Ecoparque: nació un tapir, una especie considerada vulnerable a la extinción
Una cría de tapir macho nació el miércoles pasado en el Ecoparque porteño con un peso apenas superior a los cuatro kilos. Se trata de una especie considerada vulnerable de extinción en la Argentina, de amplia distribución en selvas, espinales y humedales de Sudamérica. Este animal es el mayor herbívoro terrestre que habita suelo argentino en cuanto a peso, adaptable y nativo del Norte de nuestro país.
El tapir fue bautizado como Jacinto en honor a una flor autóctona de Corrientes, donde fue concebida la cría; tanto los jacintos como los tapires son especies muy ligadas al agua. Su nacimiento se dio en el marco del programa de conservación llevado a cabo por el Ecoparque que cuenta con la participación de Rewilding Argentina y de Conservation land Trust (CLT), organizaciones con las cuales se está trabajando en encontrar un ambiente natural adecuado para liberar a los ejemplares rescatados de Corrientes.
Chicha, la tapir hembra, tuvo un parto normal, sin ninguna lo cual permitió que pudiera parir sin requerir la intervención de veterinarios. Desde el nacimiento Chicha se encarga de atender a la cría: lo ayudó a levantarse y a mamar inmediatamente después del parto como sucede en la naturaleza. El equipo veterinario y de cuidado animal están pendientes de que todo siga adelante acorde a lo esperado para la especie.
"El nacimiento de este tapir es un gran acontecimiento porque explica uno de los grandes pilares del Ecoparque de hoy, un espacio de conservación de la fauna autóctona del país. El crecimiento de la cría se está realizando con el menor contacto humano para así poder devolverlo a su espacio natural lo antes posible y con mayor capacidad de éxito", explicó Eduardo Macchiavelli, secretario de Ambiente de la Ciudad.
El tapir se extinguió de la provincia de Corrientes durante el siglo XX. De acuerdo con el grupo de especialistas en tapires de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), las cuatro especies de tapires son candidatas ideales para programas de reintroducción o traslocación. Esta afirmación está basada en que los tapires son altamente adaptables a cambios de dieta, de condiciones ambientales y de hábitat y por lo tanto presentan potencial para superar los mayores desafíos enfrentados por los animales relocalizados. Son excelentes nadadores y buceadores, y también se mueven velozmente en tierra. Tienen una longevidad de 25 a 30 años.
Durante el día suelen moverse dentro de bosques y en la noche salen hacia zonas más abiertas como matorrales o pastizales, ríos y lagunas. Cuando los días son muy calurosos, pasan largos períodos de tiempo sumergidos en el agua. El tapir prefiere los bosques en regeneración respecto a los bosques maduros, probablemente ocurre por la mayor abundancia de especies vegetales pioneras, las cuales son más palatables y con menos estructuras de defensa. También prefieren los sectores de palmares.