Coronavirus en la Argentina. En un mes se duplicaron las muertes en los geriátricos de la Ciudad, pero bajó la letalidad
En los geriátricos de la ciudad de Buenos Aires, la cifra de fallecidos por coronavirus se incrementó en un 106 por ciento en un mes. Hasta el 29 de junio, habían fallecido 134 residentes y había 1031 infectados, mientras que hoy esa cifra ascendió a 276 sobre 2445 contagiados. Si bien los números muestran que las muertes en geriátricos se duplicaron en un mes, la Ciudad está muy por debajo de la tasa de fallecidos que tuvieron algunas capitales europeas en sus geriátricos, en donde entre el 40 y 45 por ciento del total de fallecidos de una ciudad provenía de un residencia para mayores. En la la ciudad de Buenos Aires, esa cifra es del 26 por ciento.
Según Paula Zingoni, directora general de Planificación Operativa del Ministerio de Salud de la Ciudad, la letalidad bajó del 13% al 11%. Es decir, disminuyeron los muertos en relación a los contagiados en las residencias geriátricas.
El último gran episodio que involucró a un geriátrico de la Ciudad, fue el 28 de mayo pasado, cuando la prueba de PCR del paciente cero del geriátrico Residencia del Arce, en Roosevelt 5570, Villa Urquiza, dio positivo. La cadena de contagios ya se había disparado. El coronavirus avanzó e infectó 30 adultos mayores y 15 empleados. Siete de los residentes murieron.
Fabio Asch, el dueño de la Residencia del Arce, indicó a LA NACION que desde el 14 de mayo habían recibido 10 visitas por parte del Gobierno porteño, cuyo objetivo era volver a confirmar que todas las medidas de precaución indicadas en el protocolo se estaban cumpliendo. "Por más que tomamos todas las medidas, no pudimos evitar la propagación de este virus", agrega Asch.
Hernán Fraga, uno de los representantes de la Cámara Argentina de Residencias para Personas Mayores, entiende que, hasta el momento, se ha hecho un gran trabajo, aunque la relación entre los geriátricos y el Gobierno de la Ciudad fue oscilante.
Estrategia agresiva
"Al principio, el Gobierno porteño empezó con una estrategia muy agresiva, pero que fue efectiva. Nos pusieron contra las cuerdas, nos expusieron a situaciones límite e hicieron protocolos que, a veces, se tornaban en imposibles de cumplir. Eso al principio fue duro, porque nos tiraron un montón de protocolos y poca ayuda, pero también eso hizo que ahora estemos trabajando como nunca imaginamos", señala Fraga.
Fraga explica que, actualmente, son conscientes de lo que hacen y por qué lo hacen. Meses atrás, cuando los protocolos "no eran claros", se generaban muchos problemas y, según dice, tenían la sensación de ya haber perdido la guerra, aún antes de que empezara.
"Se hace todo lo posible para evitar contagios. De todos modos, cuando ocurre algo, es injusto pensar que fue culpa nuestra. Los triunfos no son del Gobierno de la Ciudad, como tampoco los contagios son culpa nuestra. Simplemente todos hacen todo lo que tienen a su alcance, y entre todos hemos alcanzado cifras muy inferiores a las de Europa en cuanto a los fallecidos", sostiene Fraga.
De todos modos, Zingoni remarca que "aún no hay que cantar victoria", y hay que esperar a ver cómo evolucionan los residentes que ahora están infectados.
"Desde el inicio los protocolos fueron exigentes. Si bien solo se recuerda las imágenes de los geriátricos evacuados, la realidad es que tenemos 18.000 residentes y 2445 contagios. Desde el 18 de mayo, estamos triplicando la cantidad de hisopados que hacemos y tenemos una concepción aún más estricta de lo que son los contactos estrechos. Por el momento, dentro de lo negativo de la situación, los resultados son buenos", argumenta Zingoni.