El Museo de Arte Decorativo luce desde hoy una renovada fachada
La obra, que demandó seis meses de tareas, puso en valor el frente de la emblemática residencia de Avenida del Libertador al 1900, construida entre 1911 y 1917
Después de seis meses de trabajo, el Museo Nacional de Arte Decorativo estrena hoy su renovada fachada.
Se trata de uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad. Construido en 1911, fue la residencia particular de Matías Errázuriz y Josefina de Alvear, por eso se lo conoce como Palacio Errázuriz-Alvear. Y es sede del museo desde 1937.
Tras medio año de tareas, algunas de ellas totalmente artesanales, hoy lucirá como nuevo en su fachada de la esquina de Avenida del Libertador y de Sánchez de Bustamante.
El célebre arquitecto francés René Sergent fue el encargado del diseño de la histórica residencia. La fachada principal de Avenida del Libertador recrea el frente del Ministerio de Marina de Francia, situado en la Place de la Concorde, en París, mientras que la fachada de Sánchez de Bustamante evoca el frente de pilastras de corintias del Petit Trianon de María Antonieta, en Versailles.
Con un presupuesto de 1, 34 millones de pesos, el proyecto contó con el apoyo de American Express, que aportó $ 937.104 a través del Programa de Mecenazgo Cultural porteño y dentro de su programa de responsabilidad social empresaria.
"No es un lifting, es una restauración, una conservación para que luzca otros cien años en lo posible. Esta obra completa una gran tarea de restauración integral del museo que empezó hace 20 años, en 1992, con la puesta en valor del portón y la reja de entrada", contó ayer a LA NACION el director del museo, Alberto Belluci.
Las siguientes restauraciones incluyeron la fachada sobre Pereyra Lucena y la terraza, al mismo tiempo que se renovaban todos los interiores.
"Al decir que culmina no quiere decir que se termine -aclaró Belluci, director desde hace 21 años del museo-. Aquí todo está en terapia intensiva."
La actual puesta en valor se ocupó de las fisuras, las caídas de molduras, los balaustres deteriorados y los hierros corroídos, según explicó el director. "El frente había que hacerlo todo junto. Nada se había hecho desde 1918 y el agua de lluvia, más la polución, lo fue desgastando. Otro tema son las palomas, que nos obligaron a poner un tejido metálico para que no aniden en las axilas de los angelitos y en todos los rincones", añadió.
Además de American Express como sponsor, Belluci destacó que se han sumado el Fondo Nacional de las Artes, Paolo y Agustino Rocca y la Asociación de Amigos del Museo.
La dirección de la obra en Buenos Aires estuvo a cargo de los arquitectos Eduardo Lanús y Pablo Hary, sobre la base de los planos enviados por Sergent desde París. La mayoría de los materiales utilizados viajaron desde Francia.
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