Historias, lugares y personajes entrañables de las famosas "5 esquinas" del centro
Allí, entre Retiro y Recoleta, está uno de los lugares más elegantes de la ciudad
A las cinco esquinas se llegaba por varios lados. Bajando por Libertad, después del bar Plus Ultra, la librería Sarmiento y la Casa del Boy Scout; por la misma cuadra en la que siguen el colegio Sarmiento y el Círculo Italiano. Por Juncal, cuando bajaba, las actuales Rago (casa de lámparas) y la sastrería Cyrus. En la otra cuadra estaban Rago Musical y sus cabinas para escuchar los simples de moda; el Mercado 5 Esquinas y la carnicería de Pérez; la fábrica de pastas de Romero Mussi, y uno de los colegios de donde a las cinco menos veinte de la tarde siguen saliendo de a ramilletes flores azules: el Mallinkcrodt.
Siguiendo por Libertad se llega a la plaza Carlos Pellegrini y por la diagonal avenida Quintana, a Recoleta. ¿A dónde, si no? Pero quedémonos en una de las pocas esquinas multiplicadas por cinco y más elegantes de Buenos Aires. Esas que antes de que la 9 de Julio hiciera estragos en el barrio que desapareció, dividía el Socorro de la Recoleta, todo en un Barrio Norte alumbrado de buen gusto.
Las calles que la formaron están nombradas, pero no la esquina en donde sigue la panadería La Exposición, pasando lo que había sido en un momento el ateneo del colegio San Pablo. Allí en donde compraban sándwiches de miga los Conde, los Soto, los Sáenz o los Woodgate. Justo frente a la monumental Farmacia 5 Esquinas, que estaba debajo de donde vivía el gran médico de chicos Julio Tahier, ese talentoso que un día escribió la ópera Gotán, la que llegó a ser representada hace un década en el teatro Avenida por Susana Rinaldi, Raúl Lavié, Juan Carlos Copes, Ligia Piro, el maestro Marzán, la orquesta y 50 más.
Siempre en frente, porque todo quedaba enfrente, está el Colegio 5 Esquinas, en donde las flores son blancas y los chicos usan delantales.
Pero la esquina de las cinco siempre fue una sola. Si, esa en donde estuvo la boîte Jaque, la de las mujeres bellas, monas en serio y que todavía no saben de dónde salieron más allá de sus padres. Es que en la vuelta que da Juncal con Quintana sigue esa maravilla de tres pisos renacentistas italianos, eclécticos, que resuelven la esquina y que logró el premio Lementieri. Y pocos se acuerdan de que allí estuvo el primer club de mujeres, es decir, el club americano, o sea el 20 Century Club. Allí mandaban ellas en las mesas de bridge, por eso ahora no se enojen cuando en un club lean el famoso cartel londinense: "Se permiten hombres y mascotas".
La esquina tuvo sus momentos pesados cuando a la casa de decoración Stilka le pusieron dos bombazos en la época de la subversión y su momento de lujo cuando los publicistas (David Ratto a la cabeza) abrieron el espléndido bar Publicity. Eso sí, no hubo época mejor que la de Jaque, la boîte revestida en boisserie, pero del lado de afuera. La decoración del querido Federico Guevara Lynch junto con Raúl Félix Casadó Quintana, quien en los nichos de las paredes colocó estatuillas hechas en yeso de todo el tablero de ajedrez: ¡Jaque!
Fue allá por 1967 y el entretainer no era otro que Poky Evans (el hombre de la boîte África), con su dirección, voz, guitarra, su juego de luces y otros socios. Y, entre aquellas luces, Gustavo Meitín, los mellizos Gómez Álzaga, Jorge Bellotti (Chimbote) y, por supuesto, el Niño Rolo Álzaga, el Gordo Sauce y las barra de Las Vegas (Arenales y Cerrito), 05 y todos los demás.
Y, entre nosotros, ese hombre que murió hace dos meses: Federico Guevara Lynch, quien antes se acordó de todos y dejó uno de sus últimos afectos en el recuerdo de las maravillosas cinco esquinas.