Crisis del cuero: la debacle de los polos comerciales de la ciudad
En la Capital, numerosas casas de la peatonal Florida y de la calle Murillo están vacías de turistas; varios comercios cerraron y los que permanecen abiertos tienen muy pocos empleados
Como un desafío al calentamiento global, los dos polos de la venta de artículos de cuero, Murillo y Florida, se congelan cada día más. En efecto, según admiten muchos de los comerciantes de esas dos calles emblemáticas, las ventas se enfriaron tanto durante 2015 que varios lo consideran el peor año en décadas. El alto aumento del precio del cuero, la caída general del turismo (en particular, del brasileño) y cambios en los gustos del público son algunas de las principales causas que explican la desesperada situación que atraviesa el rubro.
"En los últimos dos años, las ventas cayeron alrededor del 50%. Y en los 40 años que mi familia lleva dedicada a este rubro, 2015 fue el peor de todos", se lamenta Elizabeth, de la tienda Tríptico, en Murillo 684.
En igual sentido se expresó Ana Villar, gerenta de marketing de la prestigiosa y sofisticada Casa López, ubicada en Marcelo T. de Alvear y Florida, frente a la Plaza San Martín. "Desde su fundación, en 1943, el último año fue, quizás, el peor año en nuestra historia."
Según explican muchos de los comerciantes de Florida y Murillo, en los últimos tiempos el costo del cuero trepó por encima de la inflación. Una primera explicación de este fenómeno se encuentra en la disminución de las cabezas de ganado: "Hoy, en la Argentina hay un 17% menos de stock ganadero, producto de las políticas aplicadas por la administración kirchnerista", afirmó a LA NACION Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra).
Luego, el valor de los artículos de cuero depende del precio del dólar. Aunque la mayoría de la materia prima que se emplea es argentina, los mejores cueros son curtidos -tratamiento y preparación de la piel del animal- en España e Italia. Y los que son curtidos en la Argentina requieren productos químicos importados.
De modo que la devaluación impulsada por el gobierno argentino en enero de 2016 incrementó aún más los costos de producción.
Por otro lado, el flujo de turistas y sus gastos decrecieron durante 2015. Según un informe del Observatorio Turístico de la Ciudad de Buenos Aires, durante el tercer trimestre de 2015 se redujo un 10% la cantidad de visitantes extranjeros en la ciudad, en tanto que su gasto total registró una variación interanual negativa del 14,2%.
"El mejor cliente siempre fue el brasileño, pero desde que Brasil devaluó ahora nuestros precios les quedaron inalcanzables", se queja Enrique, de la tienda Leopardo, en Florida al 900. En efecto, en 2015 Brasil sufrió una fuerte devaluación y el real cayó al valor más bajo desde su implantación, en 1994. "El 80% de mi clientela es brasileña -calcula Enrique-, mientras que el 20% restante se reparte entre argentinos, chilenos y estadounidenses."
Una calificada fuente del Puerto de Buenos Aires que trabaja cotidianamente con cruceros explicó a LA NACION que muchos de los brasileños llegados en los últimos meses casi no consumen: "Los turistas brasileños llegan sin plata. Muchos de ellos compraron sus cruceros hace más de un año, antes de la fuerte devaluación del real".
Y si hasta hace un año los brasileños regresaban a los cruceros cargados de bolsas de compras, ahora vuelven muy ligeros, apenas con una bolsita de alfajores Havanna.
Aunque la época fuerte de los cruceros es de diciembre a marzo, sin embargo, según pudo comprobar LA NACION en una recorrida por Florida y Murillo, la mayoría de los locales no tienen clientes.
Si los turistas extranjeros no consumen, los porteños tampoco. Y a pesar de los esfuerzos desesperados de muchos comercios por atraer clientes mediante atractivas promociones, las ventas no repuntan. Y estos polos están vacíos. "Nosotros, además del programa Ahora 12, ofrecemos descuentos para las tarjetas de crédito, promociones de distintos bancos y descuentos especiales propios. Pero los argentinos no están consumiendo ni con todas estas facilidades", se quejó una comerciante de Florida.
Según explica Ana Villar, de Casa López, el público de los cruceros es de un poder adquisitivo medio, que "busca precio" en Florida y en Murillo, y se compone sobre todo de brasileños; en tanto que la clientela vip -que gasta más fuerte- proviene de Europa, EE.UU. y México.
La crisis de la industria del cuero también se expresa en la cantidad de personas que emplean los comercios del rubro: "Hasta hace ocho o nueve años, en el local teníamos 10 empleados fijos; pero ahora hay sólo dos", compara Elizabeth, de la tienda Tríptico. Lo mismo ocurrió en el local de Murillo 626, donde Vanesa recuerda que hasta 2008 empleaban a siete u ocho personas, mientras que ahora apenas a dos.
"En la calle Murillo, durante 2014 y 2015, cerraron varios locales. Abrían y después de cuatro meses debían cerrar", recuerda Elizabeth, de Tríptico. Lo mismo ocurrió en Florida.
Sin embargo, muchos de los comerciantes consultados en Florida y Murillo abrigan la esperanza de que si el Gobierno logra controlar la inflación y se recompone el poder adquisitivo, el público local consumirá cuero otra vez, en tanto que el turismo extranjero volverá a elegir la Argentina como destino.