La industria verde crece en la ciudad
No nacieron con un objetivo ecológico, pero recuperando materiales que se desechaban montaron sus propias empresas; tras algunos años convirtieron en negocio rentable la producción que generan; crecen los incentivos
Todo comenzó con una idea: sacudir la modorra y producir algo original. Nuevos productos con diseños propios que se transformaran en su herramienta de trabajo. A la iniciativa se sumó un detalle no menor: la búsqueda de la sustentabilidad.
"El tema de utilizar productos de descarte empezó a movilizarnos. Pero no es que nació por una razón ecológica. Teníamos un espacio en una fábrica de botones y trabajábamos con resina. Así comenzó, como algo experimental. Después llegaron los moldes y hoy no puedo creer lo que conseguimos", cuenta Rocío González, una arquitecta de 27 años que se asoció con Lucas Campodónico, con quien abrió Greca.
El emprendimiento funciona en Beccar, en un edificio compartido con otras pequeñas empresas, en el que producen a partir de botones desechados nuevos productos para el hogar.
Elefantes, perros, cuadros, relojes y muy pronto platos y vasos que surgen a partir de la mezcla de una resina con los botones. "Hay veces que uno no se puede imaginar lo que se desecha", contó González, que empezó con Campodónico a trabajar en una planta que producía botones y donde les dieron el espacio de innovación.
Hoy pueden decir que han comenzado a ser más rentables y han incorporado tecnología y capital a su emprendimiento. "No fue una gran inversión, pero nos permite tener nuestras computadoras y este espacio de trabajo", agregó la arquitecta. Junto con Greca surgió Ecomanía, una publicación que hace las veces de usina difusora de este tipo de emprendimientos y de proyectos que tengan que ver con el desarrollo sustentable.
Crisis y salida
Uno es el caso de Silvina Romero, una diseñadora que encontró una salida en la crisis. "El 2001 fue un año terrible para todo el mundo y el diseño de indumentaria no pasaba su mejor momento. Un día iba caminando por mi barrio y vi una montaña de retazos de tela. Nadie las recogía ni las aprovechaba. Y vi una oportunidad", contó en su casa que también es su pyme.
Romero produce bijouterie con tela y ni ella puede creer que exporta sus productos. "Empecé con diseños, sin moldes que se me ocurrían y ahora me llaman de Japón, de Costa Rica porque están interesados en mis productos. También hay que destacar que se ha creado un circuito de diseño que ayuda a que esto sea una posibilidad", aseguró.
El fenómeno de los cuentapropistas y de las pymes sustentables eclosionó hace unos años. Además de las convocatorias de diseño sustentable y de concursos, varios programas de gobierno también acompañaron esta tendencia. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se sancionó a fines del año pasado una ley de estímulo a los emprendedores que otorga beneficios impositivos durante los primeros dos años. La expectativa oficial es que para 2016 haya unas 12.500 empresas sustentables instaladas en el distrito.
En la provincia de Buenos Aires se creó la Agencia de Inversiones de la provincia, Invierta Buenos Aires, conformada por el Banco Provincia y el Grupo Bapro, que incluye, desde hace dos años un concurso denominado IncentiBa, que reparte premios precisamente para productores jóvenes y sustentables.
Romero y González contaron que pueden vivir de lo que producen. Sin embargo, también creen que es una buena oportunidad para enseñar que se pueden hacer cosas a partir de la reutilización de desechos que de otra forma terminarían en un relleno sanitario.
"He dictado cursos para tejer con las manos prendas a partir de las telas y la verdad es que esa es una de las grandes satisfacciones que me ha dado este trabajo", contó Romero.
En el caso de González, a través de Ecomanía y de los encuentros y concursos de los que han participado, ella cree que es la tendencia hacia una industria sustentable llegó para quedarse y que las grandes empresas también irán incorporando. Greca, por ejemplo, estuvo presente en la última edición de Casa FOA, en La Boca. "La gente de a poco empieza a conocernos y nos busca. Es muy gratificante cuando llegan y piden por tus productos", contó.
Del editor: qué significa.