"El viento levantó el auto dos metros"
El tornado sorprendió a los vecinos de Plátanos, quienes pasaron momentos de pánico
De repente se hizo de noche en pleno día, y con la oscuridad se empezó a levantar un viento que en pocos minutos juntó la fuerza suficiente como para doblar los árboles como si fueran de cartón. Elba Álvarez, que en ese momento trabajaba en su almacén en la avenida Néstor Kirchner al 4000, nunca había oído un viento semejante, y tuvo miedo. Pero igual se asomó a la ventana, y lo que vio la dejó sin aliento : una inmensa tromba de ramas y chapas se acercaba a gran velocidad por la avenida, a unos pocos metros de su negocio.
"Como en una película, lo vi acercarse y de repente levantó un auto, lo dio vuelta en el aire y lo tiró. El ruido que hizo cuando golpeó la calle fue como una explosión", relató la mujer, mientras el médico que la revisaba intentaba tranquilizarla. "Tuve mucho miedo, fue horrible."
Elba contaba la historia sentada en la vereda, dándole la espalda al Ford Escort que, una hora después del paso del tornado, seguía ahí, suspendido en una extraña posición, con las ruedas hacia arriba, los vidrios destrozados y el baúl abierto. Como si un monstruo o un superhéroe se hubiera ensañado con él.
Dentro del auto venía un matrimonio, y ambos sobrevivieron con heridas leves a esta irrupción de lo inesperado en su camino.
"El viento me levantó dos metros el auto. Si no hubiera tenido puesto el cinturón, salía volando. Estaba prendido el motor, y el tornado nos levantó y nos dio tres vueltas", relató Miguel Ángel Gómez, quien conducía el rodado. Su mujer tuvo que ser internada por los golpes que recibió, pero él se bajó del vehículo con apenas unos rasguños.
Conmocionados, los vecinos salieron a la vereda no bien amainó el temporal. Niños y adultos miraban el auto con incredulidad. En la avenida, rodeada de casas humildes, en la localidad de Plátanos, quedaban las huellas visibles que dejó el viento, decenas de postales inverosímiles. Mientras montones de ramas colgaban de los cables del tendido eléctrico, decenas de árboles y postes yacían tumbados en la vereda. La calle estaba inundada de hojas, pedazos de chapa corrugada, tablones de madera, carteles contorsionados y bolsas de basura.
"Vi cómo el viento casi se lleva a mi nene", relató Marcos Scaramella, quien tomaba mate con sus suegros, a la espera de que pasara la lluvia, cuando lo sorprendió el tornado.
En ese momento, Scaramella atinó a buscar a sus hijos, que se encontraban en la casa vecina, y cuando volvía con todos, su hijo de doce años se adelantó y una ráfaga potente lo obligó a aferrarse a un árbol para resistir la furia del viento.
"El tornado arrancaba los árboles y no dejaba que entráramos a la casa. Mi señora trataba de abrir la puerta, pero el viento era más fuerte. Mientras tanto, yo veía que el nene luchaba contra el tornado. Finalmente, logramos abrir la puerta y entrar. Todo esto pasó en unos segundos, fue increíble", contó Scaramella, cuya casa perdió el techo en pleno vendaval.
Otro vecino, Matías Ose, escuchaba un disco de Pink Floyd a todo volumen cuando se dio cuenta de que un sonido desconocido se desprendía del resto de la música. "Era el ruido de las chapas retorciéndose", señaló. Ose vive al lado del corralón en la avenida Néstor Kirchner y la calle 40 que perdió gran parte de su techo. "Miré por la ventana y vi una pileta de lona armada, que planeaba entre las nubes, tan lejos que parecía un dado azul. Los pedazos de los techos volaban como si fueran papelitos, fue impresionante", relató. "Y unos segundos después, se aclaró el cielo y salió el sol, como si nada hubiera pasado", concluyó.
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