Las plagas porteñas: palomas, murciélagos y roedores
Ya se las considera endémicas y de muy difícil erradicación
Los vecinos de Buenos Aires hace tiempo que conviven con ellas, pero no pierden las esperanzas de que algún día se vayan: las palomas, los murciélagos y los roedores se convirtieron en una pesadilla que, ya en la categoría de endémicas, muy difícilmente sean erradicadas.
"Son una plaga", "nos invadieron", "cada día hay más". Son frases cotidianas que suelen oírse en la ciudad. Los especialistas afirman que no se las puede considerar "invasoras" y que, aunque resulte difícil de creer, es imposible determinar cuántas hay.
La raíz del problema parece ser que, al no existir predadores y multiplicarse los sitios de cría gracias al mal manejo de residuos, las tres especies ya se habituaron a la ciudad.
Además, existen estaciones del año en las que la tasa reproductiva se incrementa, pero las poblaciones de estas especies se autorregulan.
El gobierno porteño, preocupado por la situación, organizó un taller con el fin de evitar el crecimiento excesivo de las tres "invasoras", especialmente de palomas y roedores.
"Las ratas son una plaga histórica. Las palomas, no, aunque cumplen todos los requisitos para serlo. Todavía no han sido tomadas como tal, lo que dificulta su tratamiento. Y los murciélagos no sólo no son una plaga, sino que, a diferencia de las otras dos, son sumamente benéficos ya que nos liberan de millones de insectos al alimentarse", afirma Edgardo Marcos, docente de la cátedra de Salud Pública de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires y subdirector del Instituto Luis Pasteur.
A pesar de las explicaciones científicas, los vecinos se muestran fastidiados y nada parece conformarlos. "Las palomas son una plaga, cada vez hay más. El año pasado invadieron todo y ahora están volviendo. Ensucian los balcones, los patios, traen enfermedades, se meten por las ventanas de los departamentos. El gobierno debería tomar cartas en el asunto", se quejó Clara Sanahuja, vecina de Recoleta.
Desde el Ministerio de Ambiente y Espacio Público manifestaron que el área de plagas atiende más de 1700 reclamos mensuales y explicaron que a mediados de octubre se realizará un taller de expertos en palomas torcazas. El año pasado, se recuerda, se analizó recurrir a la cetrería en la zona de Recoleta para enfrentar el problema. Ahora, los talleres servirán para evitar el crecimiento excesivo de las poblaciones que puedan llegar a transformarse en plagas. También está previsto iniciar un plan de captura de palomas, con la colocación de jaulones en pulmones de edificios de las zonas más afectadas.
A pesar de que gran parte de los porteños se muestran convencidos de que cada vez hay más palomas en la ciudad, Carlos Fernández Balboa, coordinador de Educación de la Fundación Vida Silvestre Argentina, lo negó rotundamente.
"No existe ningún estudio científico ni nada que demuestre que sea así. Todo surgió en octubre del año pasado cuando los medios comenzaron a publicar y transmitir que había una invasión en Barrio Norte y Recoleta", expresó.
Tras la invasión de palomas de hace exactamente un año el gobierno de la ciudad le pidió a un investigador de la UBA que se ocupara de estudiar el tema.
La conclusión a la que se llegó, según relató a LA NACION Diego Santilli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, fue que la invasión era estacional y respondía a una suerte de migración, ya que las palomas llegaban detrás de cargas de cereal que tenían como destino el puerto de Buenos Aires, y que pasada esa época la población volvía a ser la habitual.
Sin embargo, Alejandro Lambruschini, presidente de la Asociación de Profesionales en el Manejo Integrado de Plagas de la República Argentina (Apmpu) y dueño de la empresa Opción Verde, especializada en fumigación, aseguró que las consultas sobre el control y ahuyentamiento de estas tres especies se triplicaron desde 2009.
Estos animales se encuentran en todos los barrios porteños, pero, debido a sus preferencias por anidar en lugares donde es fácil obtener recursos alimenticios y agua, hay zonas más afectadas.
A través de las llamados telefónicas para solicitar sus servicios, Lambruschini realizó un ranking de barrios con mayor incidencia de murciélagos, ratas y palomas.
En primer lugar se ubican Constitución y Monserrat, luego La Boca, Puerto Madero y Retiro. El tercer puesto corresponde a Caballito y Flores, seguidos por Palermo, Belgrano y Núñez, y en el quinto están Villa Devoto, Villa Pueyrredón y Villa Urquiza.
"El tema roedores es el de mayor nivel de denuncia o consulta, le sigue el de las palomas y por último el de los murciélagos. Todos los años hay pedidos y denuncias sobre la presencia de ratas, principalmente porque generan rechazo, más que por temor a la transmisión de enfermedades; de las palomas, porque molestan y ensucian, y de los murciélagos, por la aprehensión y la fábula", explicó Marcos.
Además de estar preocupados por la presencia de ratas, que es el roedor que más cantidad de agentes patógenos transporta y puede contagiar leptospirosis y hantavirosis, entre otras enfermedades, los porteños aseguran que cambiaron su comportamiento frente al hombre.
"Una noche estaba esperando el colectivo en la plaza Roma cuando apareció una rata entre nosotros. Ya hicieron agujeros en las veredas y, aunque algunos están tapados por ladrillos o piedras, siempre las ves por ahí, sobre todo durante la noche, cuando no hay mucha gente en la calle", contó Josefina, que trabaja en el microcentro porteño.
Balbao explicó que esto se debe a que "las personas les hemos facilitado el hábitat y el alimento, y su forma de actuar se relaciona con una alteración en el comportamiento relacionada, principalmente, con una sobrealimentación".
"Si realmente se desea disminuir la cantidad o la presencia de estos animales, debemos empezar a repensar seriamente el tipo de construcciones que ejecutamos y el cambio de prácticas saludables respecto del manejo de residuos urbanos que estamos implementando. De lo contrario, todo seguirá igual", sentenció Marcos.
Hay un teléfono para denunciar
Los vecinos pueden denunciar la presencia de palomas al 4601-2788. Una vez recibida la queja, un equipo de técnicos verificará el lugar y en los casos en que se comprueben concentraciones excesivas, el predio será denominado "zona sensible". Posteriormente, con el consenso de propietarios y vecinos, se procederá a colocar jaulones para capturas. Las palomas capturadas serán sometidas a estudios sanitarios y liberadas en zonas alejadas del punto de captura para reducir su concentración en el área sensible.
Esos vecinos...
ROEDORES
Las ratas son una plaga histórica de Buenos Aires
PALOMAS
El gobierno intenta evitar su crecimiento excesivo
MURCIÉLAGOS
Se los considera benéficos, ya que se alimentan de insectos