Gatos, máscaras y mitología griega: quién está detrás de las misteriosas esculturas que aparecen por la ciudad
Se trata de pequeñas obras con relieve que se apropian de paredes y otros espacios en distintos barrios porteños
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Un cerdo capitalista sonríe en un paso a nivel de Chacarita. Un buda anaranjado se abre paso en un cartel publicitario de Palermo. Y un cíclope observa cómo se curva la calle Freire cuando llega a Concepción Arenal, a metros del Polideportivo Colegiales.
Son apenas tres ejemplos de decenas de pequeñas esculturas que un artista liberó por la ciudad, relieves urbanos que se apropian de las paredes y espacios, con la lógica de los grafitis o las pegatinas.
El responsable, Axel Caponi, tiene 39 años y es docente y escultor. Artista e hijo de artistas, comenzó con sus relieves públicos en el 2018, como una forma de dar a conocer su trabajo.
Sus temas e inspiraciones son variadas: desde personajes de la mitología griega que rescata de monedas de 2000 años de antigüedad, a una actual serie sobre gatos inspirada en la amistad que siente por la suya. También abundan las críticas sociales: hay máscaras que vigilan y piezas con frases concretas como “tu progreso nos consume”.
Pero la primera de todas tuvo una temática y ubicación muy particular: fue colocada en Londres, en el barrio de Shoreditch, acaso el más conocido en materia de street art de esa ciudad. ¿El motivo que eligió? El gol de Maradona a los ingleses. “Sé que sigue estando ahí”, dice alegre Caponi, que además de artista es fanático de Diego Maradona y plasmó esa rivalidad en muros ingleses. En Inglaterra conoció intervenciones que no había visto nunca y de regreso en Buenos Aires comenzó con sus relieves en las inmediaciones de Plaza Serrano, que se fueron extendiendo a otros barrios.
Al comienzo los pegaba de noche y a las apuradas. Ahora trabaja más tranquilo, cuidando siempre de no intervenir fachadas de casas particulares. Los relieves están hechos de cemento y pegados con el mismo material.
Una vez que Axel las plasma en la vía pública, las creaciones quedan “a merced de la ley de la calle”. Hay quienes las disfrutan, les sacan fotos e incluso lo contactan y hay quienes las destruyen. Una de sus máscaras amaneció un día con un ojo roto. A los pocos días le colocaron una flor en ese lugar.
¿Qué es lo que más disfruta Caponi de dar a conocer su arte de esta forma? “Definitivamente la interacción con la gente, que es constante y es una manera de acercarme al público. Es, en definitiva, un juego de interacción. La ley de la calle es especial: la obra queda como a la buena de lo que puede llegar a suceder. Hay gente que lo entiende y me manda mensajes contándome qué le sucede con las piezas”.
Según cuenta Caponi, algunos transeúntes creen que las esculturas tienen que ver con magia negra. Una vez que pegó un chancho cerca de un bar pensaron que era activismo vegano en contra del maltrato animal. El artista se divierte con las reacciones diversas que generan sus esculturas.
El día en que fue entrevistado para esta nota justo había recibido un mensaje de una mujer que vio un chancho sobre la Avenida Melián en Belgrano. La mujer le confió que se enamoró a primera vista y que lo saluda todos los días.