En Saavedra los autos se secan al sol
Sólo después de tres días los dueños pudieron empezar a evaluar las pérdidas
Ayer por la mañana, sobre el césped del boulevard de la avenida García del Río y Jaramillo, una de las esquinas del barrio porteño de Saavedra más golpeadas por la inundación, 35 autos de aspecto fantasmagórico se secaban al sol.
Eran los vehículos de quienes viven en la Torre del Boulevard, que, sólo anteanoche, emergieron a la superficie luego de pasar casi tres días sumergidos en la cochera subterránea del edificio.
Parado junto a su auto, un Citroën C3 completamente cubierto de suciedad, Diego Montero contó a LA NACION: "Entre los vecinos contratamos las bombas para sacar el agua -en total, 3 millones de litros-, y una grúa. En lo que a mi auto respecta, además, del seguro me dijeron que no me cubrían nada, así que tendré que evaluar la situación con un mecánico y un abogado".
Al igual que Montero, el resto de los propietarios de los vehículos se acercaba para, al menos, abrir puertas, ventanas, baúles y capots.
Después de las largas jornadas pasadas bajo el agua, el hedor que emergía de los autos húmedos invadía por completo la improvisada playa de estacionamiento. El agua se había ido, pero la pesadilla sigue.
A la vuelta de la esquina, mientras tanto, del garaje situado en Jaramillo al 2600 emanaba el agua que, bomba mediante, un grupo de trabajadores retiraba de las dos plantas del subsuelo del lugar. Allí, desde el martes flotaban bajo el agua aproximadamente 100 autos. "Recién vamos a terminar con el agua esta tarde [por ayer], y después no sé cómo haremos para sacar los autos", dijo Bautista Iacovino, encargado de la playa.
Daños
Una vez devueltos a su hábitat natural, sobre el pavimento, los autos tendrán que ser llevados a sus respectivos mecánicos, donde se evaluarán los daños que, según Miguel Croco, propietario de un taller en Conde al 4300, no pueden cuantificarse de antemano.
"El agua no afecta igual a todos los vehículos, aunque sean de la misma marca y modelo: en líneas generales, cuánto menos eléctricos sean, más posibilidades tienen de recomponerse, pero es necesario evaluar cada caso en particular", explicó Croco. Y agregó: "Todos los talleres que conozco están colapsados en estos días, y es difícil saber cuándo van a empezar a desocuparse porque estos arreglos llevan mucho tiempo".
Tanto Croco como su colega Antonio Piro, que tiene un taller en Galván al 3100, coincidieron al indicar que los "autos inundados" son casos delicados de resolver.
"Lo primero que hay que hacer es desarmar todo, limpiar cada parte con mucho cuidado y dejarlo secar", enumeró Croco, al tiempo que explicó que es difícil que un vehículo se recupere por completo del daño sufrido.
"Muchas de las consecuencias se ven más adelante, cuando empiezan a arruinarse los rulemanes, los arranques y la parte eléctrica en general", agregó.
Respecto de los costos, Piro explicó que son difíciles de calcular, pero que algo "muy básico", por ejemplo, como el secado y limpieza de alfombras y asientos, se cobra alrededor de $ 2000. Lo más difícil y costoso, dijo, es recuperar la parte eléctrica.