La plataforma digital que eligen cada vez más taxistas y enoja a los gremios
Los choferes de taxi se alían con apps como Uber o Didi para generar mayores ingresos; el Sindicato de Peones considera que es una pelea desigual
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La llegada de Uber a la ciudad de Buenos Aires rompió el mercado del transporte de pasajeros. Esa nueva modalidad, a través de la plataforma digital y con choferes que no eran profesionales, provocó un sacudón y generó una guerra con los taxistas que salieron a cazar Ubers. Mientras tanto la app no paraba de crecer.
Hoy, a siete años del desembarco, la convivencia es otra. Además de la expansión territorial, con nuevas ciudades donde funciona la aplicación, está pasando lo que años atrás hubiera sido imposible imaginar: cada vez más taxistas sumándose a la plataforma para aprovechar un nuevo servicio que ofrecen.
Con menos taxis disponibles y una competencia más salvaje por la llegada de otras plataformas para viajar, como Didi o Cabify, los taxistas debieron elegir entre adaptarse o quedar definitivamente al margen del reparto de pasajeros. Cada vez más se deciden por la primera opción y el crecimiento se ve respaldado en los números: en los últimos tres meses se triplicó la cantidad de viajes realizados por taxis a través de Uber y, en todo 2022, Didi registró tres veces más de traslados realizados en taxi que en el año anterior.
Casi en silencio, la opción Uber Taxi fue lanzada hace más de dos años en el territorio porteño y luego se amplió a Mendoza y Mar del Plata. Pero la semana pasada se sumaron Córdoba, Tucumán, Corrientes, Salta, Santa Fe, Rosario, Comodoro Rivadavia, Jujuy, Neuquén, Paraná, Posadas, Resistencia, Bahía Blanca y Reconquista. La empresa apuesta a tener allí la misma aceptación entre los pasajeros.
Con incentivos económicos, Uber intenta convencer a los taxistas. Quienes se registren y comiencen a manejar pueden obtener hasta $100.000 adicionales al completar sus primeros 50 viajes y aquellos que ya estén registrados y recomienden a otros colegas podrán sumar $50.000 adicionales por cada taxista que se registre en la app y complete 50 viajes. Además, hay equipos que mantienen reuniones constantes con taxistas que pretenden incorporar una nueva herramienta de trabajo. Eso sí: este sistema de captación de choferes provoca un fuerte malestar dentro del Sindicato de Peones de Taxis.
“La cantidad de viajes completados por taxis se triplicó en Mendoza, Mar del Plata y Buenos Aires, entre diciembre y febrero. En Mendoza, donde se lanzó en noviembre pasado, hoy los viajes que hacen los taxistas representa el 10% de todos los viajes que se hacen en Mendoza en la plataforma de Uber”, sostienen desde la empresa, sin compartir las cifras de acuerdo a su política de comunicación.
Desde la semana pasada, cuando se amplió el servicio Uber Taxi a otras 14 ciudades, la respuesta de interesados en sumarse a la plataforma “rompió el patrón de las inscripciones habituales”, según la empresa. “Las ventajas son varias: están haciendo más plata, saben dónde va cada viaje, conocen de antemano a quién llevan y hay una experiencia que se transmite entre generaciones de taxistas”, sintetizan en Uber.
Desde hace algunos meses son frecuentes los reportes de usuarios que eligen volver al taxi porque consideran que las tarifas son más económicas o convienen más. Aunque no haya un reporte estadístico de lo que sucede, es el termómetro de lo que pasa en la calle. Como todo, funciona por oferta y demanda, en un contexto donde los taxis son cada vez menos y debieron reconvertirse para sobrevivir en la ciudad.
“Cuando llegó Uber con sus tarifas destruyó al gremio. Trabajaron a pérdida dos años con una tarifa al 50% del taxi, y hoy es al revés: el taxi está a la mitad de precio de las aplicaciones, pero ya el mercado está destruido con un Gobierno de la ciudad que mira para otro lado desde hace cinco años y un Gobierno nacional que tampoco hizo nada. Nosotros, la pelea se la vamos a dar toda la vida, aunque ya está perdida”, protestó Jorge García, titular del gremio de los Peones de Taxis.
En Uber Taxi los choferes aplican la tarifa del taxi, con una bajada de bandera fijada en $293 y una ficha en $29,30, que pasarán a $351 y $35,10 desde mayo, respectivamente. En cambio, aquellos que pueden también sumar viajes en el servicio Uber X pueden encontrar mayores beneficios al tratarse de una tarifa dinámica que por momentos puede ser mayor o menor que en el taxi.
Consumo y servicio
Desde Didi, por su parte, informaron que también registran un crecimiento de taxistas del 20% durante el año pasado: “Choferes que eligen manejar con la plataforma y generar mayores ganancias, que optan por la flexibilidad, la planificación y la alta demanda de viajes”.
Para Didi esta tendencia viene de la mano “de una mayor demanda de personas que adoptan como hábito trasladarse con la anticipación del precio final, la planificación de los tiempos y la seguridad que brinda tener el perfil del conductor y un monitoreo en tiempo real del viaje”.
Mientras que por el lado de Cabify, fuentes de la empresa aseguraron que la experiencia de viajes en taxis en plazas como Mendoza, Mar del Plata y Córdoba “resulta satisfactoria” aunque en la ciudad de Buenos Aires no exista esa posibilidad. “Cabify no compite con el taxi porque son distintas ocasiones de consumo y servicio para diferentes momentos”, diferencian.
En este cambio de escenario y superados los enfrentamientos iniciales (aunque en Mar del Plata, por ejemplo, hay una conflictividad en ascenso), hay taxistas que consideran que las plataformas digitales son aliados que les permiten sumar más ingresos, planificar sus jornadas de trabajo, contar con mayor seguridad de los pasajeros que trasladan y encadenar recorridos en zonas específicas.
“Agiliza la conexión con la gente, se consiguen pasajeros más rápido y hay mayor cantidad de viajes. Hago entre 25 y 30 viajes por día y ya casi no levanto pasajeros de la calle, porque es muy demandante la aplicación. Aumenta la demanda porque van cayendo viajes uno detrás de otro, antes de terminar un viaje”, cuenta Oscar Ramundo, taxista de 46 años que usa Uber desde 2020, cuando se inició la pandemia.
“El taxi se mueve donde hay mayor poder adquisitivo o con turismo, zonas como Palermo, Belgrano, Recoleta o Barrio Norte. En verano trabajé mucho en Palermo, con los extranjeros que se vuelcan a Uber. Prefiero trabajar con gente registrada a un sistema, otra calidad de pasajeros, porque con un pasajero de calle no sabés lo que te podés encontrar”, apunta.
Para Pablo, otro taxista que utiliza las plataformas digitales, trabajar con Uber “minimizó los tiempos muertos en la calle” y la búsqueda de los pasajeros. “Nosotros no dejamos de usar la calle, pero lo que me da la aplicación es la posibilidad de cargar pasajeros en zonas que no son céntricas. También la posibilidad de enlazar viajes, y aunque la seguridad es una ventaja, no es la principal porque en la calle puedo semblantear al pasajero, saber si está borracho o no, por ejemplo”, sostiene.
La supervivencia de los taxistas comenzó con la llegada de las plataformas digitales y aumentó durante la pandemia cuando la circulación de personas se redujo a los niveles más bajos de la historia en la ciudad de Buenos Aires. Ese escenario provocó, según la información del Sindicato de Peones de Taxis, que se pasara de 24.000 a 10.000 peones y de 39.000 a 20.000 licencias.
“La licencia valía 25.000 dólares y ahora vale 200.000 pesos. Hay flotas de taxis de hasta 100 autos que están tiradas o se redujeron a la mitad y los que no se usan quedaron como repuestos. No vemos bien lo que hace Uber porque compran voluntades, tiran guita para todos lados sin importar, pero tampoco podemos decirles a los muchachos que no lo usen”, se sinceró García.
De la guerra a la paz. En siete años, de la intolerancia a la convivencia. Un escenario imposible de imaginar en 2016, cuando desembarcaba Uber, y había caza de brujas y escrache de patentes.