"Me parecía un lugar majestuoso, un lujo total. Te sentías una princesa", recuerda María Cristina Carlino Bajczman, de cuando a los 6 años estuvo en las Bodas de Oro de sus abuelos celebrada en 1952 en el Salón de Baile de la Confitería Del Molino. Ëstoy feliz con la noticia de su recuperación¨, agrega ante la promesa de los expertos de hacer brillar nuevamente el elegante salón, como parte del plan integral de puesta en valor que se lleva a cabo en la histórica confitería, durante 22 años sumida en el abandono y la desidia.
El fastuoso Salón de Baile, con reminiscensias de la Belle Epoque, se ubica en el primer piso del edificio, y desde principios del 1900 fue testigo de innumerables casamientos, fiestas de egresados, cumpleaños y bautismos, un lugar en el cual a través de los años se bailó desde el tango, hasta el vals, pasando por el rock y por el pop. Un sitio con magia propia, que enamoró a estrellas internacionales como Madonna o Raffaella Carra, quienes filmaron allí video clips para sus canciones.
De estilo ecléctico, y con capacidad para 400 personas el gran Salón de Baile, también llamado Salón Principal, fue creado por el arquitecto italiano creador de Del Molino, Francesco Terenzio Gianotti, inspirado en los palacios franceses en boga. Posee 400 metros cuadrados cubiertos, 7 enormes ventanales con vista a la Avenida Rivadavia y a la Avenida Callao, dado que está ubicado en la intersección de ambas arterias de Balvanera.
Posee un balcón para que toquen las orquestas, y está conectado por dos escaleras, una a través de la cual se ingresa por Rivadavia 1801 y otra, más lujosa, por la que se desciende hacia la Confitería de la Planta Baja, por donde pasaron importantes personajes de la historia argentina. Además el Salón de Baile posee un anexo utilizado para fumar, llamado Salón Fumoir, donde los expertos recuperaron la boiserie. El Salón de Baile, el Fumoir y la Confitería, son las tres áreas de mayor valor patrimonial del edificio de 7 mil metros cuadrados inaugurado en 1916.
"Con el Salón de Baile comenzarmos a trabajar hace pocos días, y estará listo recién a mediados de año", anticipó a La Nación Guillermo García, responsable patrimonial de la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, quien coordina todos los trabajos de recuperación iniciados a mediados del año pasado, de acuerdo a lo estipulado por la Ley de Expropiación del año 2014 (ver recuadro).
Las tareas específicas en ese espacio consisten en la restauración de toda la superficie muraria, del dorado sobre los ornatos del cieloraso y de la baranda del balcón. También comprende la puesta en valor de las columnas recubiertas con estucado veneciano, una técnica que reemplaza el aspecto del mármol, lo cual crea un falso acabado, típico del Norte de Italia, que está ahora siendo imitado con sumo cuidado por los expertos. "Uno de los mayores problemas que enfrentamos es que dentro de las columnas hay una estructura metálica por la cual bajan caños de desagüe que provocan humedades. Se detectaron grietas que tenemos que consolidar y restaurar", explicó el arquitecto.
Además se están eliminando varias capas de pintura que ocultan los materiales originales, especialmente en la puerta de entrada, pintada de negro para tapar el roble. Entre las intervenciones poco atinadas que sufrió el Salón de Baile también se encuentra la de los pisos de roble de eslavonia, a los que en los años 80´s, cuando transformaron el local en discoteca, se les colocó encima otro piso económico adherido por medio de un material difícil de eliminar, la brea. "Recuperarlos será una tarea muy delicada y costosa", explicó Mónica Capano, asesora de la Comisión, quien en cambio adelantó que en poco tiempo volverá a lucir como antes el enorme vitral central del techo del salón. Se le quitará el encofrado de cemento que tapa la luz natural y que se encuentra en un patio interno del piso superior. Respecto a los ventanales, se están arreglando los vidrios rotos, y también las persianas.
Cuando se enteraron de la puesta en valor del Salón de Baile, varias personas comenzaron a enviar a las redes sociales de Del Molino fotos con recuerdos familiares en el lugar. Lidia Samar, descendiente de los dueños de la confitería, los Roccatagliata, envió una imagen de 1921 que retrataba a sus abuelos posando en el lugar, el día que se casaron. "Es un sitio de un gran valor sentimental para mí, además de ser un lugar emblemático para todos los argentinos". Por su parte, Mariaca Allende dijo: "yo celebré mi Primer Comunión en octubre de 1968, con mi familia, chocolate y torta. Hermoso recuerdo. "Allí, en el primer piso fue mi fiesta de casamiento hace 30 años. Ansiosa por volver y verla restaurada", agregó Delia Noemí Burnet Merín en el Facebook de Edificio Del Molino, donde además la gente se contacta con los restauradores para alcanzarles los materiales históricos de la confitería que conserva en su casa.
Pero lejos de esa época dorada, en la década de los 90´s la confitería sufrió una crisis económica que provocó su cierre definitivo en 1997, justamente el mismo año en el cual fue declarada Monumento Histórico Nacional. La cantante Madonna fue una de las pocas afortunadas que estuvo en los salones antes de que el edifico entrara en la ruina. Fue el 4 de marzo 1996, cuando grabó allí un video para su versión de Love don’t live here anymore, El amor ya no vive más aquí. Dirigido por Jean-Baptiste Mondino, el rodaje se realizó durante el día de descanso que tuvo la artista mientras rodaba Evita. En el film se aprecian los enormes ventanales decorados con cortinas blancas que se mecen con el viento, los pisos de madera, y la columna del extremo del salón, alrededor de la cual la artista se movió con sensualidad al compás de la canción.
Mucho antes, en 1978, cuando la italiana Raffaella Carra era una de las estrellas de la canción más importantes de Argentina, también eligió a Del Molino para su video clip Mañana, e incluso disfrutó allí de un banquete en su honor del cual participaron 470 personas. En el video se pueden apreciar los ascensores de bronce, la barra de tragos, la boiserie y el Salón de Baile del cual desciende danzando a través de una escalera de mármol rosado, la cual está siendo restaurada por los expertos a partir de las imágenes del video de Carra.
"Es un mármol poco común, cuyo origen exacto desconocemos, aunque sabemos que lo trajo Gianotti de Europa, como todos los materiales del edificio", dijo García, al tiempo que reveló que "el pasamanos de bronce la vamos a tener que volver a fabricar. Lamentablemente cuando saquearon el edifico extrajeron todos los elementos de bronce". Entre los materiales sustraídos por vándalos que ingresaron los últimos años al edificio, se destacan todos los picaportes de bronce. Sin embargo, el equipo de restauración afortunadamente encontró uno, modelo a partir del cual van a fabricar los restantes.
El renacer de un ícono olvidado Desde el año 2015, cuando La Nación alertó sobre la preocupación de los vecinos por el estado de abandono total del edifico del Molino, hasta nuestros días, grandes cambios sufrió el emblemático inmueble de la esquina de la Avenida Rivadavia y Callao, considerado una joya del Art Noveau. Lo cierto es que a partir de esa fecha la confitería volvío a tener notoriedad y comenzó a acelerarse el proceso de expropiación anunciado en el año 2014, que incluyó la compra de inmueble por parte del Estado a sus históricos dueños, los Roccatagliatta, y posterior transferencial mismo a la Comisión Bicameral Administradora del Edificio del Molino, la cual a mediados del año pasado comenzó con la recuperación del sitio, en un trabajo conjunto con el Estado Nacional y con Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, encargado de la puesta en valor de la fachada y de la vereda.
Para quienes transitan por esa importante esquina de la Ciudad, a simple vista los cambios son notorios. Del Molino dejó de ser un lugar penoso, oscuro, y en ruinas. Ahora el edifiico vuelve a lucirse de a poco ya que en primer lugar le quitaron las lonas negras y los andamios que durante años lo afearon y lo ocultaron. Además se mejoró la vereda, antes imposible de transitar por la caída constante de mampostería de la fachada.
Al tratarse de un edificio de valor patrimonial, el proceso de limpieza y clasificación de todos los elementos hallados, requirieron de un especial cuidado y atención profesional por parte de los más de 20 expertos que realizan tareas en el lugar, distruibudos en diferentes equipos, quienes trabajan incansablemente, sin fecha cierta aún de finalización de tareas. Entre los principales puntos restaurados se encuentran el cartel de ingreso de Confitería del Molino; las maderas tipo parquet de roble de Eslavonia, tapadas en diversos sectores; la marquesina exterior, compuesta por 500 paños de vitral y las luminarias colgantes. Ya está practicamente concluido el salón de la Cofitería del primer piso y ahora se avanza en con el primer piso donde está el Salón de Baile.
El mes que viene arranca la recuperación de la famosa cúpula en aguja del edificio. Tendrá un costo de $ 10,6 millones para limpiarla, protegerla e iluminarla. Por otro lados unos 15.000 objetos arqueológicos entre ellos, 1.950 asaderas, 266 moldes para tartaletas, 274 aros de molde y 38 bandejas fueron hallados por el equipo de arqueología y se exhiben al público para fechas especiales, como el Día de los Monumentos, o la Noche de los Museos, cuando el edificio abre sus puertas