La figura de Colón vuelve a mirar al río en Costanera Norte
Casi cuatro años y medio después del desarme del monumento, ayer fue reensamblado en su nuevo destino; la inauguración será en algunas semanas
Cincuenta y tres meses después de haber sido desalojada del patio de la Casa Rosada, la figura de Cristóbal Colón está de nuevo en pie. Era la pieza que faltaba, la más importante, para completar el monumento y dar forma definitiva a la obra donada por la comunidad italiana en su nuevo sitio, frente al aeroparque porteño, donde esperó durante dos años de abandono e incertidumbre sobre su destino final.
Faltaban pocos minutos para las 17 de ayer cuando la pieza de mármol, diseñada por el italiano Arnaldo Zocchi, inició su último viaje elevándose hacia el pedestal que volvió a sostenerlo. Con una grúa capaz de levantar 300 toneladas, estacionada al lado de la estructura tubular construida alrededor de la base para montar las partes, se realizó el trabajo lentamente, con precaución por las fuertes ráfagas de viento que ondeaban sobre Costanera Norte.
Puede considerarse el capítulo final de una larga historia que comenzó en mayo de 2013 cuando se desmontaron las 250 piezas del monumento por una decisión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner que, al mismo tiempo, anunciaba la instalación en su lugar de la escultura de Juana Azurduy.
El acto oficial de inauguración de Colón en su nuevo lugar sería en dos semanas, según informaron desde la Presidencia de la Nación. Pero la expectativa de ayer era grande porque, con el montaje de la figura del marino genovés, terminaba una larga polémica que incluyó presentaciones en la Justicia -hay un amparo que sigue abierto para que el monumento vuelva a su emplazamiento original- y cruces políticos entre los gobiernos de la Nación y la Ciudad cuando avanzaba el traslado.
La instalación y restauración de la obra fue realizada por arquitectos y técnicos oficiales, asesorados por expertos de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. La figura del navegante fue apoyada sobre el pedestal y, para orientar su ubicación, se tomaron como referencia la estrella y el pergamino que integran el conjunto.
Miembros de la comunidad italiana estuvieron presentes en el último viaje de Colón. Algunos todavía se manifiestan en contra de la relocalización del monumento y hasta ayer aún mantenían alguna esperanza de que avanzara el recurso de amparo para que regrese junto a la Casa Rosada. Pero nada de eso sucedería.
El espacio que dejó libre Colón fue ocupado por la escultura de bronce realizada por Andrés Zerneri que rinde homenaje a Azurduy. Fue inaugurada en 2015 por Fernández de Kirchner en un acto que contó con la participación del presidente de Bolivia, Evo Morales, que donó un millón de dólares para su concreción.
El gobierno de Mauricio Macri realizó tres estudios sobre la escultura cuyos informes fueron contundentes y alertaron del deterioro de la pieza producido por la ausencia del patinado final, entre otras cosas. En septiembre pasado, Azurduy fue retirada de la Casa Rosada y trasladada a la Plaza del Correo, a pocos metros del Centro Cultural Kirchner. Allí se le realizará la restauración necesaria y el acabado definitivo. Zerneri podría ser parte de la tarea.
La historia se cerró ayer, con ninguna de las dos esculturas instaladas en el patio de la Rosada. La figura de la heroína se trasladó para darle paso a un parque lineal contemplado en el proyecto del Paseo del Bajo, la excusa perfecta para el gobierno nacional que, desde los primeros días de su gestión, insinuó que la escultura de bronce debía estar en otro lugar.
Mientras tanto, Colón ya está erguido en el pedestal definitivo, con la mirada clavada en el Río de la Plata. Ayer, mientras la escultura se elevaba, empezaban los primeros trabajos para poner en condiciones el predio -el espigón Puerto Argentino- que será luego abierto al público.
El fin de un largo periplo
Ayer
Agosto 2015
Enero 2012