La ciudad precisa de planes y de obras
Buenos Aires es una ciudad costera con más del 20% de su superficie en tierras de rellenos sobre el Río de la Plata o bañados próximos al Riachuelo, es decir, inundables por definición. Para garantizar calidad de vida a la población hacen falta dos cosas: planificación y obras.
La planificación debe ser a mediano y largo plazo y apuntar, fundamentalmente, a reutilizar el agua de lluvia. En muchas ciudades se impulsa la construcción de tanques en cada edificio, en los que se acumula el agua de lluvia para reutilizarla después en la limpieza o los servicios sanitarios. Las "aguas grises", además de retener el agua de lluvia en cada lote, evitando las inundaciones, impiden que el agua tratada y limpia se use para lavar veredas o hacer funcionar los inodoros.
También es fundamental preservar los espacios abiertos y los terrenos absorbentes. El mayor error en nuestra historia urbana fue entubar los arroyos en lugar de dejarlos a cielo abierto y tratar como parques públicos sus valles. Hoy tendríamos un excelente sistema de regulación de aguas de lluvia y espacios verdes en toda la ciudad. Esa oportunidad perdida debemos recuperarla con las superficies que quedarán disponibles a medida que se vaya enterrando el sistema ferroviario.
Otro gran desafío es la costa del Río de la Plata, cada vez más lejana por la sedimentación y los rellenos. Hay que proyectarla con lagos reguladores que permitan contrarrestar tanto los efectos de las lluvias como los de las sudestadas que taponan los desagües.
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