Vecinos porteños hacen frente como pueden a los cortes de luz
En Boedo hay familias que no tienen luz hace 8 días, mientras que en otros barrios hay cortes sistemáticos; en Villa Pueyrredón sufren por el gas
En Boedo la paciencia se agotó. Nucleados, un grupo de vecinos de la calle México y sus alrededores se convocaron para protestar en la calle por lo que consideran una injusticia.
Muchos de ellos son jubilados, hartos de vivir sin luz.
En la esquina de México y Liniers, un taller de neumáticos está paralizado. "Hace seis días que estoy con una sola fase. Llamo a Edesur y al ENRE cinco veces por día. No puedo desarmar, ni alinear ni balancear ni nada -se queja Pablo, el empleado. Yo estoy laburando, los que están prendidos fuego son los vecinos", dice.
Unos pasos más allá, altura 3360, un cartel sobre la reja de una casa reza "7 días sin luz". Pero está desactualizado.
"Llevo ocho días sin luz. Subo y bajo sin ascensor, y cuando necesito agua llevo un balde", cuenta Sergio Geuna, que trabaja de cantante. Vive en el cuarto piso y en el corto tiempo que está allí van pasando vecinos, que le preguntan por novedades.
"Sigue todo igual. Es siempre así, a algunos departamentos nunca les volvió la luz, a otros nunca se les fue. A veces vuelve. A veces se va. Llamás, dicen que viene la cuadrilla, viene la cuadrilla, tocan todo, no hacen nada, se van", cuenta mientras aparece otra vecina.
"¡A mí ya me vino!", dice Rosita Buffa, la jubilada del 3312. Rosita está adentro del grupo que ayer reclamó en la esquina de Independencia y Liniers.
En México, entre Virrey Liniers y Sánchez de Loria, los vecinos se quejan por la falta de luz
María Marta Torres es jubilada y vive con su hija y su nieto en una casa cercana. "No se puede vivir así a oscuras. No quiero cocinar a la luz de la vela", cuenta, enojada. "Cuando vos debés, enseguida te cortan pero ellos te la estiran por días", se indigna. Te mienten. Dicen que vienen en 5 horas, después dicen que vienen en siete, y después… ni en foto aparecen".
María Marta cuenta sus pesares cuando aparece Isidoro Remón, también jubilado. María Marta lo abraza fuertemente y con fiereza le grita en el oído derecho: "¡Es de LA NACIÓN! ¡Vino por los cortes!".
Isidoro la mira, se ríe y le dice suavemente: "me tenés que hablar a este oído", tocándose el audífono en la otra oreja. "Yo tengo agua porque tengo una bomba monofásica, pero también puede fallar", toco madera, dice Isidoro, mientras se tapa la cabeza con una mano.
Un mal Capital
Boedo no es la única víctima. Caballito, Floresta, Las Cañitas, son entre otros, los barrios que sufren a causa de la electricidad. O en realidad, de su ausencia.
"Anotá: Franklin, Honorio, Díaz Vélez… todos los días la están cortando. Media hora ayer a la noche, media hora hoy a la mañana" dice Víctor Rodríguez, jubilado, sentado en la confitería en la esquina de Díaz Vélez y Honorio Pueyrredón.
Comerciantes y vecinos coinciden en afirmar que los cortes parecen ser sistemáticos, ya que se corta todos los días y por periodos similares. La empresa involucrada es, también acá, Edesur.
"A veces se corta una fase y a veces es total", cuenta José Luis Gargiulo, un jubilado que vive en Floresta. "Al dejarte dos fases andando no funcionan ni las bombas de agua ni los ascensores, y si tenes la mala suerte de que estas en esa fase, no tenés luz", explica José Luis.
"Fijáte hasta qué punto cortan, que en el saldo tengo 1470 pesos a mi favor", es el equivalente a 10 veces el monto que debería pagar si efectivamente le prestaran el servicio como corresponde.
En la remisería que se encuentra sobre avenida Honorio Pueyrredón al 1100, cuentan que "desde Honorio Pueyrredón y Angel Gallardo pará allá -haciendo un ademán con la mano señalando al norte- se corta siempre, y pueden pasar días sin luz".
Justamente, para aquel lado del barrio, los cortes se han repetido todos los días. A veces son dos por día, de media hora cada uno. Otras, son cortes más largos, de entre 4 y 8 horas, durante el día.
Antonio Víttolo, encargado de la pescadería que está sobre Ángel Gallardo, casi llegando a Honorio, dice: "hace dos años pedí que me instalaran la trifásica y todavía no la pusieron". Cynthia, que a sus 26 años atiende en la panadería de al lafo, cuenta que la semana pasada estuvieron dos días sin luz.
"Cada vez que pasa tenemos que cerrar, porque no se puede cocinar ni pesar nada. Las tortas hubo que tirarlas y, como la luz tampoco no volvió temprano cuando llegó, la masa preparada para cocinar también se tiró", cuenta.
Todos los entrevistados por LA NACIÓN coinciden en que Edesur "siempre" promete una pronta atención "y después no vienen nunca".
"Yo llamo a todos. No me acostumbro a estar sin luz. Al ENRE, a Edesur, a Planificación ... Ellos sí me contestan, a las tres o cuatro horas", reconoce Adriana Patricia Barlocco, que tiene una veterinaria unos metros más allá. Adriana tiene acumuladas todas las cartas que se mandó con Edesur. "Se quemaron dos máquinas, porque acá siempre hay baja tensión porque están cortando fases, y no se quieren hacer cargo".