El sistema de las bolsas de colores debutó con algunos problemas
Hubo gran aceptación entre los clientes, pero muchos se quejaron por el precio; hubo faltantes y los comercios chinos todavía no adhieren a la medida
Si bien la mayoría de los clientes aceptó ayer el sistema de bolsas más resistentes , de dos colores y pagas que comenzaron a entregar los supermercados de la ciudad, muchos presentaron quejas por la desorganización que encontraron en ciertas sucursales y por el precio ($ 0,15 y $ 0,25, según el tamaño), que consideraron excesivo.
Confundidos, algunos consumidores creían que las bolsas entregadas eran biodegradables y no entendían cómo era bueno para el ambiente que se siguieran distribuyendo las plásticas. Otros, molestos por el importe a pagar adelantaban que, en próximas compras, recurrirían a un changuito o a la histórica bolsa de los mandados. En los supermercados chinos, en tanto, seguían repartiendo las mismas bolsas de siempre.
Desde ayer, y con el objetivo de disminuir a la mitad los 1160 millones de bolsas que se entregan anualmente en la ciudad, una iniciativa oficial obliga a los supermercados a repartir bolsas negras y verdes para incentivar la separación de los residuos, que regirá plenamente en mayo de 2013. Las bolsas negras son para la basura orgánica, y las verdes, para la reciclable. Pero como ambas son más caras que las blancas que tradicionalmente se entregaban, las grandes cadenas de supermercados decidieron venderlas a quien las quiera.
Ayer el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Diego Santilli, lamentó que los comercios hayan optado por el arancelamiento.
En un recorrida realizada por LA NACION por supermercados de distintos barrios, se pudo comprobar que la mayoría de las grandes cadenas respetaron el lanzamiento de las bolsas reglamentarias, mientras que los comercios chinos aún no se sumaron a la iniciativa.
Desde la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos (Casrech) admitieron que todavía no implementaron el sistema y que sólo lo harán dentro de aproximadamente dos meses, cuando el stock de bolsas que actualmente utilizan se termine.
En tanto, en algunos locales de la cadena Día hubo inconvenientes. Allí, pese a que aseguraron que contaban con las bolsas verdes y negras, fueron muchos los clientes que debieron trasladar los productos en la mano y se negaban a comprar otras de tela.
LA NACION intentó comunicarse con la Asociación de Supermercados Unidos (ASU), entidad que agrupa a las cadenas de supermercados más grandes del país y que representan más del 70% de la facturación nacional del sector supermercadista, pero los operadores telefónicos explicaron que no había ninguna autoridad disponible para responder.
Aunque gran parte de la gente, enterada de la nueva norma, se acercó a los comercios con sus propias bolsas y carritos, muchos de los que la desconocían se mostraron a favor y aseguraron que es una forma de concientizar sobre el impacto ambiental.
Una de ellas fue Josefina, una estudiante de 28 años. "Me parece bien la medida, ya que ayuda a concientizar. La próxima vez voy a acordarme de traer mi propia bolsa", dijo, mientras hacía sus compras en un Carrefour Market del centro porteño.
Otra de las que apoyaron el cambio fue Marisol Pertof, una estudiante de diseño de indumentaria: "Hace un año que me compré un carrito porque me parece más cómodo y me ayuda a proteger el ambiente, porque no tengo que estar usando y tirando bolsas todo el tiempo".
En sintonía, Carlos Lorrero, de 60 años, expresó su satisfacción por la medida, aunque dijo haber escuchado que las bolsas que se distribuían eran reciclables. En rigor, la campaña oficial de comunicación había incluido errores conceptuales, como la calidad de las bolsas.
Como Lorrero, fueron muchos los que llegaron a los comercios desinformados y confundidos sobre los cambios que, según cifras oficiales, afectarán al 75 por ciento de los habitantes de la ciudad que reutilizan las bolsas del supermercado para tirar sus desechos.
Hubo quienes manifestaron su enojo y se quejaron por el costo de las bolsas. Además, propusieron que sólo se deban abonar cuando superen una determinada cantidad.
"Me parece un horror. Cada vez está todo más caro y ahora también te cobran las bolsas. Me voy a tener que comprar una de tela y no olvidármela", dijo indignada Adela Díaz, de 56 años.
Mónica Casco fue otra de las disgustadas. "Tendría que estar mejor organizado el sistema y que haya distintas opciones de bolsas. Pagar siempre por ellas es muy molesto", se quejó la empleada de telemarketing, de 46 años.
"No me gusta que se cobren las bolsas. Nuestra idea original era que hubiera incentivos para quien llevara su propia bolsa, y no castigos para quien no la llevara", destacó Santilli.