Lime, una de las empresas de monopatines eléctricos, abandona Buenos Aires
Había empezado a funcionar en la ciudad de Buenos Aires en septiembre y se proyectaba como una de las empresas que ampliaría la flota de monopatines eléctricos en los próximos meses, pero una decisión de la compañía a nivel global cerró en forma abrupta las puertas a su expansión. Lime, una de las cuatro compañías que están ofreciendo el servicio de alquiler de los dispositivos tecnológicos, anunció que abandonará Buenos Aires en una decisión que también alcanza a otras ciudades de la región. La fecha de salida aún no fue confirmada.
"Hemos cambiado nuestro enfoque principal. Si bien la gran mayoría de nuestros más de 120 mercados han adoptado soluciones de transporte de rápidamente y son rentables hay comunidades en todo el mundo donde la micromovibilidad ha evolucionado más lentamente. Por esta razón, hemos tomado la difícil decisión de cerrar doce mercados en todo el mundo", dice el comunicado en la web oficial de Lime.
Esos mercados, además de Buenos Aires, incluyen a Atlanta, Phoenix, San Diego y San Antonio (Estados Unidos); Linz (Austria); Bogotá, Montevideo, Lima, Puerto Vallarta, Río de Janeiro y São Paulo (América Latina).
La noticia sorprendió a la filial argentina de Lime que opera con una flota de 860 unidades, el máximo permitido por la regulación de uso de estos dispositivos que aprobó la Legislatura porteña. Grin, Movo y Glovo son las otras tres empresas que fueron habilitadas por la Secretaría de Transporte y Obras Públicas a iniciar un período de prueba en el que se ofrecen los scooters en alquiler.
"En más de 120 ciudades hemos tenido la suerte de construir una comunidad de clientes leales y asociaciones profundas con los responsables políticos y las organizaciones locales. Viajes al trabajo, mandados, recorridos de placer con amigos, los conductores de Lime, en cada ciudad, son la razón por la que nos hemos convertido en la empresa líder mundial en micromovilidad", amplía el comunicado de la empresa.
Un mercado económico que no logró adaptarse a las necesidades de las empresas fueron las razones de la retirada de Lime que el mes pasado difundió un relevamiento en el que se explicaba el comportamiento de sus usuarios. En el estudio se detectó que el 22,4% de sus usuarios emplearon el monopatín eléctrico en lugar del vehículo, particular o de transporte público. Así se entiende que la la utilización de estos dispositivos generó un gran impacto en la movilidad urbana ya que uno de los objetivos de su llegada era convertirse en una alternativa para automóviles, colectivo, tren y subte.
De acuerdo al mismo informe en los primeros 60 días de actividad los usuarios de Lime recorrieron un total de 77.678 kilómetros en viajes que tuvieron un promedio de entre 8 y 10 minutos o, como lo explica el operador, recorridos de la primera y la última milla para combinar el uso de monopatín con algún otro medio de transporte. La encuesta pudo establecer que el 34,7% de las personas los utilizó para llegar o volver del trabajo o la universidad, y que el 23% lo ubicó como la forma más rápida de viajar.
Con la salida de Lime habrá tres empresas autorizadas a ofrecer monopatines de alquiler, al menos hasta que haya otras firmas interesadas o autorizadas a desembarcar en Buenos Aires. Grin, la primera en llegar a la ciudad y comenzar la prueba piloto el 1° de mayo pasado, cruzó la General Paz para prestar servicio. Hasta el momento la aplicación lleva acumulados 300.000 viajes con más de 200.000 usuarios registrados, que los utilizan para recorridos de entre 1,5 y 1,6 kilómetros.
Para usar los monopatines de cualquiera de las empresas es necesario bajar la aplicación y registrarse con un usuario. Luego vincular una tarjeta de débito o crédito para abonar los viajes y, una vez en las estaciones, desbloquear los dispositivos mediante el código QR. En todos los casos, el costo inicial para desbloquearlos es de $15 y cada minutos se cobra $12. Así, un viaje de 10 minutos tiene un costo de $135 y uno de 20 minutos, $255.
La utilización de los monopatines demandó establecer un marco regulatorio aprobado en la Legislatura de la ciudad que estableció las normas de seguridad y los sectores por donde se autorizó su circulación. Algunas de las medidas aprobadas fueron la limitación de la velocidad máxima en 20 km/h, luces delanteras y traseras, frenos, elementos reflectantes y timbre o bocina son obligatorios en los monopatines; para los usuarios, la utilización de un casco protector.