Entre el dolor y la bronca, dos actos para recordar a los muertos en Iron Mountain
La primera conmemoración de las diez víctimas, la más emotiva, fue frente a lo que quedó del paredón del galpón de Barracas que cayó sobre los bomberos y rescatistas; la segunda, fría y protocolar, fue en la sede de la Policía Federal
Primero, el recuerdo emotivo, la cruda muestra del dolor por la memoria de los caídos. Más tarde, la bronca y el gesto duro de reclamo. Así, contrapuestos, fueron los dos actos por el aniversario del trágico incendio del galpón de Iron Mountain. Aquel, a las 9.15, frente al paredón de la planta de Barracas, que, al caer, causó la muerte de ocho bomberos y dos rescatistas de Defensa Civil, protagonizado masivamente por familiares de las víctimas. El otro, a las 11, en la Superintendencia de Bomberos de la Policía Federal, encabezado por la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, cuyo discurso frío y distante provocó la reacción y reclamos de uniformados y deudos.
Hubo tristeza, emoción y pedidos de justicia y reflexión en ambas ceremonias. La mañana arrancó gris y lluviosa, a tono con el ánimo que imperaba. A las ocho, la esquina de Jovellanos y Quinquela Martín ya estaba cerrada al tránsito. Una docena de camiones de bomberos de distintas dotaciones de la ciudad y el conurbano ocupaban las calles aledañas, mientras que unos 300 miembros de sus cuarteles se acercaban lentamente, en silencio, hacia el lugar donde rendirían homenaje a sus camaradas muertos hace un año.
Con uniformes de brigada, de gala y de media gala, con cascos y gorras, hombres y mujeres, todos bomberos voluntarios, no pudieron contener las lágrimas cuando, a las 9.15, se hizo sonar la sirena de alarma para recordar a los héroes de Barracas. Fue el momento más emotivo. "Ésta es una mañana de vida, no de muerte. El día que dejemos de tener memoria, morirán", recitó el párroco Pedro Estupiñán, que ofició una brevísima misa por los caídos. "El día que imitemos la actuación de los bomberos, la patria cambiará", agregó.
Una vela encendida con los nombres de cada héroe fue depositada por sus familiares en un pequeño altar montado en el frente del antiguo depósito, hoy convertido en un espacio que no alberga más que pena y sed de justicia. El ministro de Justicia y Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, saludó y escuchó los pedidos de los deudos, pero no quiso responder preguntas de la prensa: "Hoy no", se excusó, y se retiró apenas finalizado el acto.
Jorge Campos, padre de Sebastián, es bombero voluntario del cuartel de Vuelta de Rocha y perdió a su hijo en el derrumbe. Con su impecable uniforme de gala, pero el semblante arrasado por la tristeza, agradeció "a quienes hoy honran estas diez vidas llenas de voluntad". Dijo de ellos: "Realmente son un ejemplo a seguir, que necesitamos para ser mejores personas".
Rodrigo Ambrosi es bombero del mismo cuartel, como lo era su hermano Facundo, otra de las víctimas de la tragedia. En su breve alocución llamó "a los que nos gobiernan, a nuestros jefes y a todo el mundo a reflexionar". Y agregó, mientras las lágrimas le nublaban la vista: "Más allá de las rivalidades que podamos tener, somos todos hermanos, nos podemos pelear, pero seguiremos siendo unidos".
"Así tendríamos que estar todos los días 5, no sólo para un acto. Porque los padres necesitamos esta lucha, esta fuerza. Este dolor no se termina nunca, un hijo se extraña cada día más, es una herida muy honda, como un cuchillo que se clava bien profundo, con fuerza y saña", rogaba José Luis Méndez, cuyo hijo José era voluntario en el cuartel de Villa Dominico y rescatista de Defensa Civil, al igual que Pedro Barícola, su compañero muerto como él en Barracas. El silencio, interrumpido sólo por sollozos, fue otra muestra del respeto por los héroes y sus deudos.
Reclamos al Gobierno
A las 11, la Policía Federal hizo su acto de homenaje en la Superintendencia Federal de Bomberos a los seis miembros de esa fuerza que fallecieron tras el derrumbe: Anahí Garnica, Leonardo Day, Eduardo Conesa, Damián Véliz, Maximiliano Martínez y Matías Monticelli.
Lo encabezaron la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez; el secretario del área, Sergio Berni, y la plana mayor de la Federal. El patio del cuartel central estaba repleto de policías, bomberos y familiares de las víctimas que escucharon el frío e impersonal discurso de la ministra. "Que la sociedad sepa del reconocimiento rotundo, de su entrega, para que vivamos en un país más justo y democrático", fueron sus palabras más sentidas del escueto pregón.
"Esto no es justicia, queremos que hagan algo", gritó la madre del fallecido Eduardo Conesa apenas la funcionaria calló. Un aplauso cerrado acompañó su pedido, seguido de un "Conesa presente, todos los bomberos presentes" del resto de los familiares y muchos de los asistentes. Tanto la ministra como el secretario de Seguridad optaron por el silencio. Un silencio distinto al de la mañana.
La fiscalía aún espera por los peritajes
- La fiscal Marcela Sánchez, interinamente a cargo de la Fiscalía Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 37, informó a través de un comunicado que en los próximos días recibirá los resultados de los análisis sobre los escombros del galpón realizados por la División Siniestros de la Policía Federal. Asimismo, esperan los informes del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y de la Universidad Tecnológica Nacional, que se demoraron "por cuestiones burocráticas".
- Esos estudios permitirán descubrir dónde comenzó el fuego y cuáles fueron la fuente y la temperatura del lugar, entre otras dudas que, un año después del siniestro, aún no fueron despejadas. "Puedo entender que la sociedad y las familias reclamen resultados urgentes, pero hay que tener en cuenta el tamaño del galpón y la complejidad de los peritajes", sostuvo la fiscal.