La plaza Flores, más cerca de las rejas
Ya son 71 los paseos públicos porteños que están cercados: muchos vecinos lo piden para combatir la inseguridad y la suciedad
"Por mí que la enrejen hasta el cielo. Falta vigilancia nocturna y de noche no se ve nada. Pobre del que cruza: lo asaltan seguro", lamentó José Oscar Pena, de 81 años. Para muchos es una solución para terminar con la mugre, la desidia y la inseguridad del lugar. Para otros, no resuelve nada. El futuro enrejamiento de la plaza General Pueyrredón, más conocida como plaza Flores, divide la voz de los vecinos. Claro que para los porteños la opción de cerrar los paseos públicos no es nueva. Ya son 71 las plazas en las que se adoptó esa solución y que, en conjunto, suman 32 kilómetros de rejas instaladas. Algo así como si se enrejara todo el camino desde el centro de la ciudad hasta el Tigre.
La plaza Flores se encuentra en avenida Rivadavia al 6900, entre Yerbal, Fray Cayetano Rodríguez y José Gervasio Artigas. A una cuadra de la estación Flores del ferrocarril Sarmiento y rodeada por 23 líneas de colectivos, la manzana es un lugar de paso.
Los vecinos, sin embargo, esquivan sus senderos: los arrebatadores, los que duermen en el pasto y los que se juntan a tomar alcohol la convirtieron en un lugar inseguro.
Para el ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, enrejar la plaza es una decisión tomada.
¿Cree que es la solución?
-Ayuda a evitar el vandalismo, los robos. Es un viejo reclamo.
El rumor barrial asegura que las rejas llegarían en estos días. Cuando la cerquen, se agregará a las 71 plazas porteñas enrejadas. No todos los vecinos propician su cierre. La asociación civil Red de Vecinos de Flores y Parque Chacabuco convocó a un grupo de arquitectos y delineó un proyecto alternativo que evita las rejas. "El concepto de enrejar para tener seguridad no es válido -sostuvo la presidenta, Verónica Candolfi-. Por ejemplo, el parque Rivadavia está enrejado y adentro es una jungla, así que empezamos a ver otras alternativas."
Los ritmos contrastan. Están los que caminan rápido, no se sabe si por el frío o para sortear arrebatos indeseables, y los que, sentados, miran pasar las horas. "Es una tristeza que la enrejen, pero yo no cruzo la plaza por el medio ni loca. Y menos con ella", confió Laura Pastor con su pequeña hija de la mano. Maestra jardinera, trabaja a dos cuadras: "A las 17 se vuelve tierra de nadie".
Leonor Medina trabaja a unos metros de la plaza y vive en Floresta. Esperaba el colectivo cuando le dijo a LA NACION: "No soy partidaria de enrejar los parques pero esta plaza es insegura, sucia, llena de vagabundos. En verano el olor a pis te mata".
Con dos hijitos en edad escolar, Karina Segovia cruza la plaza a las 6.30 de la mañana y vuelve a cruzarla a las 5 de la tarde. "Es peligrosa a toda hora. Por suerte tengo dos manos para apretar fuerte a los chicos. No me gustan las rejas, pero si sirven para protegernos, en buena hora", dijo.
Apropiarse del espacio
Desde la asociación vecinal, proponen cambiar la funcionalidad del espacio para que los vecinos logren darle un sentido de pertenencia. Vecina del barrio desde hace tres décadas, Candolfi, de 36 años, explicó: "Queremos hacer un buen uso del espacio público, contemplando que se trata de una plaza de alto tránsito". Entre otras cosas, quieren dar un espacio físico a los jubilados, para que puedan estar permanentemente.
También buscan cambiar los asientos, que utilizan las prostitutas, por bancos y mesas donde la gente pueda sentarse a tomar mate y conversar. Otra sugerencia es cambiar las paradas de colectivos, en especial la del 76. Es que esa línea se dirige a la villa 1-11-14, destino de muchos que van a comprar droga. No son pocos los que bajan del Sarmiento, atraviesan la plaza corriendo y se llevan carteras, celulares y bolsos a su paso.
"Me inclino por el proyecto de recuperación; el enrejado no es la solución. Hay mucha gente en situación de calle, que no se resuelve con la reja", opinó el comunero por Proyecto Sur Jorge Sanmartino Orovitz. Lamentablemente, no fue posible conocer la opinión del titular de la comuna, Guillermo Peña, ya que no respondió las llamadas de LA NACION.
Media ciudad tras las rejas
La ciudad cuenta con 250 espacios verdes, entre parques, plazas, plazoletas y patios de juegos, de los cuales 71 ya están enrejados. No parece mucho, pero si se lo calcula en metros lineales, el total de rejas que cierran los parques de la ciudad suma unos 32 kilómetros. Una medida que equivale a la mitad del perímetro de toda Buenos Aires o que representa la distancia que separa esta ciudad de la de Tigre.
DIXIT
"Estoy todo el día acá y es un desastre. Es la vía de escape para los arrebatadores"
SANDRO DJEDJEIAN
Comerciante y vecino de la plaza
"No tiene mantenimiento. Creo que con rejas va a mejorar. Ahora es un asco"
CARLOS FELDMAN
Vecino de la plaza
"Escucho a las mamás de mis alumnos y todas coinciden en que no hay buen ambiente"
LAURA PASTOR
Maestra jardinera
32
Kilómetros lineales
Es la distancia que se alcanza si se suma el largo de todas las rejas que cercan 71 de los 250 parques y plazas porteños