De la pobreza a Berlín gracias a la música
Diez adolescentes que integran orquestas juveniles en barrios vulnerables viajaron para perfeccionarse en un conservatorio alemán
Invitados de honor a un curso de perfeccionamiento en el prestigioso Conservatorio Leo Kestenberg, de Berlín, la experiencia fue una lección para la vida más que una clase de música para diez chicos que viven en la Villa 31, Villa Lugano, Mataderos, Constitución y otras zonas vulnerables.
Una decena de músicos adolescentes que estudian en el Proyecto de Orquestas Infantiles y Juveniles de la Ciudad viajaron dos semanas a Alemania para incorporarse a las clases y ensayos de la Musikschule Leo Kestenberg de Berlín.
De regreso, el balance no podría ser más positivo. LA NACION los acompañó en el último ensayo en la orquesta de Villa Lugano, el sábado por la tarde. Están exultantes. Aceleradísimos, cuentan felices la experiencia. Hablan todos juntos, se ríen cómplices al recordar las anécdotas del viaje.
Gonzalo Idiart (18 años, clarinete), Ayelén Angulo (16, chelo), Florencia Pirreco (13, corno), Macarena Figueredo (18, trompeta), Axel Juárez (18, trombón), Pamela Zárate (18, violín) y Sara Lugos (12, flauta traversa), de Retiro; Roger Sequeli (14, percusión) de Mataderos, y Lucas Velásquez (14, contrabajo), de Flores, contaron su travesía a LA NACION. Estuvo ausente Carolina Fernández (18, flauta traversa), de Lugano, la décima integrante del grupo que viajó.
Los chicos viven en barrios complicados y fue su primera experiencia en muchos sentidos: dejar la casa familiar, tomar un avión, moverse solos en una ciudad tan grande y cosmopolita como Berlín. Todo, desde que llegaron a Ezeiza para volar a Europa, resultó una lección para estos jóvenes.
Para los responsables del programa también fue una prueba inolvidable. Es el primer viaje que hace un contingente de miembros del programa. "Fue un antes y un después. Fue muy importante para ellos, y no sólo desde lo musical. Como se albergaron en casas de familia, fue una experiencia increíble. Hubo adopciones mutuas: las familias los adoptaron a ellos y ellos fueron parte de las familias", contó la subcoordinadora del programa y coordinadora de la orquesta de Villa Lugano, Beatriz Fuchs.
"Vimos que pudieron sostener perfectamente el nivel que hay allá. Es un chequeo para nosotros que nos demostró que estamos en buen rumbo, con un muy buen nivel de trabajo", agregó la profesora de música. El programa gubernamental, que empezó en 1998, concentra sus actividades los sábados, cuando los chicos tienen cuatro horas de ctividad entre clase y ensayo. Durante la semana tienen dos clases y otros dos ensayos (ver aparte).
Para muchos, esta experiencia es el pasaporte a un futuro mejor. "Algunos son docentes, otros audicionan en orquestas -explicó Fuchs-. Muchos eligen esto como profesión, aunque no es el objetivo del programa, ya que la idea es acercarlos a la música desde chicos para que puedan vivir una experiencia artística gratuita."
La iniciativa busca integrar a chicos de sectores sociales vulnerables y fomentar en ellos la experiencia colectiva del modelo orquestal. No importa si vienen de realidades difíciles. "Nos olvidamos de la procedencia y trabajamos con la mayor exigencia, tienen los mejores maestros. La música iguala, y si hacen de ella una profesión pueden emerger de sus lugares de origen", destacó Fuchs.
"Todo es muy diferente, muy tranquilo", dijo Macarena. "Nos imaginábamos una ciudad toda de asfalto pero hay muchos parques, no hay ruido como acá y está lleno de bicis", contó Ayelén. Los chicos afirmaron que las diferencias van mucho más allá de las cuestiones urbanas. "Todos tienen acceso a la música, tienen instrumentos y toman clases aunque no sean músicos, tienen muchas posibilidades. También vimos que son muy respetuosos y amables. Nos decían que ellos no hacen lo que no les gusta que les hagan, así que no hay prejuicios, cada uno anda como quiere", se asombró Ayelén.
El idioma no fue obstáculo. Aunque algunos hablaban inglés, otros se las ingeniaron sin problemas. "Uno de los que no hablaban nada de inglés me contó que la primera noche se quedó hablando con sus anfitriones hasta la una de la mañana... «¿Cómo hiciste?», le pregunté. «Con un Google y un traductor en Internet nos entendimos», me dijo. Crearon vínculos hermosos, inolvidables", señaló Fuchs.
Los chicos fueron invitados por la Alcaldía de Berlín, dentro de un convenio de cooperación que la ciudad europea mantiene con el gobierno porteño, que se encargó de organizar la gira, financiar y gestionar los pasajes y gastos de estadía para los jóvenes músicos y los tres profesores acompañantes.
"Todo es tan perfecto y lindo que es fácil acostumbrarse", rio Axel. Ante la pregunta de si quieren volver, el sí fue unánime. El viaje fue tan positivo que evalúan darle continuidad al intercambio.