados, elementos de bazar, todas las versiones y tipos de indumentaria, tecnología, puestos de comida, perfumería, regalería y joyería. Todos los rubros tienen su lugar entre los huecos de los autos estacionados, sobre los nuevos canteros -puestos allí para evitar a los manteros- y en las esquinas. Y hasta en los contenedores de basura. Todo vale para colgar una percha con lencería femenina o acomodar una camiseta de Lionel Messi.
Los sábados se estima que circulan por allí hasta 30.000 personas. Hacinadas entre bolsas de mercadería apiladas por doquier y con los ojos bien abiertos para no caer en manos de las mecheras y los pungas.
Los comerciantes de la zona afrontan una pelea desigual frente a los manteros, que, sin cargas tributarias, ofrecen precios imposibles: zapatos a $ 200, tres chombas por $ 120, camisetas de fútbol a $ 130 o tres calzoncillos por $ 50. "No estamos cansados ni hartos de lo que pasa. Estamos resignados. Perdimos cualquier esperanza de que esto se solucione. No se ven inspectores y menos policía. Es adaptarnos o morir", contó Guillermo, que tiene un negocio de ropa de mujer sobre Avellaneda.
"Lo único que los corre es la lluvia. Las personas vienen a los manteros. Ni miran nuestras vidrieras. Hace tiempo que perdimos en esta lucha. Nos tenemos que adaptar a ellos. El control es escaso. Y también cómplice", agregó Ana, otra comerciante.
Para instalarse en las veredas, los manteros dicen que pagan 300 pesos por semana las dos baldosas (de unos 60 cm de largo por 30 de ancho cada una) a "organizaciones" que manejan la zona. Otros dicen que les pagan a los dueños de los locales hasta 3000 pesos por mes para asentarse frente al negocio. Y otros, con más trayectoria, dicen no abonar nada.
"Le pagamos a uno que dice que trabaja para la policía y debe ser verdad, porque por acá nunca aparece un patrullero", contó una mantera, ubicada sobre Nazca.
Este polo textil también deja en evidencia decenas de irregularidades en el tránsito. Los espacios para estacionar a 45 grados no son respetados. Camiones y colectivos repletos de mercadería, estacionados a lo largo, los ocupan en su totalidad. Y se quedan allí durante toda la jornada. También hay vía libre para estacionar en doble fila y hasta en triple fila, el tiempo que sea necesario.
"Si nos sacan... ¿A dónde nos llevan? Desde hace más de diez años que estoy acá y hoy está más fuera de control que nunca. Los dueños se hacen las víctimas y son los primeros que te vienen a cobrar", agregó otro de los vendedores, que pronosticó que los manteros desalojados de La Salada se instalarán en Floresta. "Acá no entra más nadie", aclaró.
1146 manteros
Hay instalados en la avenida Avellaneda y sus alrededores, según CAME y Fecoba. En marzo de 2014, había 626. En Floresta, también funcionan 3661 puestos ilegales en "Saladitas"
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