Los clubes de barrio recuperan su esplendor
Tras la crisis de 2000 vuelven a ser el refugio de los deportes y la vida social de familia
Luego de una merma importante en la cantidad de socios a partir del año 2000 -producto de la proliferación de los countries, barrios privados y grandes gimnasios- cada vez más familias vuelvan a los clubes de barrio. Son el alma, la identidad de una comunidad y el lugar ideal para que los chicos practiquen deportes y olviden el sedentarismo y la sobreestimulación tecnológica recibida de la mano de la PlayStation, Wii, Internet, teléfonos celulares, televisión y demás dispositivos.
Cualquier pibe de barrio no sólo va a jugar al fútbol al club. Entre los límites de cualquier "canchita" aprenderá lo que es el compromiso y descubrirá los valores de la amistad, el respeto o el sentido de pertenencia. Y tal vez, como opinan padres y dirigentes, en cuestiones tan sencillas como las anteriores, puede radicar la explicación primaria del resurgir del antiguo esplendor de los clubes de barrio.
El mítico Sunderland Club es reconocido como la meca de la milonga barrial, donde el "Polaco" Goyeneche pasó inolvidables noches de tango. Situado en Villa Urquiza unos 300 chicos practican deportes allí.
Su presidente, Horacio Palomba, tiene 76 años y es socio desde que tenía 17, cuando el salón de baile se calentaba con fogatas de quebracho dentro de tachos de metal. Las fotos en su oficina relatan la historia de la institución, que formó a varios campeones de tango y fue el escenario de muchas historias de amor.
El Registro Unico de Instituciones Deportivas (RUID) incluye a unos 150 clubes barriales, aunque existen en el área metropolitana unos 333. "Deben cumplir con formalidades como un balance anual o medidas de seguridad que muchas veces les es complejo lograr", relató Roberto Uriarte, director del área de clubes del gobierno porteño.
De orígenes y objetivos disimiles, la heterogeneidad de estas instituciones es notable. Existen clubes que fueron fundados por comunidades de inmigrantes, como el Club Italiano, situado en Caballito, que tiene más de cien años y cuenta con 2800 socios.
"Hubo una corrida a los countries de la clase media alta, o a los gimnasios, pero el club de barrio otorga una identidad que no brindan otras instituciones", dice Silvio Martuscelli, secretario de la comisión directiva del Club Italiano.
"Los chicos crecen en un ambiente sano. Están en contacto con un estilo de vida, donde no están tan pendientes del celular, Internet o de la TV", agregó. Sin embargo, Martuscelli admite que la competencia con la infinidad de estímulos que reciben los niños es muchas veces una pelea desigual: "Tenemos que bregar por que los chicos abandonen la silla y la pantalla. Además, los padres deben hacerse el tiempo para llevarlos a las distintas actividades, acompañarlos y apoyarlos", reconoció.
"Los clubes tuvieron que aggiornarse para convocar a las nuevas generaciones que juegan al fútbol y se vuelven a su casa", explicó el subsecretario de Deportes porteño, Francisco Irarrazaval. Según dijo, en los últimos años se han multiplicado hasta 8 veces los asistentes a los clubes de barrio, producto de iniciativas que buscan devolverles el rol social que tienen. "Es el único bastión que junta a vecinos, distintas generaciones, ideas políticas y religiones", resumió.
Con un claro fin social es que la Asociación Civil Vecinal Círculo La Paternal ofrece a los más chicos clases de fútbol. Según explicó Marcelo Saavedra, su director, la idea es "cumplir con un rol de inclusión e integración, donde los chicos puedan aprender valores como el respeto, la solidaridad y la superación individual". "Llevo a mis hijos a la escuelita desde hace 5 años. Somos tres generaciones que nos criamos ahí, nos une el afecto, el club nos identifica", explicó Andrea Diano, vecina de La Paternal de toda la vida.
Existen clubes que eligen destacarse en algún deporte. El Club José Hernández, en Mataderos, es reconocido por su escuela de básquet. Esta institución sufrió las consecuencias del tornado ocurrido a principios de mes y un gimnasio fue destruido casi por completo. Nilda Petraglia, coordinadora de la institución, explicó que realizarán una fiesta para recaudar fondos el 19 de mayo y así restaurarlo. Sus palabras sintetizan la lucha cotidiana de estas instituciones: "Hacemos todo con mucho esfuerzo y juntar ese dinero nos es muy difícil, pero el amor al club es superior".