Dos meses después del último remate, el predio de más de 30 hectáreas está custodiado por la Policía de la Ciudad y se convirtió en un depósito de vehículos judicializados; el proyecto de un parque temático está lejos de concretarse
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Los corrales están vacíos, ya no hay movimientos de camiones que trasladan el ganado y las pasarelas se ven desoladas, sin botas ni alpargatas que impriman los pasos de los consignatarios que durante más de 120 años las caminaron mientras monitoreaban desde arriba los lotes de animales. Dos meses después del último remate que se realizó en el exMercado de Hacienda de Liniers, ubicado en el barrio de Mataderos, el predio porteño quedó postergado en un limbo jurisdiccional que impide el desarrollo de un proyecto de reconversión y no ofrece certezas sobre su futuro.
Del tránsito de vacunos a depósito de autos abandonados que se retiran de la vía pública o por causas judiciales. Esa es hoy la única transformación del espacio de 33 hectáreas donde se pensaba instalar un parque temático relacionado con la actividad rural, las tradiciones argentinas, la carne y la cultura, acompañado por un polo gastronómico, para lo cual se aprobó una ley en la Legislatura de la ciudad, en noviembre de 2019.
El cuestionado traspaso de esas tierras, y otros terrenos públicos, de Nación a Ciudad en los últimos días de la presidencia de Mauricio Macri provocó una explosión en el primer tramo de la gestión de Alberto Fernández y la marcha atrás de esos acuerdos que se habían firmado para sobrellevar los compromisos económicos adquiridos para la construcción del Paseo del Bajo. Mientras Nación y Ciudad siguen hoy acercando posiciones, en un diálogo que comenzó hace más de dos años, para devolver esas propiedades a la órbita nacional, el predio se encuentra custodiado por la Policía porteña para evitar usurpaciones y ocupaciones ilegales, el gran temor de los vecinos de la zona y de los gobiernos.
Por esta razón el exMercado de Hacienda se encuentra hoy bajo la órbita del Ministerio de Justicia y Seguridad de la ciudad con el fin de darle diferentes usos y mantenerlo en actividad. El depósito de autos fue el destino inicial elegido, aunque quizás en los próximos meses se encuentren otras funcionalidades entre sus corrales y pasarelas.
Toda la actividad de los consignatarios se trasladó al nuevo Mercado Agroganadero (MAG), sobre la ruta 6, en el partido bonaerense de Cañuelas, en un predio de 110 hectáreas con una capacidad para albergar 12.000 cabezas de ganado vacuno diarias. En Mataderos, el mercado había abierto oficialmente el 1° de mayo de 1901 aunque la faena de animales, las carnicerías y la industria vinculada con la carne ya eran una práctica informal en la zona.
Con 55.000 de metros cuadrados de pisos de hormigón para la hacienda, cuatro hectáreas de techo de acero para 450 corrales de venta y 2750 metros de pasarelas aéreas, fue considerado uno de los mercados más avanzados del mundo para la época. A tal punto que fue comparado con el Mercado de Hacienda de Chicago, en los Estados Unidos, por la cual la zona aledaña también se denominó Nueva Chicago, nombre que años más tarde adoptó el club de fútbol.
Los consignatarios de hacienda más veteranos recuerdan que las épocas más prósperas del mercado fueron entre los años 30 y 50 cuando entraban de 20.000 a 25.000 cabezas de ganado por día, con jornadas récord que alcanzaron las 36.000; en los últimos días de operación la actividad no superaba las 10.000 cabezas diarias. A pesar que se concretó hace dos meses, la mudanza comenzó a tomar forma en 2006 cuando la Ciudad de Buenos Aires prohibió, a través de la ley 622, el ingreso de ganado en pie a la jurisdicción. Desde ese momento hubo 17 postergaciones hasta que se concretó el traslado a Cañuelas.
“Fue la muerte de la zona porque el mercado le daba vida”, se queja Juan Carlos Machado, que desde hace 35 años tiene un kiosco cerca del ingreso principal, sobre el traslado de la actividad. “Hablaron de un parque temático, de un barrio de casas sociales y no sé cuántas cosas más, pero esto está cerrado. Son las 10 de la mañana y la zona está muerta; antes del traslado todos los días había 400 o 500 personas. El bar Oviedo, en la esquina, durante 10 años estuvo abierto las 24 horas. Hoy abre solo los domingos”, relata sobre la nueva actualidad de la zona.
Su percepción se repite entre el resto de los comerciantes del lugar, sobre todo aquellos instalados sobre la avenida Lisandro de la Torre. “Hay un 90% menos de movimiento y de venta”, dice con crudeza Guillermo Ventura, propietario de la talabartería Casa Galli. “Ojalá se arme un circuito turístico, como en La Boca o Palermo, para que los turistas vengan y nos salven. Ahora nos sentimos abandonados”, suelta el hombre mientras espera la llegada de clientes.
Cerca de ese local la situación es igual de compleja. “Hay un 20% menos de ventas porque la clientela más fuerte era la del mercado, delivery o en el salón. Durante la semana puede tener cuatro o cinco mesas; los domingos de feria levanta un poco, pero con un solo día no me alcanza”, dice Gabriel Lupoi de la parrilla La Taba. “Hay dudas por lo que pueda pasar con el predio. Siempre está dando vueltas el temor a una ocupación ilegal”, agrega.
Nuevos usos
Esas tierras son de dominio nacional, pero en noviembre de 2019 formaron parte de un traspaso que incluyó una treintena de propiedades que la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE) cedió a la Ciudad. El movimiento se encuadraba en un convenio por el financiamiento de las obras del Paseo del Bajo que se realizó con un crédito otorgado por la Comisión Andina de Fomento (CAF). En este acuerdo la Ciudad proponía vender esas tierras y obtener dinero para pagar el crédito internacional, pero cuando asumió la presidencia Alberto Fernández la misma AABE dio marcha atrás y el traspaso definitivo se frenó.
En silencio y con perfil bajo, la Nación y la Ciudad comenzaron a negociar la devolución de esas propiedades que incluyen, entre otras, las playas ferroviarias de Palermo y Caballito, y el exMercado de Hacienda de Liniers. A cambio el gobierno nacional se comprometió a asumir la deuda de 175 millones de dólares para financiar el Paseo del Bajo, un acuerdo que parece firmar el certificado de defunción del parque temático de la tradición en Mataderos a pesar de la ley de reconversión aprobada en 2019.
“Esto es una decisión política, de Horacio [Rodríguez Larreta] y Alberto [Fernández]. Se trata de un espacio muy emblemático y enorme en un lugar donde no hay tierras disponibles”, deslizan en el gobierno nacional. La preocupación, dicen, es lo que pueda ocurrir con esas tierras si no tienen utilidad pública. Al igual que los vecinos, el fantasma de la ocupación ilegal y la creación de un barrio de emergencia crece en un contexto de creciente conflictividad social.
“Con el objetivo de evitar posibles intrusiones el predio fue cedido al Ministerio de Justicia y Seguridad de la ciudad para su custodia. Se implementaron servicios especiales de la Policía de la Ciudad, se reforzó con cámaras el perímetro y se sumó seguridad privada en el predio de manera constante”, explicaron desde el gobierno porteño sobre la actualidad del exMercado de Hacienda.
Los vehículos judicializados o pertenecientes a infractores permanecerán custodiados y en la zona de lo que fueron los estacionamientos de los consignatarios. “Un vehículo que se encuentre bajo custodia por una causa judicial podrá permanecer, según la ley 26.348, como máximo seis meses; mientras que un vehículo que haya sido abandonado en la vía pública podrá permanecer un máximo de 15 días una vez que se hubiera notificado a su propietario”, indicaron desde el ministerio. Esta es, por el momento, la única utilidad del enorme predio.