El misterioso templo neoclásico escondido en un pasaje céntrico que cambiará de destino
Se trata de una antigua iglesia protestante de estilo neoclásico y ladrillos a la vista, a metros de la Plaza San Martín, en Retiro, que fue vendida en 2017
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PARA LA NACIONVirginia Mejía
En un pasaje porteño muy poco transitado se oculta una pequeña perla arquitectónica casi desconocida. Se trata de una antigua iglesia de estilo neoclásico y rojizo a metros de la Plaza San Martín. En Retiro es el único templo cuyo credo no es católico. ¿A quién pertenece? ¿Cuándo y por qué lo construyeron? ¿Quiénes acudían a los ritos que se realizaban en su interior? ¿Hasta cuándo funcionó como lugar de culto? ¿Qué destino tendrá de ahora en más?
En el elegante Pasaje Sargento Cabral, una calle de una sola cuadra que nace en Suipacha y desemboca en Esmeralda, pasa desapercibido entre edificios revestidos de Piedra París un templo de escasa altura y ladrillos a la vista. Es una construcción protegida desde el año 2009 por ser patrimonio histórico de la ciudad de Buenos Aires, pero que fue vendida a privados en el 2017. Si bien hay indicios, su destino es aún incierto: la inscripción original en la cartela del friso que desde principios del siglo XX decía Second Church of Christ Scientist, fue cambiada, de pronto, por otra que dice Mansión Fun Time.
En una recorrida de LA NACION por la zona de la Cancillería, los vecinos aseguran que hasta hace poco veían mujeres ancianas entrar y salir del templo donde aún se oficiaban misas en inglés con un antiguo órgano. Ahora se ven obreros trabajando sigilosamente en el interior, sin un cartel de obra que explique su destino.
Según Juan Antonio Lázara, especialista en patrimonio religioso, “su valor radica en su estilo neoclásico georgiano muy de moda en Estados Unidos a partir de la Exposición Internacional del Centenario de 1876”. El templo se inauguró en 1930, en pleno auge constructivo de iglesias también católicas y otras tipologías industriales que ostentan el ladrillo como revestimiento. Sus arquitectos conformaban el estudio Calvo, Jacobs y Giménez, uno de los primeros que en la década del 20 se volcó a tendencias más cercanas al mundo anglosajón que a Francia, agrega el profesor.
Él está alarmado por el cambio de la inscripción: “Denota una clara frivolización de lo sagrado, a tono con lo que sucede en Estados Unidos e Italia donde templos de 400 e incluso 500 años de antigüedad se transforman en salones de fiestas”.
El ingreso al templo está prohibido. Sin embargo, al asomarse desde una de puertas de madera laterales se percibe cómo las paredes fueron pintadas de colores. El arquitecto Ezequiel Casullo, a cargo de las reformas, explica: “Somos de Firenze Viajes, no tiramos nada abajo. Es un edificio hermoso. No vamos a hacer una discoteca, sino un salón cultural”.
Firenze Viajes es una empresa dedicada a tours de chicas de 15 años a Disney World desde hace 30 años. Lily Miedvietzky, presidenta de la firma, admite que recibieron muchas denuncias de los vecinos: “No entendemos por qué están preocupados. Tenemos inspecciones del Gobierno de la Ciudad cada tres días. Vamos a utilizar el lugar como un salón de reuniones, no para hacer fiestas”, aclara.
Respecto de la modificación de la fachada asegura que fue respetada: “La inscripción original no fue borrada, sino que le agregamos la nuestra encima”.
Según Lázara, la intervención fue incorrecta, la inscripción formaba parte indivisible del edificio. La cartela tenía un gran valor patrimonial dada la belleza de su tipografía y su valor epigráfico.
Por su parte, fuentes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires señalan, sin brindar más detalles, que la obra está registrada en la Dirección General de Registro de Obras y Catastro. “Lo que se está ejecutando es lo que inspeccionó la agencia y lo que está en los planos. No se pidió habilitación aún, ni para salón de fiestas, ni de eventos”, precisaron.
“Lo compró una empresa de turismo, pero con la pandemia las obras estuvieron paradas”, dice Enrique Cánepa, vecino del pasaje. “Esperamos que no nos pongan un salón de baile. Le cambiaron el nombre por Mansión Fun Time y eso nos hace sospechar”, remarca, señalando la fachada donde es notoria una reciente lavada de cara. Los ladrillos parecen brillar.
Estos testimonios se suman al de otro vecino, José González Eiras, que denuncia que “en el inmueble situado en el pasaje Sargento Cabral 847 se detectan irregularidades ya que no corresponde la zona para efectuar un salón de fiestas”.
Protestantismo
En cuanto a su origen, la Segunda Iglesia de Cristo Científico es una de las muchas corrientes del protestantismo surgidas en la segunda mitad del siglo XIX. Se encuentra inscripta en el Registro Nacional de Cultos con el número 623. No debe confundirse con la Cienciología, de la segunda mitad del siglo XX, propietaria del edificio de la calle Sarmiento de la Unión Operai Italiani, en mal estado de conservación.
¿Pero cómo es que la Iglesia de Cristo Científico funda uno de sus templos en la zona Retiro siendo que allí proliferan las parroquias católicas? Hacia fines de siglo XIX y principios del XX, cuando el mundo anglosajón estaba en expansión colonial e industrial, se fundaron varias religiones similares al metodismo. A la Argentina llegaron industrias inglesas y, en menor medida, norteamericanas, y así surgieron cultos para atender a esta población. Las nuevas religiones buscaron abrirse a grupos étnicos no anglosajones predicando no solo en inglés, sino también en castellano.
“Hacia 1910 y 1920 había mucha competencia por la clientela de inmigrantes y la iglesia del Cristo Científico surge en este contexto. En la ciudad de Buenos Aires la primera de ellas funcionó en la Casa Suiza, hoy demolida, y la tercera se encuentra en el barrio de Constitución, L. S. Peña 1626 y hasta hace algún tiempo algo activa. Las llaman primera, segunda o tercera, etc. según los locales que les donan y donde luego fundan templos”, agrega Lázara, que también es doctor por la Universidad de Buenos Aires.
Esta proliferación de templos protestantes en diferentes barrios llegó Retiro con la Segunda Iglesia de Cristo Científico, una perla escondida en un barrio de once iglesias católicas: Basílica del Santísimo Sacramento; Catedral San Marón Paraguay; Eparquia Maronita S. Charbel; Jesús María; Iglesia Sagrado Corazón de Jesús; Instituto del Inmaculado Corazón de María; Parroquia Cristo Obrero; Parroquia Madre Admirable; l Parroquia Ntra. Sra. de las Victorias; Parroquia Nuestra Señora del Socorro y Parroquia San Marón.
De todos modos, Buenos Aires es una ciudad reconocida por su gran cantidad de iglesias emblemáticas de diferentes credos, desde sinagogas hasta catedrales ortodoxas. ¿Continuarán siendo espacios sagrados, o mutarán para tener destinos ajenos a lo religioso tal como temen los expertos?
Por Virginia Mejía
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