El "santo" de los delincuentes irrumpe en pleno Florida
Como ocurrió con el cuartetero Rodrigo o la cumbiera Gilda, al espíritu de Víctor "El Frente" Vital se le adjudican poderes milagrosos

De todas las estrategias de venta imaginadas en el mundo del marketing, ninguna es tan atroz como la que consiste en poner unos parlantes en la puerta de un negocio para aturdir a los clientes. Es muy posible que el ser humano en estado de ensordecimiento se encuentre más vulnerable a aceptar cualquier cosa, pero el fin no debería justificar los medios: por cada víctima que cae en la trampa sonora, hay cientos de inocentes forzados a controlar sus nervios para no sacar a relucir un insospechado parentesco con el Hombre Lobo.
La semana pasada, en la esquina de Florida y Corrientes, yo sentía que los pelos de la nuca comenzaban a erizarse a medida que pasaba por la puerta de una tienda de artículos deportivos convertida en discoteca exprés. La transformación en licántropo parecía inevitable, pero se detuvo cuando vi que uno de los tantos pordioseros de la zona aprovechaba el abuso acústico para bailar reggaeton. Yo no quería acercarme, pero me acerqué. Algo, no sé bien qué, me atrajo. Mientras escribo estas líneas, me resisto a creer que acudí al llamado de un santo.
El pordiosero ensayaba pasos de breakdance cuando el chico que tenía al lado elogió mi remera. Para corresponder al insólito piropo dije que a mí también me gustaba la suya, una negra muy amplia con el dibujo de un rostro que no alcancé a reconocer. Le pregunté por el ídolo de campera y mirada triste que traía estampado en su camiseta y se asombró al descubrir mi ignorancia. "Es El Frente Vital, ¿no lo conocés? -contestó, indignado-. Me la regaló un amigo de un chico de 15 años que de tanto rezarle se curó de una enfermedad del corazón."
Lo poco que yo sabía de Víctor Manuel "El Frente" Vital lo había leído en Cuando me muera quiero que me toquen cumbia , la crónica en la que el periodista Cristian Alarcón narra las historias más dramáticas de las vidas perdidas por la delincuencia en el conurbano bonaerense. La leyenda místico-criminal de "El Frente" comenzó el 6 de febrero de 1999 y evoca los proféticos versos de "Manuel Santillán, el león", la canción que Los Fabulosos Cadillacs grabaron siete años antes. Esa tarde de verano, Vital había robado a mano armada una farmacia de San Fernando; minutos después, una pareja de oficiales de la policía bonaerense lo persiguió hasta que lo encontraron escondido debajo de una mesa en una casilla vecina. Según dijo Luis Rojas, quien había participado en el robo y se ocultaba en la misma casilla, Vital pedía, por favor, que no disparen cuando su ruego fue interrumpido por una salva de balazos que acabó con su vida. Tenía 17 años, era el menor de tres hermanos (uno de ellos, ex combatiente de Malvinas) y el único miembro de la familia que salía a robar. Años más tarde, su madre, Sabina Sotelo, se mudaría a Don Torcuato y fundaría la ONG Organización por la Vida, que asiste a 170 chicos en la escuela 704, hoy bautizada Víctor Manuel Vital.
Como ocurrió con el cuartetero Rodrigo o la cumbiera Gilda, al espíritu de Vital se le adjudican poderes milagrosos tan inexplicables como la fe. La mitología subraya que una vez repartió entre los vecinos de San Fernando cajas de leche recién robadas, escena mítica que lo convirtió en una versión lumpen y, con el paso del tiempo, ultraterrena, de Robin Hood. Otra anécdota dice que, una tarde de lluvia, viejos amigos de "El Frente" lograron escapar de la policía tras esconderse en el cementerio de San Fernando? justo al lado de la tumba de Víctor, quien así habría demostrado su poder de protección. "A «El Frente» se le pide que te ayude a esquivar las balas, pero las chicas le rezan para conseguir novio -explicó el chico de la remera-. Cada 6 de febrero se lo recuerda con una misa gigante en San Fernando, y ahí es impresionante: la gente le pide de todo, como al Gauchito Gil."
- ¿Y vos qué le pedís? , pregunté.
-¿Yo? Trabajo, mucho trabajo. En general, le pido a San Cayetano, pero no está de más pedirle a "El Frente" también. En estas cosas, lo único que importa es la fe.
El pordiosero había dejado el breakdance y descansaba a un lado de un parlante mientras pedía una moneda. Mi amigo inesperado se fue antes de que pudiera hacerle más preguntas. Por ejemplo, a qué santo hay que pedirle no perder nunca la fe.