Las fallas en la distribución esconden el problema de generación
El sistema eléctrico argentino camina al borde de la catástrofe, muy cerca del abismo. Lo muestran los propios números oficiales. No hay capacidad para atender la demanda. Los picos históricos en todo caso no son tales. La demanda récord es la que se pudo atender ¿Cuánto más era el consumo si se atendían los cortes? La energía barata es como el pan a diez pesos o el dólar a precio oficial: no alcanza para todos y hay que racionar.
Pero la demanda no ha estado creciendo mucho. El Indec muestra que en los once primeros meses sólo aumentó 2,6%; menos de la mitad de lo que el mismo Indec dice que crece la economía. O la Argentina es un modelo de crecimiento que logra un aprovechamiento energético maravilloso o hay una nueva prueba de que el organismo público no sabe mentir. La evolución de la demanda eléctrica indica que la actividad está más cerca de la recesión que del alto crecimiento que obliga a pagar jugosos beneficios a tenedores de bonos entre los que, sorpresa, se encuentran algunos directivos del propio Indec.
Las fallas en la distribución han escondido la insuficiencia de la generación, que también puede llevar a los apagones, programados o no.
El sábado, en el pico de demanda de potencia, a las 14.10, la administradora del mercado mayorista, Cammesa, decía tener reserva térmica por apenas 364 MW, es decir, menos del 2% del requerimiento de ese momento. La indisponibilidad de máquinas térmicas por fallas es altísima. Por meses no baja de 4000 MW. El Gobierno ha obligado a usar con combustible líquido de forma permanente generadores diseñados para hacerlo sólo ocasionalmente; no es raro que fallen bastante más seguido que hace una década.
La central nuclear de Embalse no entrega toda su potencia y debe ser apagada para un mantenimiento. Julio De Vido visitó el 28 de diciembre la central Atucha II. Es la que se comenzó a construir en 1980, abandonada en los 90, reactivada por Néstor Kirchner y "puesta en marcha" en septiembre de 2011 por Cristina Kirchner, en un prohibido por ley acto de campaña previo a los comicios de octubre. Más de dos años después de la "puesta en marcha" la central no genera todavía nada y De Vido, junto a Capitanich, en medio de la catástrofe, habló desde sus instalaciones en el Día de los Inocentes.
El titular del Ministerio de Planificación embistió contra Edenor y, sobre todo, contra Edesur. En esa compañía el Gobierno tiene un veedor desde julio de 2012. Lo designó primero por 45 días, pero le fue prorrogando la gestión. En agosto último se la extendió por 90 días más. Luis Barletta es, además, el vicepresidente del ente regulador, ENRE.
El Estado tiene cinco directores en Edenor, desde que se quedó con las acciones que tenían las AFJP. Uno de ellos, Emmanuel Álvarez Agis, está allí desde 2012 y en noviembre asumió en el equipo de Axel Kicillof con el pomposo cargo de secretario de Política Económica y Programación del Desarrollo. ¿No sabían lo que pasaba, lo que las empresas en las que supuestamente se desempeñan hacen? Las propias empresas les avisaron lo que sucedía. Las instalaciones no alcanzan. La eficiencia de los equipos se reduce con las altas temperaturas y las fallas aumentan. Desde Edesur dicen que la situación se les complica más porque tienen más proporción de su red soterrada que Edenor. "Es más fácil que se caliente y es más difícil de arreglar", señalan.
Las dos compañías estuvieron haciendo cortes programados sin decirlo. Hasta que De Vido mostró que lo sabía. "Cuando las instalaciones están al ciento por ciento de la capacidad y se comienzan a calentar las desconectamos, evitamos la rotura, pero no todas las veces se llega a tiempo y eso no garantiza que cuando se vuelva a conectar no se repita la situación", señalan. En muchos lugares no llegaron a tiempo.
Por ahora la generación hidráulica no genera problemas. Hay agua suficiente. Pero el sábado aparecieron máquinas indisponibles en Yacyretá, Salto Grande, El Chocón y Río Grande, entre fallas y otras razones. Faltaron más de 1100 MW, lo que produciría la generación nuclear si Embalse funcionara a pleno. Hubo que usar 217 MW importados de Uruguay. El sistema está al borde del colapso incluso cuando están cerrados la Administración Pública y los bancos y cuando las automotrices y las aceiteras y las cementeras, grandes consumidores, están de capa caída.
En el sector energético dicen que sólo resta esperar que se cumplan los pronósticos de que a partir de mañana comenzará a bajar la temperatura. Si no fuera así, la situación será, incluso para los especialistas, totalmente imprevisible.