El Obelisco por dentro: la singular experiencia de 80 vecinos
El ícono porteño cumplió ocho décadas y, por primera vez, un grupo de personas pudo recorrerlo hasta la cima
Muchos soñaron alguna vez con subir al Obelisco para develar la incógnita de cómo es por dentro o cómo se ve Buenos Aires desde la punta del emblemático monumento. Ayer, por una iniciativa del gobierno porteño, 80 vecinos tuvieron la posibilidad de escalar sus 67,5 metros de altura para disfrutar de esta experiencia única.
La idea fue festejar con la ciudadanía el 80° aniversario del Obelisco, construido por el arquitecto Alberto Prebisch con motivo del cuarto centenario de la primera fundación de la ciudad. Se inauguró el 23 de mayo de 1936 y, ocho décadas después, abrió sus puertas para que los porteños pudieran conocer su interior.
La convocatoria fue un boom. Más de 12.000 personas se postularon al concurso lanzado mediante el perfil de Facebook del jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, entre quienes fueron elegidas 160 (80 titulares y 80 suplentes). Uno de ellos fue Nicolás Mansilla, quien comenzó el ascenso a las 11.50. Antes de hacerlo, comentó a LA NACION que estaba "asustado, pero con muchas ganas de subir".
El trayecto total le llevó poco más de una hora y al bajar estaba deslumbrado: "Cuando subía, las ganas de llegar le fueron ganando al miedo. Arriba me encontré con una vista hermosa, más de lo que imaginaba. Creo que es el paisaje más lindo de la ciudad", contó mientras le bajaba la adrenalina. Y agregó: "Me da la sensación de que pude hacer algo que mucha gente quiere hacer. Le voy a poder contar a todo el mundo esto".
Quien nunca imaginó poder adentrarse en el Obelisco fue Noemí García Cueva, una española que desde hace siete años vive aquí, tras casarse con un argentino. "Si decís Buenos Aires se te viene a la cabeza el Obelisco. Me anoté no bien me enteré del concurso, pero como nunca tuve suerte en ganar algo, cuando me llamaron para avisarme que había quedado elegida no les creía", recordó entre risas. "Yo pensaba que era una escalera tipo caracol, no todo recto hacia arriba, pero al ir parando por tramos llegué sin problemas. Estar allá arriba es fabuloso. El sol me permitió ver todo Buenos Aires".
Los 206 escalones se completaban en siete tramos de entre cinco y siete metros, donde un especialista controlaba que todo estuviera en orden. El tiempo estimado era entre 60 y 90 minutos, dependiendo de la persona, porque cada una lo hacía a su ritmo. Para el ascenso, el gobierno porteño montó un operativo que incluyó a 35 agentes de la Subsecretaría de Emergencia (Defensa Civil más la Guardia de Auxilio y Logística) y personal del SAME.
Proveyeron a los escaladores de elementos de seguridad como casco, guantes y arneses. En la cumbre, los visitantes tenían tiempo para sacarse fotos, filmar y disfrutar el momento. En diálogo con LA NACION, el ministro de Ambiente y Espacio Público porteño, Eduardo Macchiavelli, dijo: "Pusimos en valor nuestro histórico Obelisco como homenaje a su cumpleaños. Realizamos trabajos de limpieza, pintura y mejoras en la iluminación de sus cuatro caras, con tecnología LED. Esto nos permite ofrecer a los vecinos intervenciones y espectáculos de luz con bajo consumo de energía. Además, que 80 vecinos hayan podido subir a este ícono equipados con todas las medidas de seguridad necesarias es una muestra del compromiso que tenemos para que cada vez más personas puedan disfrutar del espacio público".
Emiliano Molina trabaja en sistemas y tiene 42 años. Se inscribió y quedó como suplente, pero el día le daría la satisfacción de poder realizar el ascenso. No bien descendió, confió: "Es increíble lo que viví. Me tomó un poco por sorpresa. Vine a ver si tenía suerte. Llegué temprano y me dijeron: «Dale, arriba». Así que estoy feliz". El vecino calificó como "genial" la iniciativa de permitir esta visita. "Deberían continuar, es un punto de referencia que muchos quieren conocer. La vista del río, de la avenida Corrientes o de la 9 de Julio para el Sur nunca las hubiese imaginado". Voceros de la jefatura de gobierno dijeron que, a raíz de este evento excepcional, se analiza construir algún sistema que permita subir el Obelisco en una forma más directa y que funcione como una atracción turística, aunque debe estudiarse si es viable.
Cristina Foronda fue la persona con mayor edad en ascender. Esta jubilada de 72 años no tuvo temor y a las 16 comenzó su camino a la cúspide. Su receta, hacer mucho deporte: "Fue un sueño cumplido. Gracias a esta posibilidad pude hacer algo que siempre quise pero imaginaba imposible. Estoy muy bien, no me duele nada", expresó al descender.
El último en acercarse fue Rodríguez Larreta, quien dejó inauguradas seis columnas con ocho proyectores cada una que permiten generar ocho millones de combinaciones de colores, juegos de luces y variar su intensidad para iluminar este ícono porteño.