Embajada británica: un ícono porteño que cumplió 100 años
La residencia, ubicada en Recoleta, está catalogada como Monumento Histórico Nacional; las anécdotas que esconde
"La princesa Diana nos impactó a todos: era muy simpática. Estuvo varios días en la residencia. Le gustaba mucho disfrutar del jardín y de la pileta. Me comentó que nunca había visto un cielo tan celeste como el de aquí. Le gustaba caminar por estos jardines". El que habla sobre aquella visita de Lady Di a la Argentina, en 1995, es el mayordomo Samuel Victoria, un engranaje del funcionamiento de un edificio emblemático de Buenos Aires, un monumento histórico nacional: la residencia de la embajada británica que, anteayer, cumplió 100 años.
La construcción, además de haber albergado a celebridades como los integrantes de los Rolling Stones y el músico Roger Waters, es uno de los edificios mejor conservados de la Capital. De hecho, el ex palacio Madero Unzué es uno de los pocos exponentes del estilo eduardiano en el país. Una obra de líneas simples, que está rodeada por una barranca con vista a la Avenida del Libertador. Es la actual vivienda del embajador Mark Kent, ubicada en la zona más exclusiva de Recoleta, La Isla, un micromundo de calles cortadas, con diagonales y escaleras con reminiscencias parisinas.
La embajada como tal funciona en un edifico anexo, en Luis Agote 2412 , mientras que la residencia se ubica en Gelly y Obes 2333. Es un complejo con pileta, solárium y cancha de tenis, en un típico jardín inglés, que tiene una superficie total de 7000 metros cuadrados.
En los 3500 metros cuadrados de la residencia, basada en el modelo de hôtel particulier francés, hay cuatro plantas.
"El edificio contiene una selección de obras de arte y mobiliario de época perteneciente a la colección del gobierno británico, entre ellas piezas prestadas por el Museo Victoria & Albert de Londres. Esto fue complementado con obras traídas de las sedes anteriores de la residencia en Buenos Aires. Así se fue conformando una de las colecciones más importantes de mobiliario inglés de la ciudad, con piezas de arte que van desde el siglo XVII hasta el XX", explicó, en un recorrido por el edificio, el arquitecto Jorge Tartarini, autor del libro Residencia británica, 1917-2017.
"Es un verdadero placer ser el inquilino de turno de una de las joyas arquitectónicas de Buenos Aires. Pero debo aclarar que es también una gran responsabilidad. Vivo en un edificio que está catalogado como Monumento Histórico Nacional y todo el equipo de la embajada es muy consciente de lo importante que es mantenerla y preservarla para las generaciones futuras", dijo Kent.
Victoria, el mayordomo de la residencia, contó: "Estuve junto a todos los embajadores ingleses que pasaron por Buenos Aires y sus familias. Mis tareas van desde acercarles a los funcionarios los papeles con los discursos que deberán leer hasta ayudarlos en las tareas cotidianas. Con todos ellos he tenido y tengo un trato cercano. No es verdad eso que dicen que los ingleses son fríos".
Victoria llegó a la ciudad desde su Tucumán natal para trabajar como personal de seguridad, pero al poco tiempo, debido a su trato respetuoso y amable, empezó a desempeñarse como mayordomo. Una tarea que realiza desde hace 30 años.
Con orgullo, también recordó haber tenido contacto con otros miembros de la familia real, como el príncipe Carlos cuando visitó la Argentina en 1999. "Le gustó mucho la arquitectura de la casa y también los espacios verdes, en donde plantó un ceibo e inauguró un jardín orgánico, cuyas especias seguimos usando en nuestra cocina. A solicitud del príncipe, tuve el privilegio de atenderlo personalmente, a pesar de haber viajado hasta aquí con sus propios mayordomos", contó. Pero además recibió al príncipe Harry, hijo menor de Carlos y Diana. "Él también quedó impactado con nuestro buen clima en comparación con el lluvioso de Londres", agregó.
La ciudad cuenta con varias embajadas que originalmente fueron palacios y que fueron adquiridas por el Estado: el Pereda (embajada de Brasil), el Ortiz Basualdo (Francia), el Alvear (Italia) y la residencia Acevedo (Arabia Saudita).
El edificio fue proyectado por los arquitectos e ingenieros británicos residentes en nuestro país, Walter Bassett Smith y Bertie Hawkins Collcutt, autores de numerosas construcciones en el país, como templos, bancos y estancias, entre otras.
La familia Madero Unzué vivió allí desde 1917 hasta 1945, cuando el gobierno británico decidió su adquisición. La zona, ubicada en los terrenos de la antigua Quinta de Hale Pearson, próxima a la Biblioteca Nacional, es un rincón elevado que cuenta con la particularidad de tener escalinatas, fuentes, y monumentos.