Lanzan otro plan para renovar el abandonado parque Lezama
La inversión será de 19 millones de pesos; los vecinos, entre ansiosos y descreídos
Un nuevo proyecto, una nueva esperanza. Aunque escépticos después de tantas promesas vanas, los vecinos del parque Lezama quieren creer que un ambicioso proyecto de renovación pondrá fin a tantos años de desidia y abandono.
Está en San Telmo, es el más antiguo de la ciudad y, con 80.000 metros cuadrados, también es uno de los más grandes. Pero está en pésimas condiciones. Casi no tiene césped y los bancos, bebederos, senderos y monumentos están destruidos.
El ministro de Ambiente y Espacio Publico de la Ciudad, Diego Santilli, adelantó a La Nacion un plan para reciclar el parque. Con una inversión de más de 19 millones de pesos, se propone "recuperar su esplendor original, respetando sus características históricas y su imagen paradigmática, pero acorde a los nuevos usos y realidades".
Habrá dos etapas. En un primer momento se colocarán rejas perimetrales y se mejorarán monumentos y obras de arte. El gobierno de Mauricio Macri espera tener lista esta primera fase para fin de año.
En la segunda etapa se trabajará sobre el anfiteatro de la calle Brasil y el patio de juegos que se asoma a la calle Defensa, además de la recuperación de sanitarios, equipamiento y riego. Estas intervenciones estarían listas para mediados del año próximo.
"El parque Lezama está en un lugar de privilegio de la ciudad -dijo Santilli a La Nacion-. Es un espacio con mucha historia y que refleja como pocos la identidad porteña. Desde su entorno tanguero hasta su mística literaria, ya que Ernesto Sabato lo utilizó como escenografía en Sobre héroes y tumbas ."
La actual no es la primera promesa de renovación que se les hace a los vecinos del parque. A fines de 2008, la gestión de Macri presentó un ambicioso proyecto para restaurarlo, recuperar sus especies y devolverle las rejas que alguna vez tuvo. La inauguración estaba prevista para los festejos del Bicentenario, en mayo de 2010. Sin embargo, las obras nunca comenzaron.
Situado entre las avenidas Paseo Colón y Martín García, la adoquinada calle Defensa y la avenida Brasil, el parque fue el jardín de la quinta colonial de la familia Lezama. Al morir Gregorio Lezama, en 1889, su viuda cedió la residencia a la municipalidad y en el edificio se instaló el Museo Histórico Nacional.
Declarado Area de Protección Histórica, el arquitecto francés Carlos Thays estuvo a cargo del diseño de un paseo público a principios del siglo XX. Hizo del espacio verde un parque con lleno de senderos pensados para el paseo y la contemplación.
Pero algunos decidieron pasar de la contemplación a los hechos. Cansada de ser testigo del deterioro del parque, la vecina Graciela Fernández formó la Asociación Civil Mirador del Lezama. Decididos a salvar este espacio, los vecinos entendieron que el camino era la vía legal. En 2004 presentaron un recurso de amparo para exigir la protección íntegra del espacio verde y el juez Hugo Ricardo Zuleta, a cargo del Juzgado Contencioso Administrativo y Tributario Nº 10, falló a su favor en 2005. El magistrado dio la razón a los vecinos y obligó a la Ciudad a cumplir una serie de disposiciones para mejorar el parque. El Gobierno apeló, pero la Cámara ratificó en mayo de 2006 lo actuado por el juez.
Finalmente, la sentencia de Cámara obligó a la Ciudad a ocuparse del lugar. Ante las sucesivas demoras, el 28 de octubre de 2008 el juez resolvió enviar una orden de embargo sobre "los salarios que mensualmente percibe el Sr. jefe de gobierno, Mauricio Macri, (...) correspondientes a la aplicación de la multa diaria de $ 100, impuesta desde febrero de 2007, que asciende a más de 100.000 pesos y se seguirá incrementando hasta el cumplimiento de la sentencia", dice el dictamen.
Una de las principales preocupaciones de los vecinos es el patrimonio arbóreo. Según el último relevamiento, de 1986, el parque había perdido un tercio de sus árboles. En tantos años, la situación se agravó notablemente. También alarma el poco verde de los suelos: el 50% de éstos está sin pasto.
Quienes viven en los alrededores del parque están ansiosos con el nuevo proyecto. "En lo que me atañe, como el apóstol Tomás, creeré cuando vea y toque", ironizó Fernández.
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