La Policía rechazó que le quitaran un predio y se frustró un proyecto de Larreta
El proyecto para trasladar el Cuerpo de la Policía Montada en el barrio de Palermo, situado en un predio de más de siete hectáreas, quedó trunco hoy en la Legislatura porteña al quedar fuera del temario de la última sesión ordinaria del año debido a la imposibilidad del bloque oficialista porteño de reunir los votos necesarios para la sanción.
La iniciativa, impulsada por el Gobierno porteño, generó un fuerte rechazo de la Policía Federal, cuyo jefe, Néstor Roncaglia, calificó, en declaraciones a LA NACION, como "una buena noticia" la marcha atrás ya que, dijo, "desde la fuerza considerábamos que era una injusticia".
La propuesta buscaba desafectar los actuales usos urbanos del predio delimitado por las calles Cavia y Chonino y las avenidas Casares y Presidente Figueroa Alcorta, donde funciona desde 1938 el Cuartel de Policía Montada.
La intención del bloque Vamos Juntos era darle una primera sanción, antes del recambio parlamentario que ocurrirá el próximo 10 de diciembre, para retomar el tema el año próximo y lograr una aprobación final dado que este tipo de leyes se encuadran en las denominadas "de doble lectura".
Sin embargo, los 40 votos, de los 60 con que cuenta el recinto, no fueron reunidos por el oficialismo, ya que su principal aliado electoral, la bancada de Evolución que responde a Martín Lousteau, optó por no acompañar el proyecto. Entonces, el expediente fue girado a la Comisión de Planeamiento Urbano para seguir en análisis.
Proyecto
El Gobierno porteño apuntaba a desafectar los actuales usos urbanos del predio donde funciona hace más de 80 años la Policía Montada y proponía, a su vez, el traslado de las dependencias a otros terrenos de la Ciudad que si bien no se deslizaron desde el Ejecutivo precisiones en torno a la posible localización, se creía que el destino sería la zona sur capitalina.
Una vez liberado el espacio, iba a desplegarse "un nuevo centro recreativo y de espacios verdes" que ofreciera "una gama de servicios complementarios acordes a las características del sector urbano". Entre las actividades planteadas estaban las culturales y comerciales, incluidos locales de gastronomía y esparcimiento.
También autorizaba el desarrollo de "nuevas áreas residenciales", es decir, edificaciones que podrían tener una altura máxima de 150 metros, así como "servicios de apoyo a la vivienda".
En una visita a la Legislatura semanas atrás, el subsecretario de Proyectos del Ministerio de Desarrollo Urbano, Alvaro García Resta, había indicado que en el polígono de 7,3 hectáreas se proponía una "mixtura de usos" para un espacio que ofreciera "un acceso y uso público para el disfrute de los vecinos que hoy no tiene" y en el que "más de tres hectáreas tengan suelo verde y absorbente".
En su redacción original, contemplaba la entrega en concesión para el uso y explotación por hasta 50 años de un sector, conocido como "La Boyera", que forma parte del Parque Tres de Febrero y que data de 1880. Ese pequeño espacio de 400 metros cuadrados tiene un alto valor histórico ya que cuenta con establos que eran destinados a la guarda de los bueyes y una torre de ladrillo que, antiguamente, soportaba un tanque de agua metálico.
Este artículo recibió objeciones, durante el tratamiento en la Comisión legislativa, por parte de organizaciones en defensa del patrimonio urbano que rechazaron la posibilidad de convertir un espacio histórico en un lugar concesionado que, aseguraban, podría hasta llegar a ser una cafetería o un local gastronómico. Ante la crítica, el apartado de "La Boyera" ya no formaba parte del expediente.
El rechazo de la Policía Federal
Roncaglia, quien dejará la conducción de la fuerza federal la semana próxima, celebró que se haya desactivado en la Legislatura porteña la ley y aseguró que "estuvimos con contra porque no acompañábamos la idea del Gobierno de la Ciudad de despojarnos de una zona donde estamos desde 1938".
El jefe policial precisó que en el lugar de Palermo funcionan, además del Cuerpo de la Policía Montada con 80 caballos, dependencias como la Unidad Antiterrotista, la División de Cibercrimen, la sede regional de Sudamérica de Interpol y el GEOF.
"El proyecto decía que las instalaciones eran obsoletas, pero nada más alejado de la realidad porque el lugar es una combinación perfecta entre lo histórico y lo moderno", destacó.