Las historias recorren las calles de Dock Sud y Avellaneda. Se transmiten de padre a hijo. Hay una playa en el Riachuelo, a 50 cuadras de Plaza de Mayo, con arena, en la que los vecinos del barrio iban a tomar mate, tirarse al río desde los muelles y hasta comer asado a la sombra de los sauces y ombúes. El nombre de Puerto Piojo se repetía, pero para las nuevas generaciones resultaba inverosímil la existencia del balneario.
Un grupo de jóvenes decidió ir detrás de la leyenda de Puerto Piojo y encontró la playa que fue cerrada por la última dictadura militar en 1976. En diálogo con LA NACION, Carlos Gradín, miembro del grupo Expediciones Puerto Piojo, relata que al principio creían que todo era un mito y que en realidad los vecinos hablaban de otra playa más al sur en la zona de Quilmes. "Hasta que encontramos al grupo de remeros del club Almirante Brown. Con permisos de la prefectura, ellos nos llevaron hasta el viejo balneario", cuenta.
Juntos, llegaron por tierra hace ya 4 años. "Cruzamos el Puente Nicolás Avellaneda e ingresamos al Polo Petroquímico de Dock Sud -recuerda Gradín-. Luego pasamos un malecón y apareció la playa de cara al Riachuelo". Puerto Piojo está rodeado de plantas petroquímicas con sus chimeneas funcionando todo el tiempo. De fondo se ve el viejo puente transbordador de La Boca y del otro lado la salida al Río de la Plata.
Gradín explica que para volver a entrar a la zona tuvieron que pedir la autorización de Prefectura y pasar entre caños de gaseoductos y alambrados de empresas petroquímicas. "Este lugar fue cerrado por la última dictadura. Por ser una zona inflamable, pero también porque era lugar de reunión de los vecinos –argumenta Gradín-. Ya en la década del 20 y del 30, los anarquistas del diario "La Protesta" realizaban sus picnics en Puerto Piojo una o dos veces al año".
Sobre el tema del nombre del lugar, Gradín explica que la versión más segura es la que liga la zona a linyeras que armaban sus campamentos en los barcos abandonados de la zona. "Así comenzó a llamarse la playa de los piojosos, otro nombre que le daban a los linyeras, hasta quedar como Puerto Piojo", sostiene Gradín.
De cabeza al Riachuelo
Víctor "Coco" Teodori tiene 80 años y lleva más de 60 remando en el Riachuelo. Es socio del club Almirante Brown, que tuvo su primera sede en Dock Sud y ahora volvió a funcionar en la Boca, a la altura de La Vuelta de Rocha.
La sede del "Doque" se cerró luego de que entubaran el arroyo Maciel y se quedaron sin salida al agua para sus botes. Ahora, el grupo se volvió a reunir en un espacio en La Boca y volvieron a remar por el Riachuelo. Coco recuerda que remaban hasta Puerto Piojo y pasaban el día en la playa. "Hasta nos tirábamos al agua desde el muelle que ahora es un cementerio de barcos y nadábamos hasta la boya de salida que era el límite con el Río de la Plata", relata.
Al volver a Puerto Piojo, Teodori reconoció la zona de inmediato, especialmente los árboles que usaban de sombra para ubicar las parrillas. "Nos sentábamos en las raíces que sobresalían de la tierra -se emociona, Coco-. Eso está igual, es como si pudiera verme de joven comiendo un choripán con mis amigos".
"Parece delirante con el paso del tiempo pensar en una playa donde la gente iba a pasear, meterse al agua y nadar. Ver gente divirtiéndose en la orilla del río encontrándose con amigos en una playa. Es una postal que resulta casi fantástica. El objetivo de nuestro proyecto es rescatar esas imágenes y comprobar que eran ciertas", explica, entusiasmado, Gradín.
Julio Teri es otro vecino del sur del conurbano que rememora en las redes sociales sus aventuras en Puerto Piojo en la década del 50: "Cuando éramos chicos ibámos a Puerto Piojo a bañarnos en lo que era el agua limpia del Riachuelo de aquel entonces, empacharnos comiendo moras y por último visitar un lanchón, en donde se había filmado una escena de la película ´Apenas un Delincuente´, donde Tito Alonso escondía el dinero robado".
"Apenas un delincuente" es un film policial dirigido por Hugo Fregonese que se estrenó en 1950. "La película está filmada casi en su totalidad en el sur del conurbano –explica Gradín-. En unas escenas aparece Puerto Piojo. Muchos vecinos nos relataron su emoción al ver las calles de Dock Sud en la pantalla grande".
Desde las primeras visitas a la playa, Gradín recuerda que no podía creer que ese lugar existiese: "Es el momento en que entendés que vivimos al lado de un río muy ancho. Ver el horizonte abierto te da la posibilidad de quedarte todo un día mirándolo".
El museo de Puerto Piojo
En varias visitas a Puerto Piojo, el grupo fue recolectando objetos de la playa de Dock Sud. Desde ladrillos desgastados por el agua hasta piezas de barcos y juguetes de origen incierto.
El objetivo del colectivo Expediciones Puerto Piojo es contar la trayectoria que tuvieron que hacer para dar con la playa olvidada, desenterrar su pasado y contar cómo es la relación de Buenos Aires con el Río de la Plata y el Riachuelo.
"Nuestro objetivo es mostrar un río que ya no vemos, porque ya es imposible acceder. Transmitimos un paisaje que muy pocas personas hoy conocen", explica Gradín. Ahora, la muestra "¡Dos museos se saludan! Puerto Piojo en Isla Maciel" puede visitarse todos los sábados hasta el 18 de mayo en el Museo Comunitario Isla Maciel.
Mientras el colectivo prepara un sitio web para volcar fotos de las expediciones, en las redes sociales, empiezan a reproducirse imágenes tomadas en el lugar por quienes lo visitan y también quieren compartir su sorprendente experiencia.