Espacio público sin control: cada vez son más las veredas ocupadas por comercios
En 2014 hubo casi 2000 denuncias por usurpación indebida de la vía pública en la ciudad de Buenos Aires; Palermo, Almagro y Boedo, los barrios más afectados; el gobierno destina 120 inspectores, pero no son suficientes
¿Tierra de nadie? No. Tierra de unos pocos? Caminar por las veredas y estacionar en las calles de la ciudad puede resultar una real complicación. Cada vez son más los comercios, edificios e incluso vecinos que se adueñan del espacio público aprovechando el escaso control del gobierno porteño.
Es cotidiano toparse en la ciudad con concesionarias de autos, verdulerías, mueblerías, bicicleterías, talleres mecánicos, lavaderos de vehículos y remiserías, entre otros, que ocupan buena parte de las veredas y también usurpan las calles para reservarse lugares para estacionar.
Para controlar la ocupación indebida del espacio público en toda la Capital, el gobierno de la ciudad destina a 120 inspectores.
El año pasado, los porteños realizaron 1416 reclamos por ocupación indebida de locales comerciales en el espacio público a la línea de atención ciudadana 147. La comuna 14 (Palermo) fue donde hubo más quejas: 165. La 5 (Almagro y Boedo) y la 15 (Agronomía, Chacarita, Paternal, Parque Chas, Villa Crespo y Villa Ortúzar), con 120 y 118 reclamos, respectivamente, la siguen en el ranking de reclamos.
También en 2014 se registraron 430 denuncias por ocupación de la vía pública en la fiscalía porteña. Esta actividad ilegal es configurada como una contravención. El artículo 84 del Código Contravencional aclara: "Quien ocupa la vía pública en ejercicio de una actividad lucrativa excediendo las medidas autorizadas o el permiso de uso de las aceras es sancionado con multa de 400 a 2000 pesos".
A su vez, el Código de Tránsito de la ciudad, en su capítulo 7, indica: "Se prohíben las reservas de espacios en la vía pública para estacionamiento de vehículos". En la Secretaría de Transporte señalaron que el agente de tránsito puede labrar una infracción a un auto, pero no tiene potestad para penalizar a un comercio o a una casa.
Matías Lanusse, director general de Fiscalización en Vía Pública, explicó: "Dentro de la fiscalización del uso del espacio público, las veredas suelen ser objeto de constantes operativos".
Frustración
El conductor lleva casi media hora buscando un lugar para estacionar su auto en las cercanías del Automóvil Club Argentino, situado en la Avenida del Libertador, en Palermo. Hasta que encuentra uno. Maniobra. Una. Dos. Tres veces. No hay caso. No entra. Golpea el volante. Insulta al aire y sigue camino.
Justo al lado había dos espacios libres. Pero, a la vez, ocupados. La concesionaria de autos Peugeot se adueñó de al menos dos lugares para estacionar y, para resguardarlos, delimita la zona con conos y un amplio cartel blanco que aclara que ese sector es "exclusivo para clientes". Según un empleado de la concesionaria, "hasta las 19 esos lugares están autorizados sólo para uso de la empresa".
Un joven matrimonio camina junto a su bebe por las amplias veredas de Figueroa Alcorta cuando una Toyota Hilux se interpone es su camino. Acorralados entre vehículos japoneses, la familia se ve obligada a seguir camino por la avenida, para luego perderse en el barrio River.
Las veredas de Figueroa Alcorta, a la altura del Monumental, parecen ser propiedad exclusiva de las concesionarias. Las firma Toyota, sobre todo, y Chevrolet inundan las calles de autos nuevos, usados y hasta en reparación. LA NACION se comunicó en repetidas ocasiones con Toyota, pero nadie del personal supo explicar el proceder de la firma.
Las verdulerías que ocupan casi toda la vereda con mercadería son una postal habitual en los distintos barrios de la ciudad. En Palermo, en Santa María de Oro y Santa Fe, una pequeña verdulería cuenta con más mercadería afuera que adentro. Los cajones de madera en la vereda hacen las veces de exhibidores y también de depósito. La angosta acera, encima, no ayuda. Sólo queda espacio para que camine una persona. Y delgada... "El local es un muy chico. No queda otra que poner la mercadería afuera", se justifica el verdulero.
Las veredas y calles de la avenida Warnes, a la altura de Villa Crespo, entre automóviles, motocicletas y repuestos, prácticamente son propiedad exclusiva de los talleres. El dueño de Araña, uno de los locales más grandes de la zona, asume "que no tienen autorización" para usar las veredas, pero dice que "es normal en la zona y nadie se queja".
El boom de las bicicleterías en la ciudad también ha colaborado para estimular la ocupación de las veredas. Para cruzar por la esquina de Superí y Virrey Olaguer y Feliú hay que esquivar las decenas de rodados nuevos y en reparación que una de las bicicleterías más tradicionales del barrio de Colegiales aloja a lo largo de toda esa vereda. "Hemos recibido alguna queja. Sabemos que no se pueden usar las veredas. Pero hay veces, como en el verano, que no tenemos opción", cuenta un empleado.
Sin embargo, no son sólo los comerciantes los que no acatan las normas. Es normal encontrarse en Palermo, Recoleta o Belgrano lugares reservados por vecinos con tachos, conos, cajones de verdulería y demás obstáculos para impedir que alguien estacione. También es habitual toparse con edificios que pintan de amarillo los cordones de su fachada para que nadie estacione allí, aunque no tengan cocheras. Ni escrúpulos...