Critican la decisión de poner restaurantes en las antiguas jaulas del zoo
Es una iniciativa del gobierno porteño; las asociaciones protectoras de animales dicen que lo transformará en un "shopping-patio de comidas al aire libre"
Organizaciones nacionales e internaciones dedicadas a la protección de los animales criticaron la decisión del gobierno porteño de instalar restaurantes dentro de las históricas jaulas del zoológico de Palermo, como parte de su reconversión en ecoparque. Los ambientalistas rechazan la posible transformación del predio en un negocio gastronómico e inmobiliario, en tanto las autoridades del zoo argumentaron a LA NACION que la Ciudad no puede hacerse cargo de la puesta en valor de los edificios en mal estado. Las concesiones a privados de 21 jaulas y por 30 años, dijeron, son necesarias para garantizar la provisión de alimentos y bebidas a las familias que visiten el lugar.
"La transformación de una institución con fauna silvestre en un shopping-patio de comidas al aire libre no guarda relación alguna con los estándares internacionales de bienestar animal a los que alude la ley que impulsó el mismo gobierno porteño", señaló en un comunicado la coalición integrada por la Wildlife Conservation Society; las fundaciones Temaikèn, Ambiente y Recursos Naturales, Vida Silvestre, Azara, Veterinaria Argentina, Hábitat y Desarrollo, Biodiversidad Argentina y Aves Argentinas; la Sociedad de Medicina Veterinaria, el Consejo Profesional de Médicos Veterinarios y la Asociación Amigos del Oso Polar Arturo y de los Animales Dependientes de Humanos. Según la ley 5752, durante la reconversión en ecoparque -postulado como un espacio sin animales exóticos- se debe priorizar el bienestar de las especies.
Son las mismas ONG que habían sido convocadas por la Ciudad para asesorar y acompañar el proceso de cambio, pero que ante reiterados incumplimientos oficiales a los lineamientos propuestos optaron por hacer oír su voz en defensa de los animales.
Desde la Fundación Temaikèn, aseguraron que no fueron consultados sobre el proyecto para dar en concesión los históricos recintos. Doce de los 21 todavía están ocupados por los cebúes, los elefantes, las jirafas y las serpientes, que aún no tienen destino alternativo fuera del zoo. "No entendemos el apuro. Hacen todo al revés. Primero concesionan los edificios históricos y luego se habla sobre los animales", dijo Eduardo Francisco, director científico de la entidad. "¿Actividades alternativas para el visitante? ¿Qué significa esa frase del proyecto de ley? Son expresiones tan vagas que abren la puerta a propuestas inapropiadas y negativas sobre el bienestar animal", concluyó.
Guillermo Harris, director en la Argentina de Wildlife Conservation Society, organización a cargo de los cuatro zoológicos de Nueva York, consideró: "Se debe preservar el bienestar de los animales, embajadores de sus congéneres en ambientes naturales cada vez más reducidos. De ahí que su rol sea clave para generar conciencia sobre la fauna en estado natural".
Hoy, el predio todavía está habitado por unos 1300 animales, que convivirán con demoliciones y nuevas obras; hasta el momento se derivaron 350, que en su mayoría habían llegado por confiscaciones de la Dirección Nacional de Fauna Silvestre. "Imaginemos los camiones entrando y saliendo, repartiendo insumos, las toneladas de basura, la contaminación sonora. Todo en un lugar que aún alberga animales y cuyos destinos de traslados aún son el mayor interrogante", dijo Malala Fontán, de SinZoo, entidad que impulsa la abolición de los zoológicos. "El oficialismo se llena la boca de palabras como bienestar animal, pero avanza con un proyecto atroz tanto para el predio como para los animales, que cada vez tendrán menor espacio", denunció.
Según la iniciativa, se darán en concesión los 21 edificios y su superficie lindante. También se autorizaría la concesión de nuevos espacios cubiertos y descubiertos, lo cual significaría que las construcciones ocuparían la cuarta parte del total del predio de 18 hectáreas.
La iniciativa lleva las firmas del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y del saliente ministro de Modernización Andrés Freire. Fue presentada hace más de un mes y aprobada en las comisiones a las que fue girada. Si bien se había previsto su tratamiento en la sesión de hoy, por la polémica suscitada y la dificultad del oficialismo para obtener los votos necesarios, el tema quedará finalmente fuera del debate parlamentario del día. Mientras, desde agosto el predio permanece cerrado al público con el objetivo de que avance la reconversión.
En un comunicado, el gobierno porteño respondió las críticas de la coalición de ONG. Adujo que las licitaciones son necesarias "dado el alto costo que implica recuperar y poner en valor el riquísimo patrimonio arquitectónico del parque". Además aludió a "un uso responsable y eficiente de los recursos económicos del Estado, teniendo en cuenta las diversas prioridades que deben atenderse en la ciudad", sin especificar cuáles serían dichas prioridades. Con respecto a la instalación de locales gastronómicos, la intención es "brindar servicios básicos indispensables para la experiencia en el parque -se indicó, sin detallar esas vivencias-. Al ser un paseo que propondrá a la familia pasar varias horas del día en su recorrido, debe garantizar servicios que ofrezcan comida y bebida". Sin embargo, la zona de Plaza Italia, donde está el predio, es uno de los lugares de la Capital con mayor cantidad de bares y restaurantes, en los que los visitantes podrían consumir, afirman quienes cuestionan la norma.
El paseo está próximo a cumplir 150 años y es monumento histórico nacional por conformar un conjunto arquitectónico y paisajístico único. Sin embargo, desde la Comisión Nacional de Monumentos y Sitios Históricos dijeron a LA NACION que no fueron consultados sobre el nuevo plan. Uno de los recintos más valiosos desde el punto de vista patrimonial, incluido en el lote por licitar, es el de los elefantes, obra del arquitecto Emilio Cestari y construido en 1904 en imitación de los templos de la India. Otro tanto sucedió con el resto de los edificios, que copiaron el estilo del país de origen de los animales que iban a habitarlos.