El otro Palacio Estrugamou: está en Constitución y sus espacios se alquilan
El más conocido queda en Retiro; en Salta al 1000, permanece el que fue la verdadera residencia de la familia; lo habitan turistas y se usa como set de filmación
Mencionar el Palacio Estrugamou suele remitir al lujoso edificio situado en el codo aristocrático de la ciudad, en la subida de Juncal, esquina con Esmeralda. Sin embargo, existe otro inmueble con el mismo nombre mucho menos conocido que el de Retiro, pero tan valioso como aquella construcción, en el sur de la Capital. Si bien ambos tienen valor patrimonial, el primero estuvo destinado a ser una casa de renta, mientras que el del barrio de Constitución fue residencia de la familia Estrugamou, sus habitantes entre 1905 y 1932.
A quien transite por la esquina de Salta y Carlos Calvo le llamará la atención un poderoso edificio que la abraza por completo y se extiende por ambas calles con una fachada de gran elegancia; de ahí que lo llamen palacio. Fue mandado a construir por uno de los hermanos Estrugamou, Pedro, al arquitecto Luis Rocca, autor de varios bancos oficiales de la provincia de Buenos Aires y de residencias para la aristocracia porteña.
En una recorrida, LA NACION apreciar cómo se conservan aún gran parte de los materiales traídos de Europa para crear una propiedad que es un fiel exponente del eclecticismo, con reminiscencia influencia del barroco. "Consta de una decena de habitaciones, algunas vacías y otras que se alquilan. Pero además es utilizado como set de filmación de películas", explicó el investigador urbano Daniel Moya, quien se encargó de la última restauración del la residencia de 1500 metros cubiertos junto a Damián Falik. Efectivamente, algunas habitaciones son alquiladas por turistas o bien para oficinas.
En 1902, Pedro Estrugamou, quien tenía siete hijos, compró dos fincas en las que construyó esta casa de dos plantas con terraza, entrepisos y subsuelo. Según documentación brindada por sus descendientes, pocos años antes las calles Salta y Carlos Calvo habían sido asfaltadas.
La planta baja conserva sus dos entradas por Salta. En el interior había una sala de billar, comedor, dos escritorios, una sala en la ochava, y una antesala y gran comedor sobre Carlos Calvo que se comunicaba con una galería de invierno con acceso al patio, recuerda la familia. También la cocina y la antecocina se encontraban en este nivel. En el centro, un gran hall con una escalera conducía a la planta alta, donde estaban los dormitorios, una galería de invierno y un ambiente denominado roperones.
En los entrepisos se ubicaban los cuartos de los choferes, con paredes cubiertas de boiserie, que aún se aprecian y dan cuenta de que fueron tenidos en cuenta hasta los más mínimos detalles. Además, había dos cuartos de servicio con baños y calefacción en todos los ambientes. En el subsuelo funcionaban la despensa, la bodega, el depósito, la carbonera y la calefacción. En 1926 se incorporaron dos ascensores Otis, que actualmente no funcionan.
Al ingresar se puede apreciar cómo el hall central de doble altura está ubicado estratégicamente en la esquina del edificio, con visuales hacia el entorno. Se destacan la imponente escalera y la categoría de los pisos, traídos de Londres. El hogar, la boiserie, las pinturas decorativas del techo y la araña dan cuenta de los esplendores de otras épocas, cuando los arquitectos priorizaban la calidad de las terminaciones. Además, posee amplios ventanales y, por el diseño de la planta, todos los ambientes se focalizan al exterior y poseen una excelente luz natural.
El inmueble en su conjunto tuvo diversos usos a lo largo de la historia. En la década del 40 fue vendido por la familia y luego funcionó como hogar de tránsito de madres solteras. En 2007 lo adquirieron sus actuales propietarios, una familia de ingleses, con la intención de crear una academia de tango, pero luego dieron marcha atrás con el proyecto. Entre 2013 y 2014 estuvo prácticamente deshabitado.
En 2008, a pedido de los dueños, se restauró la fachada y aún es posible apreciar en la terraza los moldes utilizados para copiar los ornamentos exteriores. El interior había tenido otra puesta en valor anterior, en 1983, por lo que el sitio está preservado en casi todos sus componentes. De ahí que el edificio cuente con protección estructural y que además, por ser anterior a 1941, esté prohibido demolerlo o reformarlo, según la normativa vigente.
Salta 1027 sirve como ejemplo de que fue un lento proceso el desplazamiento de las clases altas al norte de la ciudad tras la epidemia de fiebre amarilla. "Si bien a principios del siglo XX buena parte de las grandes residencias del Barrio Sur se habían convertido en inquilinatos, muchas familias acomodadas permanecieron en esa área e incluso decidieron encargar allí obras nuevas, tal como sucedió con los Estrugamou", señala el libro Patrimonio arquitectónico argentino, tomo III, de la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos. "El estado impecable de esta residencia la convierte en un caso ejemplar de preservación patrimonial en el Barrio Sur", consigna.
Los Estrugamou, una familia de origen vasco que progresó en nuestro país gracias a la industria de la leche, tuvieron varias residencias en la Argentina. Además del edificio de Constitución, fueron propietarios de una bella casona en Basavilbaso 1233, Retiro, que aún se conserva y está a la venta, y de otra en la calle Cerrito, expropiada oportunamente para construir la avenida 9 de Julio.
Pero el más famoso es el Palacio Estrugamou de Juncal 783, construido con posterioridad al del sur. Se inauguró en 1929 y es considerado un hito arquitectónico de la primera mitad del siglo XX. Fue encargado por Alejandro Fernando Estrugamou Larrat y diseñado por los arquitectos Eduardo Sauze y Auguste Huguier, en un estilo que recrea el clasicismo francés del siglo XVIII, influenciado por el barroco francés y el estilo Segundo Imperio.
De mayor tamaño que el de Salta y Carlos Calvo, el de Retiro posee ocho plantas y una superficie de 2200 m2. La idea de la familia al invertir en ese gran edificio apuntaba a tener una construcción destinada al alojamiento de familias acomodadas.