Flores, el primer barrio con un museo sobre su historia
Gracias a las donaciones de vecinos y coleccionistas, el espacio cuenta con más de 1000 objetos
El pequeño tablero, iluminado con luces tenues que resaltan el fondo rojo, muestra 40 medallas de oro, plata y cobre que se entregaban en las inauguraciones de las obras públicas. Están debajo de un cartel de publicidad que recuerda el paso por el barrio de Osvaldo Pugliese y su orquesta en el Teatro Pueyrredón, de la avenida Rivadavia. Los objetos aparecen a medida que se camina por ese túnel del tiempo que sirve para recorrer la historia de Flores . Banderas, documentos, postales, libros, juguetes y elementos de la vida de Jorge Bergoglio cuando era un vecino más del lugar. También una carta, de puño y letra, ya convertido en papa Francisco, deseándole fuerza y empuje para la apertura del espacio.
Es el Museo de Flores, el primer espacio de este tipo que contiene objetos donados por los vecinos y de colecciones personales, reunidos allí con el objetivo de generar un espacio participativo para que las distintas generaciones de vecinos reconozcan la identidad del lugar donde nacieron. Se inauguró hace poco más de un mes y funciona en el edificio de un antiguo petit hotel. La idea fue tomada de otros museos locales, como los de Chascomús y Mar del Plata, y se ofrece, a modo experimental, para que otros barrios porteños tomen la misma iniciativa.
En diferentes plantas, el museo propone un paseo por seis salas temáticas: la dedicada al papa Francisco, con sus objetos, incluida la carta enviada especialmente al museo; una segunda destinada a César Aira, en honor al escritor que vive en Flores y con sus más de 100 libros publicados en 20 países; una tercera para recordar comercios y profesiones de Flores y una cuarta, a artistas del barrio. También hay un patio andaluz (de escritores y poetas) y un espacio dedicado a la memoria de los excombatientes de Malvinas.
En total hay más de 1000 objetos expuestos entre los que se destaca la primera bandera de gala izada en el mástil de la Plaza Flores, entre 1937 y 1950. O cartas y cheques de Antonino Marcó del Pont, miembro de una de las familias más célebres del barrio, que en 1871 se instaló en la casona ubicada hoy en Artigas al 200 y declarada Monumento Histórico Nacional. La colección se agranda a medida que llegan las donaciones de los vecinos. Desde que abrió ya se recibieron fotos, cuadros y otras obras de arte.
El museo nació de la mano de un medio de comunicación, aunque casi dos décadas después. "Hace 19 años fundé el periódico Flores de Papel y fui consiguiendo material para enriquecer las producciones del diario, como fotos planos o ilustraciones. Además, como soy un coleccionista nato, junto varias cosas, autos de colección en miniatura, triciclos, libros de primera edición y fui tomando conciencia de lo rico que era el barrio", cuenta a LA NACION Roberto D'Anna, periodista y fundador del Museo de Flores.
Dentro del mundo del coleccionismo, a D'Anna se lo conoce como Roberto Flores, o Robby Flores. De esa forma se convirtió en un imán para atraer todo tipo de objetos referidos al barrio. El ofrecimiento de material llega por varias vías: vecinos, otros coleccionistas o recuperadores urbanos que encuentran los objetos y los venden a feriantes que terminan ofreciéndolos.
"Fuimos reconstruyendo el Flores de las quintas, de los palacios que estaban cerca del centro, sobre la avenida Rivadavia. Hasta tenemos fotos de la demolición del Palacio Miraflores, ubicado a una cuadra del museo. Acá cerca -dice D'Anna- se firmó el Pacto de San José de Flores, el 11 de noviembre de 1859". La referencia es histórica. El pacto, también llamado de Unión Nacional, fue sellado entre el presidente Justo José de Urquiza y el gobernador interino de Buenos Aires, Felipe Llavallol y dispuso la incorporación de Buenos Aires a la Confederación Argentina, con la consecuente aceptación y jura solemne de la Constitución Nacional promulgada en 1853.
La colección es mucho más amplia que la expuesta y alcanza los 4000 objetos entre fotos, medallas, postales, planos, libros, banderas, papeles (como facturas, presupuestos, libreta del almacenero o del carnicero), todos ligados a Flores. Lo que más abunda son las medallas que, a principio del siglo pasado, se entregaban como recordatorio de la inauguración de una obra. Al presidente le cabía una de oro, a los funcionarios de su gobierno, de plata, y al público se le regalaba una de bronce. La colección llega a las 300 medallas.
Juguetes, objetos relacionados a oficios (sifones, un taxímetro, una calcularora antigua, un expendedor de boletos de colectivo, kits de enfermería), recortes de diarios con noticias sobre Juan Domingo Perón en Flores y hasta afiches para convocar a la juventud nacionalista. "Esta parroquia te invita a adherirte a este gran movimiento que tarde o temprano, triunfará. No será un camino lleno de honores o tapizado de seda burguesa. Será un vivir de lucha, sacrificio y desinteresés. Todo por la Patria", reza el enunciado de los años 50.
Toda la colección forma parte de una ONG sin fines de lucro que se formó en torno al museo. Con el aporte de algunos anunciantes, como dos entidades bancarias, el equipo responsable del lugar logra reunir el dinero necesario para afrontar todos los gastos mensuales, por ejemplo, el abultado alquiler. Pero necesitan más apoyo.
Funcionan "como conejillo de indias", cuenta D'Anna, porque desde que abrieron prueban diferentes muestras, cambian de acuerdo al interés que despiertan los objetos en la gente y tratan de llegar a un público lo más amplio posible. Para el año próximo piensan ofrecer un recorrido didáctico para las más de 50 instituciones educativas que funcionan en la zona.
La carta del Papa es su guía: "Quiero hacerme cercano y, de algún modo, compartir la alegría que me produce la noticia. Con un poco de petulancia puedo decir que Flores es mi barrio, mis raíces. Deseo que el museo haga bien a cuantos lo visiten. Dios los bendiga".
Integrar a los residentes, otra meta
Dirección y valores: El Museo de Flores, que recorre sus 212 años, funciona en Ramón L. Falcón 1893 (entre Carabobo y Pumacahua) y está abierto al público los jueves, viernes y sábados, de 8 a 20. El valor de la entrada general es de $90; para los estudiantes, docentes y jubilados cuesta $50, mientras que los menores de 12 años y las personas con discapacidad (más un acompañante) entran gratis. Se pueden hacer consultas vía mail a hola@museobarriodeflores.com.ar
Otras actividades: Además de los objetos históricos que ofrece, en el museo también se realizan talleres y actividades de lo más variadas, como secretos para manejar una cuenta de Instagram, robótica, pintura de mandalas o clases de dibujo. Para el verano, y destinado a chicos de entre 6 y 12 años, propone el programa "Vacaciones en el museo", con diez talleres semanales de lunes a viernes. La actividad también incluye merienda y juegos